'La casa de papel'

'La casa de papel'

Televisión

Cuando descubrí de primera mano el éxito internacional de 'La casa de papel'

La ficción es toda una revolución en Europa gracias a su expansión internacional.

23 agosto, 2018 09:20

Por mucho que te lo cuenten, a veces es complicado conocer bien el éxito de un producto español en el extranjero. “Antena 3 vende…”, dicen en una nota de prensa. Por mucha que se venda, lo importante es que se vea después. Y no ha sido hasta ahora cuando me he dado cuenta de la impresionante y gran repercusión que ha tenido La casa de papel en el extranjero.

Este mes de agosto he ido a varias ciudades de Europa. En una de las fiestas que se organizaban en la calle de Amberes (Bélgica), de pronto empezaba a sonar una canción bastante conocida por todos: el Bella Ciao

De pronto, la gente allí agolpada se vuelve histérica. “Es por La casa de papel, me dicen. Mi cara de asombro en ese momento era un poema. En ese momento me vino a la mente aquella primera rueda de prensa de la serie en el FesTVal de primavera de Burgos. Era la primera serie de Álex Pina al frente de Vancouver Media después de Vis a Vis, por lo que el proyecto tenía su atractivo. Sin embargo, nadie imaginaba que eso se convertiría en algo tan grande. 

De hecho, las palabras de Sonia Martínez fueron claras. “No hemos hecho una serie para arrasar en audiencia”, aseguraba la jefa de ficción de Atresmedia. Sabían que habían hecho una serie complicada desde el primer momento. Y las audiencias en el lineal así lo marcaron. Aunque más de 4 millones de espectadores vieron el primer episodio, muchos no aguantaron hasta el final de la serie.

La música de Bella Ciao seguía resonando en aquella fiesta. Todo el mundo saltaba de alegría. La historia de esta canción, ahora que se ha puesto tan de moda, está dando la vuelta al mundo. Medios como la BBC se han hecho eco del espectacular éxito del tema ahora que La casa de papel ha puesto la sintonía sobre la mesa. 

Cuando la música frena parece que todo el mundo sale de su éxtasis. Tocaba hacer las maletas para ir a Ámsterdam. Allí, en el centro, todo rezuma cierto aire a sexo y drogas. En medio de una de las calles principales resalta algo. Es una tienda de máscaras y, en su escaparate, hay una que destaca entre todas las demás.

En pleno Ámsterdam me encuentro con una máscara de Dalí, la más característica de La casa de papel. Al parecer se vende a montones porque todo el mundo quiere ahora ir vestido de los protagonistas de la serie. Busco en Amazon y, efectivamente, se venden cientos y cientos de caretas de la serie. 

De nuevo mi mente viaja a aquellos inicios de la serie. “La hostia que el cine necesitaba por parte de la televisión”, recuerdo que titulé la crítica de la ficción tras vez el primer episodio. Me había dejado con la boca abierta. Sabía que la ficción tenía muy complicado mantener tan alto el nivel de su primer episodio, pero con aquellos primeros minutos ya había merecido todo la pena. 

Ahora escucho a muchos amigos hablar de La casa de papel como si fuese el éxito del momento. Como si fuese un éxito de Netflix. En cierta medida, lo es. Sin la plataforma la serie jamás se hubiese expandido de aquella manera. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mayor riesgo en toda esta historia lo tuvo Antena 3 a la hora de dar luz verde a un proyecto tan complicado de vender para la televisión en abierto. 

La ficción española revienta fronteras. Tal vez esto sea incluso más importante que un Oscar. Y es que la televisión también es cultura, por mucho que un presidente del Gobierno sólo se acuerde de la ficción cuando un actor es nominado a la estatuilla de oro. La ficción española sigue haciendo grandes pasos en la historia y La casa de papel ha sido el disparo más profundo.