Sigo sin dar crédito a lo que sucedió ayer en Sálvame. No creo que sea el único. Por más que intento buscarle una explicación, no la encuentro. Busco opiniones de amigos, familiares o compañeros que me ayuden a encontrar alguna clave, pero nada. Llego a pensar que nadie en su sano juicio puede explicar cómo pudo cebarse así la comunicación del cáncer de pulmón que padece Mila Ximénez.
O quizá alguien con la mente muy maquiavélica. Sí, quizá pueda ser eso. Entonces me vienen a la mente las palabras de hace poco más de dos semanas de Jorge Javier Vázquez hablando de sus jefes, Alberto Díaz y David Valldeperas. "Son personas maquiavélicas y perversas".
Es la única explicación para las palabras que pronunció ayer el presentador a eso de las seis de la tarde. “Lamentablemente, esta tarde vamos a comunicar a toda la audiencia una noticia triste, dolorosa y que no nos gustaría tener que hacer pública, pero no queda más remedio (...) Ninguno de los colaboradores sabe de lo que se trata, pero ya les puedo avanzar que no les va a gustar lo que va a oír”.
Vuelvo a ver el vídeo otra vez. Se me hiela la sangre. ¿Qué mente ha ideado esa última frase? ¿Qué se buscaba? ¿La reacción en directo? ¿Las lágrimas? ¿Cómo se puede tener en vilo a una serie de personas durante dos horas esperando una noticia así? La vida misma, defienden una y otra vez. Lo siento, pero no.
Un concurso entre medias
Algunos argumentan que el programa no quería contar tal noticia a primera hora de la tarde para no hacerles pasar un mal trago a los colaboradores el tiempo que restaba, ya que no sería sencillo pasar de contar una noticia tan triste a hablar de temas más banales. Puede ser. No lo cuestiono.
Pero, como bien relatan los compañeros de Vertele, después de dejar en pausa la llamada de Mila Ximénez, “Sálvame siguió la escaleta habitual como si nada ocurriera, colocándose Jorge Javier al mando del concurso telefónico que se realiza a última hora de la tarde, antes de retomar el tema”.
Pedro Almodóvar ya lo predijo en Volver con aquella escena en la que la siempre sobresaliente Yolanda Ramos entrevistaba al personaje de Blanca Portillo. “Agustina tiene cáncer. Pero, no debes estar nerviosa, que estás entre amigos. Venga, un fuerte aplauso para Agustina”.
No quiero entrar a cuestionar las razones de Ximénez para haber accedido a comunicar una noticia así. Lo importante ahora es que supere la enfermedad y pronto podamos volver a verla sentada en un plató regalando notables momentos televisivos. Pero quizá va siendo hora de que, esa perversidad que algunos no tienen reparo en mostrar a diario bajo la excusa de que es cómo la vida misma, salga de nuestra televisión.