La televisión española se ha vuelto miedosa. Desde que las redes sociales nacieran, la televisión ha tenido algo de cautela a la hora de hacer mucho ruido que se les pudiera volver en contra. Han preferido pisar suelo seguro. Por eso la televisión se volvió encorsetada, correcta y demasiado encasillada, sin riesgo y sin apenas novedades. Pero ha llegado OT para romper con todos los tópicos.
Existe un programa satélite alrededor de Operación triunfo que ha roto los esquemas de la televisión actual. Es un programa de locura, de verdad y de exaltación de la amistad. El pasado lunes se despedían con Javier Ambrossi bajándose los pantalones delante de las cámaras. Es algo que no veíamos desde Crónicas marcianas.
¿Se podría hacer en la televisión actual Crónicas marcianas? Seguramente, no. Cada noche se sentirían aludidos tantos colectivos que las redes sociales se llenarían de comentarios. Comenzarían las denuncias y un programa así no se podría mantener en antena. Este es el miedo de las cadenas de televisión para repetir un programa de este corte.
La televisión de los 80 y los 90 era mucho más arriesgada. Y los Javis han aprendido muy bien lo que se hacía en aquella televisión en la que no se necesitaba guión para llegar al espectador. El show por el show. Un programa que sólo se puede hacer cuando los niños ya están en la cama, pero que se puede hacer.
Galera ha sabido jugar a medio camino entre maestra de ceremonias y señorita Rottenmeier
Noemí Galera es el cuerpo de este programa de televisión de late night. De hecho, el único espacio de late night propiamente dicho de la televisión en abierto. Una franja de la que se olvidaron las cadenas de televisión y que ha renacido de la mejor manera posible para hacer trasnochar a los seguidores del programa musical.
Galera ha sabido jugar a medio camino entre maestra de ceremonias y señorita Rottenmeier que controla a los concursantes. A la directora de la Academia le encanta jugar, perderse, no enterarse de si está o no en antena. El simple hecho de no tener cámaras a pie de suelo y ser vistos por las cámaras de la Academia hace que ella misma se olvide de que está en un programa de televisión. El pasado lunes hablaba sobre su ciclo menstrual nada más arrancar el programa con el resto de compañeros, sin darse cuenta de que todo estaba siendo emitido.
Este chat recuerda a la TVE más gamberra que vimos (y vivimos) en el pasado. A esa pequeña y única ventana a la que se asomaron con Alaska y Segura en estos últimos años. Una televisión desenfadada en la que parece que todo el mundo puede hacer lo que quiera. La televisión de la libertad.
El chat es el programa que más ha evolucionado respecto al antiguo Operación triunfo. Y es que las galas siguen siendo mucho más tradicionales en la noche de los lunes. Sin embargo, El chat ha cambiado con el paso de los años y ya no sólo es una lectura de mensajes. Han hecho un evento de cada noche haciendo madrugadas temáticas, adaptándose a los nuevos tiempos y, sobre todo, a los nuevos idiomas. Jugando al mismo tiempo con la nostalgia y conectando en todo momento a esta generación con la primera edición de OT. Y es que parece que esta nueva hornada de jóvenes ha sido un aire que suena mucho a lo de aquel primer año: más inocente y sin cargas mediáticas.