No hay precedente de un showman como Emilio Aragón en nuestro país. El presentador, actor, director de cine y humorista cuenta con una trayectoria tan poliédrica y polifacética que incluso llegó hasta a ser presidente honorífico de laSexta en sus inicios.
Ahora da un nuevo paso adelante, volviendo a sus orígenes junto a Globomedia, y se lanza de lleno a la producción de la nueva serie de Antena 3, Pulsaciones.
En el marco del MIM Series, BLUPER ha tenido la oportunidad de hablar con Aragón del panorama audiovisual español, su pasado, su futuro, así como los entresijos de su nuevo proyecto con la cadena de Atresmedia Televisión.
¿Contento con el resultado de Pulsaciones?
Sí. Lo que digo medio en broma, medio en serio es que si tuviera el presupuesto que tienen los norteamericanos... Pero estoy muy contento porque creo que es alternativo a lo que se ve en televisión, los actores están expléndidos y ha habido química. Esto es importante porque por muchas pruebas que hagas antes con los actores puede ser que funcione. Hay química entre este Watson y este Holmes que son el personaje de Meritxell y Pablo Derqui. La gente se va a creer a estos personajes.
Los protagonistas de Pulsaciones son actores a los que no estamos acostumbrados a ver en la pequeña pantalla. ¿Costó embarcar a alguno de ellos en el proyecto?
No, la verdad es que no. Solo tuvimos que ajustar bien las fechas porque Juan Diego Botto se fue a rodar Good Behaviour a Estados Unidos y tuvimos que mirar bien los días. Fue justito. Él vino a rodar con nosotros un día y luego se fue para Norteamérica. Por cierto, está fantástico en la serie. No ha habido ningún problema. Salvo algún actor que puntualmente tenía alguna cosa de teatro y tal, pero todo ha ido bastante bien.
Ya no eres un miembro activo de Globomedia, pero sin embargo has hecho una serie con la productora. Mucho se le achaca a esta ser culpable de repetir los mismos estandartes y tramas en cada una de sus ficciones para intentar crear un producto de fácil consumo para toda la familia. ¿Estás de acuerdo?
Hay productos muy diferentes. El gran éxito de Globomedia estos últimos años ha sido la pluralidad. Ha habido proyectos que no tenían nada que ver el uno con el otro. Eso es muy interesante y le honra a la productora. Estamos viviendo un momento muy bueno en España. Ver series como El Ministerio del Tiempo o ficciones que están siendo preparadas ahora para lanzarse tienen un nivel muy alto. Hay una generación de guionistas que ha visto mucha y buena ficción y eso al final es destilado en lo que escriben. Hay gente que me apabulla. Gente que se sienta, joven, chavales de 27 o 28 años, que te hablan de series británicas y capítulos concretos y se saben de memoria hasta los diálogos. Hay gente muy bien preparada y muy buena.
El trabajo de estar en Globomedia desde fuera, pero dentro ha sido fabuloso. Al final llevamos muchos años trabajando juntos. Eso sí, yo he estado fuera y he querido hacer proyectos y he tenido que negociar mucho. No estoy haciendo apología del buenismo, pero ha sido un rodaje intenso, con muchísimo trabajo, pero creativamente muy provechoso. Pulsaciones es una serie con el equilibrio perfecto para una cadena como Antena 3. Esa vuelta de tuerca de la que siempre se habla. Es una serie competitiva. Tendremos que verla.
Hablas de ficción extranjera. ¿La consumes?
Consumo mucha. Luther, The Night Of, Shadow Line, los nuevos episodios de Black Mirror, que terminas de ver uno y quieres ver otro; hay muchísima ficción y muy buena y muy interesante. Desde lo que llaman el Scandinoir, que son todas las ficciones negras de Escandinavia, donde están haciendo cosas maravillosas, hasta la ficción que se está haciendo en Francia o la que conocemos de Reino Unido y Estados Unidos.
Te defines como una persona autocrítica. ¿Logras disfrutar cuando revisionas tus trabajos?
Lo intento disfrutar pero es muy complicado. Eso le pasa a todo el mundo. Al final, bueno, te gusta, es tu hijo, pero inevitablemente caes en el juicio. Disfruto pero creo que va de la mano. Pido mucho consejo a todo el mundo. Los equipos de hoy son equipos muy preparados. Una cosa es que tengas muy claro lo que quieres hacer, pero eso no significa que no vaya a escuchar. Sería un error gravísimo. No solo de un guionista o actor, sino del foquista que tienes al lado también tiene que expresar su punto de vista, que es muy válido. Es lo maravilloso de esta profesión. Un capítulo de una serie no se termina, sino que lo abandona. Si por mí fuera, me metería de nuevo en la sala de montaje y cambiaba cosas.
