Cuando Ana Pastor arrancaba en noviembre ¿Dónde estabas entonces?, su objetivo era ofrecer al espectador un retrato social de los últimos 40 años de la historia de España a través de las voces de los ciudadanos.
Un retrato que paradójicamente ha mostrado que, en algunas cuestiones, nuestro país ha sufrido un retroceso. Y para ello sólo hay que echar la vista atrás hace una semana cuando se secuestraba el libro Fariña, se prohibía una exposición en ARCO y se encarcelaba a un rapero por un delito de injurias y calumnias contra la Familia Real.
Con motivo del final de la primera temporada del programa de laSexta, en BLUPER hemos querido charlar con su presentadora para hacer un balance del mismo, y de paso aprovechar para hablar sobre el estado actual del periodismo y la libertad de expresión.
¿Qué balance haces de esta primera temporada?
En lo personal he aprendido mucho mirando hacia atrás y todo el balance que hago es bueno. Y en lo televisivo, el primer trimestre estuvo muy bien y cuando llegó la competición, hubo que hacer más esfuerzo. Pero seguiría diciendo lo mismo que en octubre: es el programa más bonito que voy a hacer nunca por lo que supone de aprendizaje y porque es necesario recordar a la gente cuánto se ha cambiado desde la perspectiva de gente anónima.
¿Dónde estabas entonces? es el programa más bonito que voy a hacer nunca
¿Con qué entrevista te quedas?
Con la de Clara, la mamá del bebé robado. ¿Cómo es posible que después de diez años en democracia te roben un bebé y con esa impunidad? ¿Cómo no se investigó cómo se debía hacer? Me parecía inquietante. Y luego su manera de contar era desgarradora. Encontrarte con una hija 23 años después es tremendo. Hablamos del año 87, no de una dictadura de Chile o España.
Es habitual encontrar críticas en redes por tu forma de entrevistar. Pero hace unos días veíamos que Mercedes Milá ya lo hacía hace veinte años…
Y en un momento más complicado: sólo había una televisión pública, había más presiones. Me parecía un ejercicio sano y un ejemplo de retroceso ver cómo le podía decir al presidente del Gobierno que era un poco chulo. O a su propio jefe de TVE que le decía que era un monstruo. Eso hoy sería inconcebible con José Antonio Sánchez.
¿Hemos ido para atrás?
En unas cosas, sí. En otras, no. Si miramos el programa sobre la homosexualidad, por ejemplo, algunos testimonios eran desgarradores de terapias salvajes. Es verdad que sigue habiendo cosas para denunciar como agresiones homófobas, pero la gente que vivió ese proceso dice que se ha avanzado.
¿Y en el periodismo vamos hacia atrás? ¿No se prima ahora más el click o el show?
En el último programa recordamos el milenarismo. Y cuando encontramos cosas de ese tipo, recuerdo lo que se dice de las tertulias de ahora. Hay esa misma pasión. A veces menospreciamos lo que tenemos ahora y eso también ocurría antes. La tele se hacía para que se viera.
En mi cadena no sufro tipo de censura y, si la sufriera, no trabajaría en ella.
Eso sí, había menos censura a pesar de estar reciente la censura propia del franquismo. En mi cadena no sufro ningún tipo de censura y, si la sufriera, no trabajaría en ella. Pero otros compañeros en otros medios o en la tele pública sí que hablan que ha habido un paso atrás.
Helena Resano decía este lunes que un jefe le dijo que de ella sólo valían los ojos. ¿Has sufrido tú también ese machismo en tu carrera?
Miradas y comentarios del tipo Anita no se lo dirían a un hombre. Pero más allá del machismo que lo hay y se practica, hay que seguir denunciando. Yo no lo digo en primera persona porque me parece absurdo ya que puedo contarlo. Pero hay otro machismo más silenciado en el día a dáa que perjudica a mujeres que no tienen un altavoz. Por eso las que tenemos un altavoz, tenemos que hacer esa función. Estos días recordábamos, por ejemplo, el caso Nevenka. Es importante la mirada de esa mujer que denunció a un alcalde del PP y, aunque él fue condenado, la que se tuvo que ir de España fue ella y él sigue aquí.
Esta semana tendréis un especial sobre la mujer en El Objetivo. ¿Cómo será?
Vamos a sentar a mujeres con cargos importantes en política. Es importante verlas porque se dice que se gobiernan de otra manera y queremos visualizarnos.
¿Apoyaréis así la movilización?
Bueno, no es tanto la movilización de ese día, sino toda la semana. Ahí lógicamente cada uno tiene una posición. A mi lo que sí me parece que ha cambiado este año es que se han roto muchos tabúes. Recuerdo el artículo de Salma Hayek y cómo hay una parte de culpa ahí de por qué no se ha dicho antes. Eso victimiza a alguien que ha sufrido. Durante todo el año, no solo durante la semana, tenemos la oportunidad de dar un salto y apretar a los partidos para que obliguen a hacer cumplir, por ejemplo, la ley de igualdad.
A mi me interesa la gente que me dice lo que piensa, no que te baila el agua
La semana pasada se secuestró un libro, se prohibió una exposición y se condenó a un rapero. ¿Se ha dado un paso atrás en la libertad de expresión?
Totalmente. Hablaba este fin de semana con amigos que no eran españoles y no podían creer que en una misma semana se produjera lo de ARCO, lo de Fariña y lo del rapero. Es verdad que lo del rapero tiene una connotación diferente. Una cosa es que amenaces y que te puedan sancionar. A mi no me gustan sus letras y las detesto. Pero no le quiero ver en la cárcel. Ayer una víctima de ETA (Gorka Landaburu) decía que no le quería ver en la cárcel. Tras un testimonio así, el resto no podemos dar ninguna lección.
¿Te han dado ganas de dejar Twitter alguna vez?
Si, lo que pasa es que frente a una minoría que puede ser gritona e insultona, hay una gran parte de gente que te aporta cosas, que te critica de forma constructiva. A mi me interesa la gente que me dice lo que piensa, no que te baila el agua. Yo siempre digo que es una buena forma de tener los pies en la tierra. Una cosa es la crítica y otra cosa el insulto y la amenaza. Cuando ocurre, lo visibilizo o lo denuncio.
Esta gente, además, en la calle no se atreve a hacer lo mismo. ¿Has tenido algún incidente por la calle?
No, no. Nunca he tenido un incidente de este tipo. Todo lo contrario. Hay gente que no le gusta lo que haces y te da su opinión. Es facil hacerlo detrás de un huevo o una falta de perfil falsa.
¿Ni siquiera en los momentos más duros en Cataluña?
Hemos tenido alguna cosa en la calle, pero muy mínima. La gran mayoría de la gente en Cataluña es muy amable. El 1 de octubre, por ejemplo, la gente nos traía magdalenas, agua.
Tengo que leer mucho para escribir un libro que merezca la pena
¿Harías un guión o un libro del procés?
Creo que se está haciendo un documental. ¡Hay cada giro de guión tan interesante! Me gusta vivirlo y contarlo. Una cosa que ha hecho bien laSexta es llevar muchos años allí, que por eso nos eligen como opción. Pero ya lo guionizan quiénes lo protagonizan.
¿Y probar suerte en la literatura como otros compañeros?
No porque yo que soy una lectora en ratos libres, me da apuro. Cuando cojo un libro me gusta decir que 'cómo me hubiera gustado que se me ocurriera'. Tengo que leer mucho para escribir un libro que merezca la pena.