De tener que buscar la ayuda de Ganga Producciones para poder sacar adelante Desaparecida y fracasar con su primer proyecto en solitario en La 1, Guante Blanco; a ser la principal productora de ficción de nuestro país trabajando para casi todas las plataformas de streaming (Netflix, Movistar, Amazon) con proyectos en ficción, cine y documental.

Por el camimo también una fructífera relación con Atresmedia de la que han nacido proyectos como Hispania, Marco, Gran Hotel, Bajo Sospecha, Refugiados, Velvet, La embajada, Tiempos de guerra o Fariña. Sin embargo, su último fallido proyecto conjunto -45 revoluciones-, unido al creciente número de proyectos con las nuevas plataformas, parece que ha dejado la relación entre Bambú Producciones y el grupo audiovisual en barbecho. ¿Será definitivo?

A esta y a otras preguntas y/o críticas ha contestado amablemente uno de sus fundadores y productores ejecutivos, Ramón Campos, a BLUPER. ¿Trabajarán pronto también con HBO España? ¿Han pensado en rescatar la idea de Los ladrones del tiempo? ¿Por qué se han lanzado al cine? ¿Se arrepienten de algún proyecto?

¿Fue siempre Miguel Ángel Silvestre el elegido para dar vida a Pablo Ibar? ¿No hubo otras opciones?

A las cadenas tienes que presentar varias propuestas. Si quiero que tenga repercusión en España tenía que ser español. Cuando Miguel Angel mandó su vídeo, fuimos de cabeza. Y con el director hice una comida y Miguel Angel hablando con acento latino y flipaba. Se merece lo que le pasa porque es un cursante nato. Es metódico. Para los castings se pone los auriculares desde las ocho para escuchar a Al Pacino y grabarse. Todo el día. 

¿Tuvisteis claro que queríais una serie y no un documental con En el corredor de la muerte?

Sí, porque no nos daba tiempo. Para contar en formato documental, que además lo está haciendo La claqueta, necesitábamos cuatro o cinco años . Queríamos llegar con el juicio recién terminado para que el caso no muriese.

Si sobre mi espalda está la responsabilidad de hacer daño, no voy a jugar

Teníais claro cómo lo queríais contar sin dar pie a dudas en el caso… 

Sí. A la gente que opinaba que decía que había que poner dudas, les decía que yo me llevo a la tumba ningún cadáver. Lo tengo clarísimo. Si sobre mi espalda está la responsabilidad de hacer daño, no voy a jugar. Aquí no es solo hacerle daño a él o a su causa, hay una mujer, dos hijos, un padre, un hermano… O haces algo bueno o no merece la pena.

Imagínate que de repente esta serie se emite en EEUU, en Amazon, y la ve un señor que está estudiando derecho y acaba siendo el fiscal de Pablo dentro de cinco años cuando lo vuelvan a juzgar. Que ese tipo haya visto una serie que juego a la duda o que muestro la inocencia puede ser relevante de una forma tangencial en un momento dado.

Estáis ahora en Amazon, Netflix, Movistar.. ¿Estáis dejando un poco de lado al tele en abierto? ¿O sigue habiendo proyectos?

Sigue habiendo, pero cada vez es más difícil. La televisión en abierto tiene cada vez menos prepuesto o no los ha subido porque no pueden. La inversión publicitaria es cada vez menor y se ven atados de pies y de manos. Y yo lo que intento es hacer los mejores productos. Cuando le dices a los técnicos lo que pagas en abierto, se quieren ir a plataformas porque se paga más o los proyectos son más arriesgados. Cuando le dices a los actores lo que pagas en abierto, se quieren ir a plataformas. Los proyectos en abierto se pone cada vez más difícil levantarlos y con una expectativa de éxito más difícil.

Cuando le dices a los técnicos lo que pagas en abierto, se quieren ir a plataformas porque se paga más

El ejemplo de 45 revoluciones es el ejemplo perfecto. Si no tienes caras por muy buenos que sean los actores, si no son famosos, no tienes determinados programas, determinadas revistas, no tienes promoción. Y sin promoción la gente no viene. Y sobre todo si buscan un público especial. Mi objetivo aquí fue atraer a un público joven a la vez que mantenía al adulto. Y fallé: ni mantuve al público ni atraje a los jóvenes, que ni se enteraron de que existía. Y, claro, me quedé en tierra de nadie. Pero si buscáis en Twitter la relevancia de 45 en Netflix, el 95% de comentarios son positivos y son niños y niñas de 17 años. 

Pero esto no quiere decir que no haya proyectos… 

Hay proyectos. Aunque es verdad que Atresmedia está muy concentrada en el Studio y que nosotros estamos con las plataformas y con el cine. Pero habrá un momento en el que nos encontremos seguro.

¿Y HBO?

Estamos en reuniones, pero no hemos empezado a trabajar.

¿Habéis pensado en algún momento en rescatar la idea de Los ladrones del tiempo?

No. Es un tipo de proyecto que no entra en lo que buscan las plataformas. Buscan otras cosas.