Ahora que están de vuelta los reencuentros, esta pregunta cobra especial relevancia y es casi obligada: ¿te atreverías a ponerte delante de las cámaras para rodar nuevas aventuras de Médico de familia?
Podría ser muy divertido. Yo decidí involuntaria o voluntariamente retirarme a escribir y hacer cine y di el paso atrás y me puse detrás de la cámara y no he vuelto a hacer nada. Yo creo que tienen que coincidir muchas cosas para que eso ocurra. O buscarlas. Podría ser un reencuentro de un capítulo, una TV movie...
¿Cómo verías la idea de una sucesión generacional, como en el caso de Madres forzosas de Netflix y que sea Chechu, Anita y compañía los protagonistas de la historia y que aparezcas de manera frecuente en ella como cameo?
Eso lo tiene que hacer Globomedia ahora, que es quien tiene los derechos. No sería ninguna tontería ver a Chechu y María y saber qué es de sus vidas. El otro día me enteré que Isabel Aboy había sido madre de gemelos. Te puedes imaginar. Fueron cinco años que están plagados de recuerdos. Fue una época muy bonita y que sirvió de alguna manera, tanto Médico de familia como Farmacia de guardia y otras series, para ser las locomotoras de la ficción en este país. Experimentábamos mucho en muchos momentos. Estábamos aprendiendo mientras las hacíamos y si no hubiéramos pasado por esa época no estaríamos aquí. Tengo muy buenos recuerdos.
¿Crees que funcionaría Médico de familia hoy?
Sí. Sin duda. Eso sí, sería distinto. Habría que hacer un médico adaptado a esta sociedad que estamos viviendo y que ya conocemos. Esta sociedad del iPhone y de la realidad aumentada. Creo que sí funcionaría. MIra si tenemos temas de donde tirar. El mundo ha cambiado mucho desde el año 95 a ahora.
¿Cómo has visto el cambio de la ficción desde Médico de familia, el albor de la ficción en las cadenas privadas, hasta la actualidad, hasta Pulsaciones?
La relación con la cadena no deja de ser lo mismo. Tienes a un creador que va, enseña y ofrece un proyecto y si a la cadena le gusta lo compra. Eso sí, la forma de narrar es completamente distinta, es más, yo no cogería a España como ejemplo. Piensa en la ficción que se hacía en el año 95 en Estados Unidos y la que se está haciendo ahora: son dos mundos. No digo que una sea mejor que la otra, pero sí que se están haciendo cosas muy buenas ahora. Muy atrevidas. Se están tocando temas que en otro momento no se tocarían y también está la manera de tratarlos.
Vienes de dirigir cine, ¿qué te motivó a volver a la televisión?
Fue un poco voluntario subirme a ese tren. Estábamos haciendo cosas muy buenas en televisión y yo quería participar en este proyecto general. Yo miraba y veía que en Reino Unido estaban haciendo Wallander, que los suecos habían hecho la misma serie genial. Que se hace The Bridge en Escandinavia, pero que también se atreven a ello los norteamericanos. Yo quiero entrar en esta fiesta. Yo quiero participar. Todo surgió porque un día hablando con Carmen, en Globomedia, le dije que me iba a sentar a escribir. Nos remangamos y a mitad de camino se subió Francisco Roncal. Pese a eso llega un día que lo que estás haciendo sabes que no es lo que tienes que hacer y con todo el dolor y toda la pena desechas la idea y la mandas al cajón. Incluso cuando ya hay gente a la que le has dicho que estás creando y los vas a necesitar. Hasta que en el tercer intento, con esta idea de la memoria del corazón, dimos en la tecla.
Has afirmado haber tenido más de una diferencia creativa con la cadena y con Sonia Martínez, directora de ficción de Atresmedia Televisión. Supongo que como creador querías que perpetuara tu idea...
Sí, pero bueno, eso es lo que es enriquecedor. Siempre hemos ido de la mano. Siempre que hablo de discusiones, me refiero a discusiones creativas. No nos hemos pegado. Al contrario. Lo bueno de este proyecto es que hemos podido compartir con la cadena lo que hemos ido haciendo. El conocimiento de Sonia en este caso con el día a día me ha beneficiado. Nuestro atrevimiento y nuestra idea con el conocimiento de Sonia ha conseguido una gama muy rica.