¡Basta de lamentos! Barei pagó no llevar los deberes hechos a Eurovisión
La misma canción que el pasado año. Y nunca mejor dicho. Desde España se crea un importante hype en torno a nuestra candidatura en Eurovisión y la realidad termina pegando fuerte. La caída de Barei a mitad de su actuación terminó siendo premonitoria: puesto 22 de 26 países.
De nada sirvió que los medios acreditados en Estocolmo y expertos en Eurovisión avisaran del más que probable descalabro de nuestra representante tras ver los primeros ensayos. En España se prefiere hacer oídos sordos a pesar de que los que advierten sean personas que llevan años viviendo el festival desde dentro, que conocen su idiosincrasia y sus trucos.
En España se prefiere hacer oídos sordos a la opinión de los expertos
Lo nuestro es siempre lo mejor. El maldito chovinismo. Nuestro sentimiento patriota nos impide ver cuáles son los errores y limitaciones, que nuestros gustos u opiniones no son mejores que la de nuestros vecinos. Y sí, la de Ucrania era la mejor propuesta de la noche, la más diferente, la más natural, la más desgarradora. Pero quizá desde el sofá de casa es difícil tener una visión mucho más europeísta que la que se tiene desde el estadio donde se celebra.
La verdad era la que era. Barei acudía a Estocolmo sin los deberes hechos e iba a terminar pagándolo muy caro. Su canción era sobresaliente. De las mejores que ha mandado nuestro país en los últimos años. Y, además, en inglés. Pero, desde hace unos años, en Eurovisión no sólo importa el tema. También es crucial la puesta en escena. No olvidemos que se trata de televisión. Del mayor espectáculo de televisión a nivel europeo.
Y, ahí, Barei no estuvo a la altura. Falló en su estrategia. Prefirió darle su sello personal (y el de su novio) en vez de contar con profesionales entendidos en la materia. Una infravaloración del nivel de exigencia que requiere un certamen así que la audiencia europea no le ha perdonado. A Eurovisión no se puede acudir con una puesta en escena más propia de Música sí que de un gran show como éste porque se termina pagando. ¿Por qué Armenia sí y España no? Ar-me-nia.
Como bien decía hace unos días Francisco Bolado en La información, lástima que en el año en el que España presenta una canción por fin festivalera que arrasará este verano en las discotecas, que se atreve a cantar en inglés pese a las críticas y que cuenta con una cantante con personalidad, todo lo demás sea un desastre.
TVE necesita savia nueva en Eurovisión. Y la necesita YA.
¿Y qué hacemos a partir de ahora? ¿Hubiéramos quedado mejor con una propuesta latina como la de María Isabel o Salvador Beltrán, que fue precisamente el más votado por el jurado internacional en la preselección española?
Probablemente. Acudir con una canción en inglés es positivo para que se entienda el mensaje. Pero, por otro lado, se corre el peligro de que nuestra apuesta quede diluida entre tanta propuesta. Un inconveniente que una propuesta patria bien armada puede evitar. Recordemos, por ejemplo, el caso de David Civera. O veamos el éxito europeo de Álvaro Soler.
Sea como fuere, lo cierto es que TVE necesita un cambio urgente en sus responsables de Eurovisión. No puede ser que en la última década las mejores posiciones obtenidas hayan sido los décimos puestos de Ruth Lorenzo y Pastora Soler. Eurovisión necesita savia nueva. Y la necesita ya.