Creo que en el momento en el que todo el mundo huye del cine, es la oportunidad de acudir

¿Es el cine es una espina clavada después de El Club de los Incomprendidos?

No. Me gusta contar en cualquier formato: novela, radio, ficción, documental, Twitter… Y a mí me gusta contar mucho. Soy muy fan del género de terror y Malasaña 32 era la oportunidad de hacer algo distinto. Nuestra hermandad con Studiocanal nos permite explorar el cine, nos abrieron esa puerta y nos colamos. Creo que en el momento en el que todo el mundo huye del cine, era la oportunidad de acudir. Las plataformas necesitan cine porque no sólo se nutren de series. Y hay que seguir haciendo cine. El cine a lo mejor puede morir en la pantalla, pero no como concepto.

¿Se asemeja a Verónica?

No, no tiene nada que ver. Sólo que es España. Aquello es una posesión demoniaca en los 90, pero lo nuestro ni es una posesión ni es una niña. Es como decir que Insidious se parece a The Conjuring. En esto hay una cosa que me sorprende. Los años de Filmax tuvo una generación de directores muy prolífica: Paco Plaza, Jaume Balagueró… Y se murió. ¿Cuántas películas de terror se han estrenado desde entonces? Verónica y La influencia.  ¿Por qué no se vuelve a tener repercusión si fuimos una potencia? ¿Por qué no hacer terror si se hace taquilla y viaja bien?

Dijiste en el showcase de TVE que quizá no había que comunicar que las series en abierto se verán luego en plataformas porque puede perjudicar sus audiencias 

Hay una coletilla entre el público que es “ya la veré en Netflix”. Hay gente que por norma decide ya no ver la serie en abierto e ir directamente a la plataforma. Yo lo que planteaba es que no vendieran a Netflix, que no alimentaran a la competencia.

Pero a veces son los actores que a veces están muy cegados por las plataformas, sin ser consciente de que la serie tiene que triunfar primero en el abierto…

Puede ser. Pero no confío tanto en el poder de las redes sociales. Creo que se ha establecido un vínculo. A un espectador le dices que esta serie está en Netflix, que esta otra también… Así que ya no hace falta que no lo diga nadie. La gente ya la espera ahí. 

Hay una coletilla entre el público que es “ya la veré en Netflix”

Una crítica que hemos hecho desde BLUPER a Bambú es que, al convertíos en una productora grande, habéis pasado a hacer proyectos más comerciales y habéis dejado de lado vuestra parte artesanal. En su día planteasteis abrir otro sello: BLOW. ¿En qué quedó aquello?

No creo que seamos demasiado grandes. No somos Globomedia. Somos grandes, pero no tanto como para no controlarlo. En la oficina somos 30 personas. Lo que sí es que tenemos cuatro líneas: entretenimiento puro (Las chicas del cable, Velvet), las series con responsabilidad (Fariña, En el corredor de la muerte), el cine (Malasaña 32, El verano que vivimos)  y las series documentales (Asunta, Alcàsser).

Creo que son líneas cada vez más marcadas y hay que continuarlas. Lo que sí es verdad es que por una cuestión de cansancio personal, estamos dando más acceso a la gente que suba: Diego Sotelo en En el corredor de la muerte, Carlos Sedes en Fariña, Gemma R. Neira en Alta Mar, Sara Gonzalo en Las chicas del cable… Estamos compartiendo la producción ejecutiva con más gente. En el crecimiento de Bambú tuvimos claro que había que darme nombre a mí, luego a Teresa, y el tercer paso es que somos una empresa que nosotros podemos desaparecer y esto continuará andando. Estamos en esa fase de dar pasos atrás nosotros.

Pero entre tanto volumen es inevitable poder controlarlo todo y fallar…

No porque no lo puedas controlar sino porque hay un porcentaje que va a fallar. No siento que descuidemos los productos que hacemos. Te pueden gustar más o menos, son decisiones creativas, con sus riesgos. Pero también hay que entender que trabajamos para unos clientes y si ellos te dicen que quieren algo en la línea de… Yo no les voy a decir que no. 

Me arrepiento de la segunda temporada de Hispania y de Imperium

Por eso hablaba antes de crear marcas… 

No creo que las marcas diluyan eso. Tenemos dos marcas Bambú y Mister Fields and Friends y tienen accionariado distinto. Bambú puede vivir con esas cuatro líneas. Las marcas solo afectan a lo que tu y yo sabemos de televisión, no al público. Mi madre no sabe si esta serie la hace Diagonal o Bambu

Pero, ¿os sentáis a analizar por qué habéis podido fallar?

Claro. Yo analizo cada uno de mis batacazos y éxitos. 

¿Te arrepientes de algún proyecto?

De la segunda temporada de Hispania, de haberla cambiado. También de Imperium, que no deberíamos haberlo hecho a pesar de que nos permitió rodar en Italia. Fue un sinsentido porque era una serie que estaba en caída libre. Y por supuesto que he tenido fallos y cambiaría cosas, pero no me arrepiento de nada. No hay nada que me de vergüenza ajena haber firmado. Si una serie llega a producirse es que ha pasado muchos filtros.