La fórmula Ocho apellidos vascos arrasa allá por donde pisa. La película de Telecinco Cinema no pasó desapercibida para nadie y todas las cadenas han metido esta ecuación en su programación en alguno de sus programas. Uno de los últimos en sumarse ha sido Cocineros al volante, el programa que cada martes emite TVE.
Álex Alcántara, el del sur, e Íñigo Pérez 'Urrechu", el del norte, son los encargados de juzgar a los concursantes durante una ruta que cruza España de arriba a abajo. Una técnica infalible.
Shine Iberia ha colocado en su escaparate dos de las piezas claves para todo programa de cocina que se aprecie. A un lado, el andaluz. La comunidad andaluza es una de las que más consume realities en España y un guiño a su tierra siempre suma puntos de share. El norte es una de las zonas geográficas con los mejores chefs del mundo y no puede darse de lado. En Bluper hablamos con los jueces de Cocineros al volante.
Los ‘ocho apellidos vascos de los fogones. ¿Qué os parece que os presente así?
Urrechu: Hay varias cosas que nos diferencian. Yo, por ejemplo, digo “pincho” y él dice “tapa”. ¿Es que no nos ponemos de acuerdo?
¿Es tan diferente lo de ‘arriba’ a lo de ‘abajo’?
Urrechu: De cara a expresiones, sí. Pero de cara a la pasión por la gastronomía o de cara al mimo por el producto estamos hablando de lo mismo. Álex siente la misma pasión que yo por la gastronomía, lo que pasa que expresado de una manera diferente. Mejor la del norte. ¡Ahí va, la hostia! (Risas)
Álex: Bueno, bueno, bueno… Eso habría que discutirlo. Cada uno tiene sus platos tradicionales y su forma de cocinar, pero al final la gastronomía es una gastronomía de país, de un país pequeño. Hay muchas influencias del norte con el sur. Hay muchos platos similares pero que se les llama de diferentes formas. La riqueza de un país es eso, la riqueza gastronómica.
¿Cómo os definís como jurado?
Urrechu: Tenemos que ser exigentes. Lo comparo con lo que hago en mi día a día. Si en mi restaurante algún camarero o algún cocinero no saca las cosas bien no le puedo poner un piso en la Castellana. Al que hace las cosas bien le das un abrazo y se lo dices. Al que no hace las cosas tan bien se lo tienes que hacer ver. No es que hayamos tenido que hacer de poli bueno y poli malo, tenemos que ponernos en el rol de lo que hacemos en el día a día.
¿Habéis encontrado buenos cocineros en el programa?
Urrechu: El mejor, Álex Alcántara.
Álex: Ha habido un muy buen casting. al principio nos encontramos con gente que cocinaba muy bien y con gente que no cocinando tan bien sí tenía otras virtudes como es la estrategia de venta. Es verdad que esos que cocinaban un poco peor han ido teniendo una evolución muy buena. Eso también es bonito.
¿Les veis a alguno ya en ‘Masterchef’?
Álex: ¿Por qué no? De hecho tenemos al ganador de Masterchef en nuestras filas. Algunos no porque son profesionales, pero muchos tienen un nivelazo impresionante.
¿Sois tan duros como ellos como jurado?
Álex: Yo, hablando de la dureza, tengo que decir que la cocina es una profesión muy dura y eso se tiene que reflejar en la televisión también. La cocina es muy exigente y las cocinas de restaurantes con estrella Michelin el trato que te dé el jefe de cocina en muchas ocasiones no es el mejor que te podría dar. Pero es la manera de aprender y el que quiera subirse al carro se sube y el que no pues que se baje. Es lo que hay.
Urrechu: La dureza de los jueces depende muchas veces en según qué concursante te encuentres. No puedes juzgar igual a uno o a otro. Cada concursante es diferente.
¿Qué os hizo ser cocineros? ¿De dónde nace esa pasión?
