Como su concepto del mundo de la joyería, los hermanos Cimadevila no se parecen en nada a lo que la gente imagina cuando piensa en un maestro joyero. Pablo es un diseñador y artesano joyero que fue campeón paralímpico de natación en Sídney 2000 y acumula cinco medallas obtenidas en cuatro Juegos Paralímpicos.
David es un DJ reconvertido a comercial especializado en el sector joyero; y Miguel trabajaba como antenista cuando decidió dejar las alturas para coger el soplete y fundir metales preciosos. Los tres hermanos trabajan juntos en el taller de joyas de 24 kilates, que abre sus puertas al público el próximo viernes 29 de mayo, a las 22:00 horas en Discovery Max.
Campeón en Sídney. ¿Cómo decides meterte en este mundo de las joyas?
Siempre he compaginado el deporte con mi profesión y mi pasión, que es el mundo de las joyas. Cuando gané en Sídney estaba terminando el ciclo superior de joyería artística en Santiago. Siempre he compatibilizado la natación con la joyería. Iba a la piscina universitaria. Siempre he tenido estas dos inquietudes.
¿Cuándo te das cuenta de que te interesa tanto este mundo y que se puede vivir de ello?
A los 19 años termino de estudiar el instituto. Antes de ir a la Universidad decido tomarme un año sabático para prepararme para el campeonato del mundo de Nueva Zelanda. Siempre he sido una persona muy creativa. Me gustaba la arquitectura pero no me veía. Quería fabricar yo las cosas, no sólo hacer dibujos. La joyería la descubrí por casualidad. Unas amigas de mi madre tenían un pequeño taller, conocía la escuela de Santiago y desde entonces no se me ocurrió hacer otra cosa.
La joya siempre ha estado relacionada con la mujer. ¿Qué tendrá este programa para atraer a todo el mundo?
Fundamentalmente, lo que puede gustar a la gente de este programa es que es divertido. Es un how to que tantos éxitos le ha dado a Discovery Max, pero es verdad que hay tres hermanos gallegos. Y estos tres hermanos somos un poco peculiares. Vamos a contar la historia que hay detrás de las joyas y de los procesos, pero los hombres también podrán ver el programa porque es entretenido. Lo que viene siendo una empresa familiar, con discusiones incluídas.
¿Cuánto vamos a ver de reality y cuánto de esa parte divulgativa?
No sé si la palabra reality se refiere a realidad o a realidad forzada. Lo que se ve es cómo trabajan tres hermanos que tienen un taller debajo de su casa. Se ve la parte de cómo se hacen las cosas. Es un trabajo muy visual para que la gente se sorprenda y conozca. La joya es algo que todo el mundo tiene en sus casas, conviven con ello y no saben cómo se hace.
¿Vamos a saber cómo se hace una joya o vais a dejar espacio para la magia?
Vamos a ver tener la sensación de que todo el mundo puede hacer una joya, pero la realidad es que no (risas). Yo llevo 14 años estudiando joyería. No está al nivel de otras artes y es un oficio que requiere muchos años de experiencia y trabajo. Es cierto que todo el mundo se hace sus pulseras con abalorios, pero no es lo mismo.
Parece que el mundo de la joyería es algo frívolo al que no todo el mundo puede acceder. ¿Es realmente así desde dentro?
Es una imagen que a lo largo de los años el sector de la joyería no se ha encargado de mejorar. Es tan frívolo como puede ser el mundo de la moda o el de la cocina. Son oficios artísticos en el que hay piezas que valen mucho dinero pero también hay piezas que valen 50 o 60 euros. Para mí la diferencia es que la materia prima con la que se trabaja en este caso tiene mucho valor.
¿Hubo que hacer mucha inversión al principio para empezar a funcionar?
Mucha gente se va a sentir identificada. Empecé yendo con mi abuela a un banco a pedir un crédito. Al cambio eran 2 millones de crédito. Con ese dinero, más alguna subvención que pedí, más el dinero que he podido ganar con el deporte, todo lo he invertido en mi sueño que es el mundo de las joyas.
¿Cuál es la historia más apasionante que te has encontrado en el programa?
En este primer programa hay una historia que es muy simpática. Hace dos años le hice una pulsera a la infanta Elena. Una vecina vio la pulsera en Facebook y quería que le hiciera una réplica. Que una vecina tenga la misma pulsera que la infanta me parece un caso bastante gracioso.
¿Qué te ofrece Discovery Max como cadena?
Nos ha ofrecido la oportunidad de enseñar al mundo un oficio con miles de años de historia pero que es completamente desconocido. Me ha ofrecido la oportunidad de enseñar mi trabajo, un trabajo que me apasiona. Me siento muy cómodo y es un canal de soñadores.
Siempre mencionas a Walt Disney, “si puedes soñarlo, puedes hacerlo”. ¿Se puede hacer todo lo que se le pase a uno por la cabeza?
Lo primero que tienes que hacer para conseguir algo es soñarlo. Si te limitas mentalmente y no eres capaz ni de pensarlo no lo vas a conseguir. Es verdad que hay cosas que físicamente son imposibles. No hay que tener miedo a soñar.
¿Eres de los que dice no a las cosas?
Prefiero pedir perdón a pedir permiso, es verdad. Desde muy joven he tenido la suerte de viajar por todo el mundo y me he dado cuenta de que está ahí para disfrutarlo. Hay que intentar todo. Quizá esta sociedad nos lleva a no arriesgarnos pero creo que hacer todo lo contrario. Sólo se aprende de los errores.
¿Qué es lo más raro que te han pedido?
Hay un caso que no está en el programa. Hay una señora a la que su marido le pedía todas las noches un palillo después de cenar. Me dijo que le hiciera los tres tipos de palillos de dientes en oro. Hice un molde de silicona con los tres palillos y se lo hice. Es un caso muy curioso. De esto hace 15 años por lo menos.
Cuando uno hace un programa de este tipo también sirve para descubrirse a uno mismo. ¿Has descubierto algo de ti?
Pues lo que he descubierto es lo que me han dicho, que tengo bastante facilidad para comunicar y que cuando hablo de que me emociona la gente se engancha. Pero eso ya lo veremos. Lo que es cierto es que para mí mi trabajo no es un trabajo, es mi pasión.
¿Qué esperas conseguir con este programa? ¿Notoriedad o quieres quedarse como estás?
El tema de la popularidad o tener más trabajo no lo pienso. Me daba rabia que la gente hablase de otros oficios y la joyería estaba escondida. Yo quería que la gente lo conociera. Lo que quiero es que la gente se lo pase bien viendo el programa.
Igual que con ‘Wild Frank’ los niños ahora quieren ser aventureros… ¿ahora se pondrá de moda el querer ser joyero?
(Risas) Ojalá, pero la verdad es que es complicado. No me imagino a un niño diciendo que quiere ser joyero, pero nunca lo sabes. Ahora se ha puesto de moda el mundo de la cocina y los niños quieren ser cocineros. Si se lo dices a un niño hace 30 años era impensable.
¿No tienes miedo a que el mundo de la joyería se te eche encima por descubrir demasiado?
Tengo las espaldas bastante anchas, no tengo miedo. El mundo de la joyería ha sido siempre muy cerrado porque hay una serie de procesos que tienes que aprender a base de cometer errores. El enseñar eso a la gente entiendo que pueda parecer molesto, pero mi intención es que se hable de joyas. Que en vez de querer comprarse un iPhone, vayan a comprarse una joya.
Seguramente le dure más que el iPhone…
Eso ya te lo puedo asegurar… (Risas)