El retorno de Mercedes Milá al plató de GH durante la primera gala de la decimoséptima edición del formato para despedirse de su entregada audiencia no es ni será la primera vez que la vigente temporada del reality show abuse de la nostalgia en su búsqueda por la audiencia.

Es un secreto a voces: Gran Hermano sigue funcionando en términos de audiencia, pero ni por asomo como en temporadas anteriores ni tanto como a Mediaset España y Zeppelin TV, productora del concurso, les gustaría.

Por ello, el concurso, en su ansia por volver a reunir ante el televisor a todos aquellos consumidores perdidos, que alguna vez fueron asiduos a su innovadora forma de hacer telerrealidad, ha creado el contraclub.

Este, que será toda una oda al formato, resucitará a las protagonistas indiscutibles de tres etapas distintas del reality show y dará motivos suficientes para reengancharse a Gran Hermano a aquellos que abandonaron al reality show a su suerte por su progresiva pérdida de identidad y su constante regeneración.

Telecinco tiene para para todos en esta especie de crossover que aunará a viejas glorias del reality patrio con una nueva generación de aspirantes a contar con su propio minuto de éxito: para los consumidores más jóvenes a los que Maite Galdeano, esa máquina de hacer Vines, conquistó con su irreverencia y su Papela del camión; para el público que siguió ese experimiento sociológico que fue GH 1 con María José Galera; y, posiblemente, para aquellos que siguieron el concurso en su época dorada en la que este parecía un buque insumergible incapaz de ser derribado por un iceberg. ¿Quién da más? Desde luego, nosotros no.