Después de dos largos años de espera, Juego de tronos ha regresado a nuestras vidas con el que será el principio del fin del que puede ser el último gran evento global que veremos juntos. O al menos si HBO consigue que su plataforma no vuelva a caerse cada lunes debido a la expectación generada.

Bajo el título de El invierno está aquí, la serie de HBO ha regresado por todo lo alto regalando algunos de los reencuentros más esperados, la revelación del gran secreto que cambiará por completo el destino de la serie y, sobre todo, la primera toma de contacto con los dragones de Daenerys.

La historia regresaba un poco después de donde se quedó el final de la temporada pasada, con el gélido recibimiento que el Norte -especialmente representado por Sansa Stark- da al ejército de inmaculados de Daenerys.

La Señora de Invernalia no se fía ni lo más mínimo de la madre de Dragones y así se lo hace saber a su hermano, a quien reprocha haber abandonado su corona y haberse postrado ante una Targaryen. “¿Incaste la rodilla para salvar al norte o porque la amas?”, llega a cuestionarle a Jon. Oy, oy, oy.

Tampoco parece especialmente cálido otro de los reencuentros más esperados: el de Jon y Bran Stark, quién no pierde ni un segundo en recordarles a la nueva pareja que “no hay tiempo”, que “el rey de la noche tiene vuestro dragón”, que “el muro ha caído” y “los caminantes blancos marcha hacia el sur”.

El reencuentro menos gélido ha sido sin ninguna duda el de Jon y Arya, que nos han brindado el abrazo más cálido en medio de tanta frialdad.  “¿Cómo se sobrevive a un apuñalamiento?”, le decía la pequeña de los Stark. “No lo hice”, le contesta el otrora bastardo. ¿Habrán querido decir algo con esto?

"Protector del reino y todo eso"

Aunque el reencuentro más importante, no por su sentimentalismo, sino por lo su importancia de cara a la historia, ha sido el de Jon y Sam. Y es que por fin, a pesar de su dolor por haberse enterado que Daenerys ejecutó a su padre y a su hermano, Sam revela su mejor amigo su verdadera identidad: es hijo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen, lo que le convierte en sobrino de la madre de dragones y en legítimo heredero del trono de hierro, protector del reino “y todo eso”.

Y toda esta escena con esa musiquita tan típica de culebrones que nos recuerda que Juego de tronos es una gran historia de guerras, alianzas y aventuras, pero también el Dinastía del siglo XXI. Oy, oy, oy, oy…

Y sin dejar Invernalia, otro de los grandes momentos del episodio y de los más esperados por los seguidores de la serie, porque es el gran aperitivo de lo que está por llegar, es ver a Daenarys enseñando a montar a un dragón a su enamorado Jon Nieve.

Pero dejando Invernalia a un lado y centrándonos en el otro gran escenario de esta temporada, Desembarco del Rey, como así evidencia la nueva cabecera de la serie, Cersei recibe a Euron Greyjoy, que vuelve a la ciudad junto a la Compañía Dorada.

¿Y los caminantes?

Y, aunque en un principio se resiste, la madre de Joffrey sigue fiel al lema de su familia -”Un Lannister siempre paga sus deudas”- cumpliendo los deseos más ardientes del Rey de las Islas del Hierro. Éste, más preocupado por su entrepierna que por la batalla que está por venir, ni se entera que su sobrina Theon aprovecha su ausencia para rescatar a su hermana Asha.

Mientras, Jaime Lannister, a quien su hermana ya ha pedido matar si regresa con vida de Invernalia, se reencuentra con Bran Stark, el niño al que tiró de un campanario tras descubrir su relación incestuosa con Cersei.

¿Y los Caminantes Blancos? Aunque no han hecho acto de presencia, sí han dejado señales de su crueldad en su marcha hacia la guerra con Poniente. Y así, Tormund y Beric, supervivientes del ataque de los Caminantes Blancos al Muro, descubren una macabra imagen a su llegada a la sala del trono: el cuerpo del pequeño Ned Umber con una estaca y rodeado de miembros mutilados que forman brazos en espiral y que al arder recuerdan al escudo de la casa Targaryen. ¿Un mensaje para la Khaleesi?