De Paloma Cuesta a Menchu: así fue la reconciliación de Loles León y los Caballero
La actriz relata cómo fue ese 'ratito' en el que estuvo alejada del universo de 'La que se avecina'.
18 diciembre, 2019 15:16En el año 2004, con Aquí no hay quien viva en su momento álgido, saltaba una de las noticias que más eco iba a tener en el mundo de la ficción española: Loles León, una de sus protagonistas más carismáticas, decidía no retomar su papel de Paloma Cuesta tras no llegar a un acuerdo con José Luis Moreno y sus sobrinos, Alberto y Laura Caballero.
Su salida supuso un jarro de agua fría para los espectadores de Aquí no hay quien viva, que tenían a Paloma Cuesta como uno de los personajes clave. Sin embargo, la serie supo seguir adelante sin ella dando el peso de sus tramas a Isabel Ordaz, que interpretaba a la Hierbas.
A partir de entonces empezaron a hacerse numerosas declaraciones desde ambos lados que no debieron gustar al contrario. Incluso Alberto Caballero llegó a hacer público en Sospechosos habituales que "fue Loles la que estuvo llamando para participar en Escenas de matrimonio".
Once años después de su salida y, tras muchas declaraciones públicas, se limaron asperezas y la actriz regresó a La que se avecina interpretando al personaje de Menchu Carrascosa, la madre de Yoli, el personaje interpretado por Miren Ibanguren, y que tan buenos momentos lleva dados desde la novena temporada.
Tanto Alberto como Laura tienen algo especial para sacarme cosas que ni yo misma sé que las tengo
Alberto Caballero nos ha dicho que tiene a dos de las mejores actrices de comedia de España. ¿Qué siente una cuando recibe un piropo así?
Cuando yo empecé a trabajar con él y con Laura tenían 23 o 24 años. Eran unos pipiolos con mucho talento... y aquí seguimos. Yo me fui un ratito para dejarles evolucionar y ahora ya he vuelto. Todos los actores de LQSA somos muy de comedia, pero sí que es verdad que Miren y yo parece que seamos de verdad madre e hija. Hemos llegado aquí, y solamente vernos, hemos hecho 'flash'. Estamos encajadas y conectamos divinamente.
Pero tanto Alberto como Laura tienen algo especial para sacarme cosas que ni yo misma sé que las tengo y eso no todos los directores lo saben hacer, ni todos los guionistas. Estos sí. Tienen ese don, de captarte lo que puede funcionar y que tú no lo explotas porque no sabes que lo tienes. Escriben la cosa adecuada para cada uno. En ANHQV nos sacaban cosas geniales en comedia y en drama, que lo mezclaban todo. Te sentías una actriz, una buena actriz. Ellos tienen esa virtud y te la dan. Es muy generoso.
Alberto me ofreció otro papel para entrar antes. Pero me dijo que si me esperaba tenía el de madre de Miren. Y yo quería ese. Ella es tan buena actriz y la veo como cuando yo tenía su edad: con mis registros, con esa energía que tenía, con esa facilidad de improvisación... Yo sabía que iban a escribir algo que sería para crecernos.
Me ofrecieron otro papel para entrar antes. Pero, si me esperaba, tenía el de madre de Miren
¿Cómo fue ese ratito que estuviste fuera de este universo?
Fue gracias a un periodista. En un photocall me preguntó, por casualidad, que si me gustaría entrar en LQSA y yo dije que sí. '¿Qué papel te pides?', preguntó. 'Que me den lo que quieran, que tengo muchas ganas de trabajar con ellos.
Ellos lo vieron, el hijo de Concha Velasco en Non Stop People me preguntó si había tenido noticias de Alberto Caballero. 'No me ha dicho nada, pero él tiene la pelota en su tejado y yo no voy a llamarle porque soy una señora. Espero que me llames, te voy a contestar con todo el amor y cariño". Y me llamó. Y me dijo: 'Bueno Loles, ¿qué hacemos?'. 'Pues volver. Ya lo ha hecho Almodóvar, pero ahora en serie', le respondí. Nos entendimos como si nos hubiésemos visto ayer.
Enfadados no estábamos. Lo que pasa que siempre hay estas cosas de que ellos eran muy jóvenes, no les gustaba que me fuera; yo estaba un poco cansada porque claro, los horarios de entonces no eran lo mismo que ahora. Me recogían a las seis, a las doce de la noche llegabas de noche a casa y a la una te pasaban el guion del día siguiente y tú ni dormías ni te lo aprendías. Ya no disfrutaba. Si no disfruto trabajando, ya me voy apagando.
Ellos eran muy jóvenes, no les gustaba que me fuera; yo estaba un poco cansada
¿Improvisáis mucho en La que se avecina?
En Aquí no hay quien viva y La que se avecina nunca se improvisa. Nunca se te admite decir algo de tu cosecha. Nunca jamás. En un principio era como 'qué pesadez'. Pero ni una coma, ni un 'que' por un 'como'. Nada. Y luego hemos entendido que es mejor porque somos muchos porque, si de repente todos improvisamos, el guion no se hace. Y entonces no se permite.
Lo que pasa es que la energía que tenemos Miren y yo la aprovechan y la escriben. Y dan en el clavo para que nosotras tengamos esa conexión como si estuviéramos improvisando, pero no sólo con nosotras, sino con todos los actores. El asunto de improvisación está más en la química.
En Aquí no hay quien viva y La que se avecina nunca se improvisa.
¿Qué te parece la idea de la mudanza? ¿Hay que renovarse para no morir?
Yo no lo haría para no morir porque el éxito de esta serie es como el espectador. Los ciudadanos somos así. Todo lo que ves lo puedes tener en tu casa, en tu comunidad, en tu familia... El spin off, no, porque no sé si yo estaría. Yo estoy a favor de una mudanza, pero para divertirme. Oh, me gusta mucho todo el meneo ese, nos destrozaríamos vivos y las tramas vengativas que habría.
Te vimos en Ven a cenar conmigo Gourmet Edition. ¿Cómo fue la experiencia con Rosa Benito, Irma Soriano y Belinda Washington?
Ha sido fenomenal. Pero eso también es muy reality, ¿eh? Todo muy bien, las quiero mucho, y me llevo muy bien. Ahí es otra sinergia y ahí tengo que tirar yo del carro. Ellas son estupendas, pero yo las tengo que arrastrar a lo de ahora. Hay que abrir las piernas y disfrutar.