Álex: Mi pasión por la cocina nace cuando tenía 14 años y mis padres se iban fuera los fines de semana. Mi madre cocina muy bien y me dejaba recetas. Empecé a hacerme las tortillas de patatas, el pisto y poco a poco fui enrollándome. Iba cocinando para mis amigos y para mis novias. Pero cuando me enamoré de la cocina es cuando llegué a Madrid con 19 años. Ya había ido a la escuela de cocina pero no me gustaba del todo. Llegué a Madrid a un restaurante que se llamaba Neo. Fue mi primera toma de contacto con la cocina de autor y quedé apasionado.
Urrechu: Él habla de pisto y a mí me hacían hacer chuletones y alubias. Yo soy el pequeño de tres hermanos y el mayor me saca ocho años. Cuando yo ya tenía edad de jugar con ellos ya se peinaban y se iban a ligar. Yo me quedaba en casa con mis padres en la cocina. Recuerdo jugar con los camiones en la cocina. El coger la albóndiga recién frita y el pasar el dedo por la fuente de bechamel lo recuerdo como un juego.
Ahora la cocina está muy bien vista gracias a la televisión, pero hubo otras épocas en las que no era tan bueno ser cocinero…
Urrechu: Mi madre es profesora de un pueblecito muy pequeño. Mi hermano, el mediano, se sacó dos carreras a la vez. Y yo que quería ser cocinero… Antiguamente un cocinero era un tío gordo, lleno de lamparones y todo el día en la cocina. Era algo horrible. Gracias a Dios se ha ido limpiando la imagen de lo que es un cocinero y donde el que es profesional es tan profesional como en cualquier otra profesión.
Álex: Es una profesión muy dura. Aunque a la gente le parezca todo muy bonito, el que llega a una cocina y se enfrenta de verdad a lo que es ser un cocinero ha sufrido mucho hasta conseguir montar su restaurante. Es muy duro. Yo siempre he trabajado de cocinero pero es verdad que mientras mis amigos estaban en la feria o de verano yo he estado trabajando. Ahora mola ser cocinero porque sales en la tele, pero llevo desde los 17 años sin parar de trabajar.
Aquí se vive la cocina en tres metros cuadrados. ¿Vosotros seríais capaz de cocinar así?
Álex: Durante el programa nos vais a ver cocinar varias veces. Es un lujo compartir espacio con este máquina. A nosotros, los cocineros, lo que nos gusta es cocinar. Cuando te metes en esta profesión a veces dejas un poco de lado la cocina y este programa nos ha dado la oportunidad de meternos de lleno. Mis padres tienen un negocio donde la cocina es más chica que esa.
Urrechu: La cocina es la máxima expresión de amor que existe. Cuando estás cocinando lo preparas para provocar sentimientos y sensaciones. Me da lo mismo dónde me encuentre ubicado y lo que me importa es con quién, un amigo con el que estás compartiendo ese momento.
¿Os asusta la popularidad que da la televisión?
Urrechu: Hombre, al final…¿qué es la popularidad?
Álex: Él ya es popular. Todo el mundo le conoce.
Urrechu: Yo salgo de casa y me meto en mi restaurante. Salgo de mi restaurante y me meto en casa. Sólo he salido de esa dinámica para el programa. Con 44 años no voy a cambiar mis rutinas. Por mucho que me digan “hola”, pues diré “hola”.
Álex: Es una oportunidad espectacular. Planteárselo es de tontos. Desde el primer momento fui sin mirar atrás. Tanto para mí como para mi restaurante esto sólo puede tener beneficios. Ya aprenderé a gestionarlo. No sé si esto será un boom pero ya aprenderemos a convivir con ello.
Urrechu: Hay que pensar en lo que esté bien hecho, que te vayas a la cama con la sensación de que has hecho las cosas bien y duermas tranquilo. Lo otro es el añadido o lo suplementario.
Álex: Si coges popularidad haciendo lo que más te gusta que es cocinar, es perfecto. Igual no me hubiera gustado saltar a la fama por enrollarme con una chica o por ser el hijo de alguien. Pero haciendo mi profesión bien es un premio.