La RAI prohíbe los grandes escotes y las minifaldas delante de las cámaras
Sobriedad y contención. La radiotelevisión pública italiana ha impuesto nuevas normas a sus presentadores y presentadoras que prohíben las prendas ajustadas, las minifaldas, los vestidos de tubo y, sobre todo, los grandes escotes delante de las cámaras.
Cuando la luz roja se encienda, ninguna presentadora podrá enseñar más de lo estrictamente necesario. La nueva directora de la RAI, Daria Bignardi, ha reunido a los jefes de vestuario para dictarles las nuevas normas. A partir de ahora, sus presentadores vestirán de forma sobria, con pantalón o con falda hasta la rodilla. Respecto a los tacones, lo más bajo posible.
Y aquí no se acaban las nuevas normas: las presentadoras podrán llevar pendientes, pero deben ser pequeños y poco vistosos para los espectadores. Respecto a los broches y los collares, deben guardar sobriedad y no destacar mucho delante de las cámaras.
Se trata de una información que debía permanecer en secreto y ser una circular interna en la televisión italiana. Sin embargo, las fuertes medidas que se han implantado ha hecho que esta información no tarde mucho en ver la luz.
Según fuentes de la televisión pública italiana, estas fuertes medidas de imagen se han implementado para intentar que sus presentadores no caigan en el mal gusto o en prendas demasiado sensuales que le resten seriedad a la información.
"Se debe vestir con respeto hacia el público y tener una cierta elegancia. Prefiero las camisas cerradas a los escotes", decía la presentadora Eleona Daniele, quien confiesa que en televisión "no sirve la sobreexposición".
La decisión de la RAI no ha pasado desapercibida para la política del país. Daniela Santanché, de Forza Italia, ya se ha mostrado en contra de esta nueva normativa, asegurando que son "reglas del soviet" y que la RAI está en manos del líder coreano Kim Jong-un. "Somos la negación de la feminidad, de la elegancia", ha declarado la política. A ella se une Gianfranco Librandi, diputado de Elección Cívica, quien describe esta decisión como "un retroceso para negar la feminidad".