La nostalgia es un arma de doble filo. ¿Cuántas veces se ha hablado del regreso de Grand Prix o de Qué apostamos? Todos querríamos que El juego de la oca lo volviera a presentar Emilio Aragón y Lydia Bosch. Sin ellos, no sería lo mismo. Y, tal vez, Operación triunfo jamás será lo que esperamos sin Chenoa y Bisbal correteando por la Academia.
La nostalgia hace que todo recordemos el pasado mucho mejor de lo que realmente fue. Y, por eso, cuando te das de bruces con una edición 2017 de Operación triunfo nada es lo que realmente esperabas. El programa de TVE ha intentado recuperar aquel fenómeno que cambió la historia de la televisión. Y, por el camino, no ha logrado que los pelos se pongan de punta.
Tal vez es que los presupuestos ya no son los mismos. Tal vez es que la televisión ha evolucionado tanto que un formato como Operación triunfo ya no tiene hueco en televisión. Lo cierto es que el arranque de este programa ha dejado un sabor de boca agridulce: bien ejecutado pero muy poco eficaz.
A Operación triunfo 2017 le ha faltado mucha espectacularidad. Un formato recuperado jamás puede ser menor que sus anteriores ediciones. Y este año se queda muy lejos de aquellos buenos años en los que la música se nutría de las estrellitas que nacían de este programa de televisión.
'OT 2017' ha sido como una cita después de un divorcio: tocaba presentar todo de nuevo
En los tiempos que corren es mucho más complicado que el público conecte con nuevas caras. Son tantas al cabo del año que no hay fan para tanto cantante. Y, desde que naciera Operación triunfo, han surgido tantos programas musicales, tantas carreras nacientes, que el público se ha agotado. Al final este lunes se han visto 18 nuevas caras a las que, otra vez, tenemos que conocer. Es como si, después de 20 años casado, te divorcias y vuelves al mundo de las citas. De nuevo tocan las presentaciones, los detalles y el compartir la mesilla de noche.
El principal problema de la gala 0 ha sido la voz de los concursantes
El principal problema de esta primera gala de Operación triunfo ha sido la voz de los concursantes. Crudos o no, los participantes han tenido serios problemas para no soltar continuos gallos sobre el escenario. OT 2017 merecía voces curiosas y actuaciones dignas, no miedos escénicos a los que no han sabido hacer frente. Y eso ha pasado factura al nivel de la gala en general. Las primeras galas siempre son complicadas y Operación triunfo funcionará si estos jóvenes logran generar contenido dentro de la Academia. Y es que de ellos depende el triunfo.
Lo mejor de esta gala 0 han sido los vídeos de presentación de los concursantes, de los profesores y de la Academia. Y es que, al fin y al cabo, esto ha sido una gala de presentación. Habrá que darle un voto de confianza al programa para ver cómo crece. O no. Una primera gala a la que le ha faltado mucho sentimiento, en la que se ha intentado contar una historia que no ha traspasado la pantalla.
El primer minuto de los concursantes dentro de la Academia ha sido de lo mejor de toda la gala. La serenidad y la verdad que Noemí Galera suda por los poros logra conectar con el espectadores. Eso se nota. Y es ahí, dentro de esas cuatro paredes, donde radica el verdadero éxito que puede tener o no este remake. La evolución de los concursantes será clave para la evolución del propio formato.