No hay edición de MasterChef en el mundo que se preocupe tanto por la moda como la española. Pocas son las que cuentan con la figura de la presentadora y además la nuestra, Eva González, es modelo. ¿Qué mejor forma de potenciar los estilismos con clase en televisión?

Pero los de MasterChef no se contentan con ser uno de los programas de televisión mejor vestidos, ni con mostrar a través de sus atuendos las personalidades del jurado, la conductora y hasta conjuntarse con el tipo de prueba tanto en exteriores como en plató. Esta semana también han homenajeado al sector del diseño patrio.

Bluper entrevista a la diseñadora de vestuario, Montse Nieto, sobre cómo ha sido ese momento especial de maridaje moda-gastronomía en el que “no faltaba nadie” y cómo es vestir MasterChef tras 3 ediciones de adultos y 2 de niños.

La moda y la gastronomía, ¿qué tienen en común?

Todo lo que hay con la gastronomía ahora es como una tendencia de moda. Además también utilizan toda la terminología inglesa que utilizamos en la moda. Es verdad y lo vemos: se lleva el color block, los zapatos ahora son pumps, stilettos, ella es una it girl, se sentó en el front row... Y la gastronomía, con los foodies, se ha sumado a ese momento. Lo bueno es que esta moda repercuta en que nos preocupemos por comer bien, apreciar los sabores... Pepe dice que una cosa es comer para subsistir y otra es el placer, el degustar. Con la moda pasa lo mismo, los neandertales se cubrían con pieles para no morir de frio y luego hemos evolucionado a rituales y llegan las modas.

Realmente la temática es la cocina y ahora casi hay un equilibrio con la moda

¿Qué te pareció cuando te contaron la prueba especial dedicada al mundo de la moda? ¿Por qué la moda española merece esa atención?

Unir todo el sector de la moda junto al de la gastronomía era genial. Me pareció una idea maravillosa porque MasterChef es un programa de cocina pero en el que los estilismos tienen relevancia y hasta, en cierto modo, enseñamos ropa de diseñadores que a lo mejor parte del público no conoce y que de repente se da cuenta de que pueden confiar en ellos para ocasiones especiales. Ahí están García Madrid, Paco Varela, Scalpers... Hay que estar más orgullosos de lo nuestro.

¿Qué diseñadores elegiste para vestir a Eva y Samantha en esa prueba?

Eva llevaba un diseño de Juanjo Oliva y Samantha un abrigo de Jorge Vázquez y pantalón de By Mordisco. Intento ir dando espacio a algunas marcas menos conocidas o nuevas siempre que cumplan con nuestros requisitos de calidad.

La exposición se montó para ese evento concreto y los diseñadores eligieron qué mostrar, si algún modelo de la colección 2015 o algún diseño icónico de su carrera. La ayuda de ACME (Asociación de creadores de moda de España) ha sido fundamental para llevar a cabo la muestra.

De los invitados, ¿quién es tu debilidad? 

Es difícil quedarse con uno... Pero el peletero Miguel Marinero, que vistió a Eva y a Samantha para la prueba exterior de Andorra, trajo un abrigo amarillo impresionante. Aquí no somos capaces de ir con un abrigo de piel, vaquero y deportivas, eso lo hacen en Paris y me encanta.

Solo os queda por grabar la final, ¿cuál es la sensación que tenéis al ver que ya se acaba?

A mi equipo y a mí, nos pasa que cuando empezamos temporada pensamos “la que se nos viene por delante, de platós, exteriores... Parecemos la Piquer con las maletas, la tuya y las 44 que llevamos de viaje y cuando termina no nos damos cuenta de que ya se ha acabado y ahora ya pensamos en lo siguiente que son los niños”. Desde la primera vez nos ocurre igual, que se nos pasa muy rápido. Es como un Gran Hermano, veo más a Samantha que a mi familia, de hecho ya es como si lo fuéramos.

¿Al principio qué instrucciones en cuanto a vestuario te dieron?

Me dijeron era que Pepe iba de negro. Con el tiempo hemos ido cogiendo confianza y evolucionando, la directora de Shine tiene un gusto exquisito y cuando estás en consonancia con la dirección es todo más sencillo y se trabaja muy bien.

Nunca había hecho un programa donde el estilismo tuviera tanta importancia

¿Cuál ha sido el que más ha evolucionado de los cuatro?

Creo que los cuatro han mejorado desde que los conozco, pero lo de Jordi Cruz ha sido un cambio sustancial. Ahora veo cómo se preocupa, se arregla y se atreve con cosas como un pantalón rojo pitillo de Morato que ahora le encanta. Cuando empezó al programa no se habría puesto eso creo que porque teníamos esos prejuicios de que el mundo de la cocina es serio y él es joven y con su forma de vestir buscaba la credibilidad en su profesión, ese respeto.

Ahora se siente seguro, se siente un crack en la cocina porque lo es y eso no significa que tenga que llevar chinos, camisa y corbata. Con Eva y Samantha también noto cambio, pero cuando llegaron ellas sabían lo que les gusta y sienta bien, hemos cambiado pequeños perfiles, pero trabajábamos ya con una base.

¿Cuál es la diferencia entre vestir MasterChef y vestir otros programas?

A nivel profesional para mí es ir viendo como un programa de cocina consigue repercusión por sus estilismos. Que haya gente que esperen a que arranque para ver qué llevan puesto y te escriban mails, por Instagram o Twitter preguntando por determinadas prendas... Eso sucede cada semana. Esa es la diferencia, que realmente la temática sea la cocina y ahora casi haya un equilibrio, nunca había hecho un programa donde el estilismo tuviera tanta importancia. La verdad es que el registro de imagen de MasterChef es lo más yo que he hecho en mi carrera.

¿En qué otros programas has trabajado?

Empecé con una telenovela hace 15 años, nos lo pasábamos genial, La verdad de Laura en TVE y tenía una audiencia brutal. Después hice la última temporada de Un paso adelante y ahí había repercusión de la moda, pero ahora tenemos las redes sociales que consiguen este feedback que no se podía hacer cuando vestía, por ejemplo, La hora Wiki con Raquel Sánchez Silva en Canal Plus, era un programa muy divertido y jugábamos mucho con el estilismo.

También te has lanzado con tu propia marca de sombreros, bisutería, camisetas y turbantes.

La verdad es que he desarrollado un hobby. Una vez que quería comprarme un sombrero y no encontraba nada que me gustase. Vi una corbata de mi abuelo, con el que tenía una relación muy especial, y se me ocurrió ponérsela al sombrero, desde entonces por donde iba buscaba corbatas vintage y eso ha ido evolucionando... Ahora una amiga me ha dado pieles de colores y estoy con los de verano. También, con mi hermana que es fotógrafa, hemos creado unas camisetas de edición limitada con sus fotos. Algunas de las 83 piezas únicas (no hay dos iguales) de DeMolina se venden en la tienda Adhoc en Madrid o en sus redes sociales.