Amaia todavía no tiene mucha experiencia en medios de comunicación y todavía no es nada resuelta cuando el foco está apuntando hacia ella. Pero tal vez es eso lo que hace de la ganadora de Operación triunfo una artista diferente. Tal vez eso es lo que gusta de Amaia. Este miércoles acudió a Late Motiv, el programa de Andreu Buenafuente en #0 y volvió a demostrar que sus "qué mierda" forman parte de su identidad.
Desde que el presentador del programa la presentó, Amaia estuvo inquieta. No era una invitada especial que se sentaba en ese sofá para vender un producto y para hablar de su vida. Amaia se sentó en aquel plató para disfrutar, como una fan más, y para observar cómo es la televisión por dentro.
"Qué bonito", dijo antes de responder a nada cuando se puso delante de Buenafuente. Sus movimientos eran, aunque torpes en los cánones de lo que consideraríamos correcto para una artista, naturales. Y si algo se valora hoy en los tiempos de las redes sociales es la diferenciación. Sólo el distinto sobresale. Por eso Amaia logró encandilar al público.
Buenafuente no hizo preguntas extrañas. De hecho, sólo preguntó por su pasado antes del programa y por su paso por Operación triunfo. No hacía falta que Amaia respondiese con algo coherente para ganarse el aplauso del público. Ella, mientras tanto, tocaba el sofá para disfrutar de su tacto, miraba el mural que hay detrás de Buenafuente. Todo este mundo es nuevo para ella y no tiene ningún interés en esconder su asombro.
"Qué mierda de respuestas te estoy dando", le llegó a decir por un momento la cantante a Buenafuente. Algo que no escucharíamos de ningún artista cuando se sienta a hacer una entrevista. Pero, tal vez, una respuesta mucho más eficiente. "¿Ya se ha acabado la entrevista? ¿Podré venir algún día? Es que yo quiero estar con Berto", dijo Amaia para despedirse de Buenafuente. Un golpe de efecto a la televisión de hoy en día, tan estirada y impostada.