No pudo ser. La embajada apuntaba a convertirse en la serie política española que todos estaban esperando. Sin embargo, a medida que fueron pasando los meses desde el anuncio de su producción, la ficción dejó de ser la House Of Cards española para convertirse en un thriller emocional.
Las esperanzas están puestas en la nueva serie que prepara Movistar +
Esta noche se despide confirmando lo que ya sabíamos: nuestra ficción ha perdido una oportunidad de oro para demostrar que no le tiene miedo a tratar la política y la corrupción. No obstante, en el pecado lleva la penitencia. Y es que, semana tras semana, sus audiencias han ido cayendo en picado hasta anotar un 13,4% y 2.006.000 espectadores en su último capítulo. Una audiencia que no está a la altura de una ficción de la sobresaliente Bambú.
No obstante, el primer paso se ha dado: es la primera serie que toca la política de cerca en una cadena generalista. La embajada abre puertas a la política en la ficción, como así abrió puertas Refugiados en las coproducciones internacionales o las series de 50 minutos, Vis a vis en el riesgo de sus guiones, o El Príncipe tratando el yihadismo.
Precisamente la productora de esta última, Plano a plano, tendrá la misión de rescatar el espíritu de Crematorio en la próxima ficción política que preparan para Movistar +. De momento, según sus responsables, no habrá censuras.
"No tenemos ningún tema vetado. Nadie me ha llamado diciendo que no pueda tocar algo. Trabajamos con una libertad editorial que negarlo sería engañarnos. Es un tema que queremos abordar, pero hay que hacerlo bien. Ahí está Borgen que es una serie muy grande",explicaba a Bluper el director de contenidos de la compañía, Domingo Corral.
¿Por qué no hay series políticas?
“No hay serie sobre política en España como no la hay sobre fútbol o toros: por no molestar”, explicaba el crítico de El Mundo, Alberto Rey, en el especial de Canal +,Política y ficción. “Desde el momento en el que no se pueden hablar de determinadas cosas en un Telediario, imagínate desde la ficción. Se nos da muy mal reírnos o criticarnos a nosotros mismos”.
“No creo que tengamos la capacidad para coger distancia y aceptar la serie de ficción como es, que a veces refleja unas cosas u otras. Aquí pondríamos el acento en si el presidente es del PP o del PSOE. Sería un condicionante brutal”, explicaba Borja Semper, del PP.