La casa de Gran Hermano se ha convertido en un campo de batalla. De forma continua, todos los días hay alguna bronca que queda plasmada en los medios de comunicación. Sin esperarlo, la presente edición se está convirtiendo en una de las más violentas en la historia de GH. Por eso en la organización decidieron que ya era hora de apagar algunos fuegos. 

Durante la gala de este jueves, los concursantes fueron pasando de dos en dos por la sala de expulsiones para sentarse junto a su peor enemigo dentro de la casa e intentar solucionar la situación. Con un Jorge Javier que hizo las veces de presentador y de psicólogo, algunos participantes salieron reforzados de este encuentro y otros no pudieron arreglar sus diferencias. 

La primera pareja en sentarse en aquel sofá fue la de Bárbara y Fernando, el último expulsado de la edición. Jorge Javier Vázquez ha querido que los concursantes se miraran a la cara y recordaran algo bonito entre ambos. "Cuando nos dimos un abrazo en el baño al contarnos una situación personal, creo que lloramos y luego cenamos", explicó Bárbara. "Me encantaría entender tus puntos de vista, hablados tranquilamente y que me convencieras con argumentos y no nos pusiéramos nunca a gritar", ha intentado explicarle Fernando a una Bárbara que tampoco quería más enfrentamientos con él.

Bárbara se quedaba sentada en el sofá para dar paso a Clara, con la que ha terminado a gritos en los últimos días de convivencia. “Tú sabes que yo me llevo bien contigo y que he sacado la cara por ti, pero te pierden muchas cosas y me he decepcionado contigo esta semana", dijo Bárbara sobre su compañera. "Mi problema no es contigo, pero pasáis juntas demasiado tiempo y yo me pongo nerviosa con mucha facilidad", contestó Clara. 

El enfrentamiento más tenso se producía cuando a Clara le tocaba sentarse con Adara para intentar solucionar sus problemas. "Soy una persona extremadamente protectora y tus ataques van directos a las personas que más me importan y reconozco que no me sé controlar… Tu actitud cambió conmigo cuando empezó tu historia con Pol", dijo Clara sobre su compañera. "Quizás las formas no sean las adecuadas, pero lo que digo es lo que pienso y estoy muy cansada de que se metan en mis cosas", dijo Adara, sin querer pedir perdón por nada. 

A Adara le tocaba quedarse en la sala para recibir a Miguel, un enfrentamiento que se repite desde los inicios de la edición y desde que la concursante comenzase su relación con Pol. "Somos tres personas sufriendo y no hay ni ganadores ni perdedores, nos estamos movimiento por sentimientos, por el bien de los trse, deberíamos tener buena comunicación", dijo Miguel ante una Adara que aceptó el abrazo y ofreció su mano para empezar de cero. 

Después le llegaría el turno a Pol, que tuvo que sentarse junto a Miguel para que le explicara qué había pasado en las últimas horas para que se produciera sutenso distanciamiento. "Cuando buscas a una persona, lo que buscas es su felicidad y me alegro de que seas feliz", dijo Miguel. Pol quería que su amigo le explicara por qué Adara le había dicho que él le gustaba desde la primera semana. "Eso lo dije durante una conversación, pero refiriéndome a que la chispa debía de saltar esa primera semana", respondía Miguel.

Para terminar, la organización de GH 17 sentó en aquella sala a Rebeca y a Meritxell, que habían terminado a gritos esta semana y había mantenido una guerra paralela. Meri ha dejado claro que ella es una persona que puede perdonar, pero que no puede olvidarse de las cosas de un día para otro. Rebeca lo ha entendido a la perfección y le ha dicho que ella también necesitaba tiempo, pero que iba a intentar que las cosas entre ellas fueran mucho mejor. Meri no estaba muy convencida con este acercamiento y así se lo ha hecho saber al presentador.