El pasado 1 de enero se estrenó la nueva temporada de RuPaul’s Drag Race, el talent show en el que un grupo de drag queens tiene ponen a prueba su “carisma, singularidad, atrevimiento y talento” para alzarse con un importante premio en metálico.
Habitualmente, en el primer episodio las reinas entraban al taller tras alguna prueba de desfile o de posado fotográfico se confeccionaban un sofisticado traje con materiales aportados por el programa, que podían ser baratijas, cortinas, telas variadas…
Para romper con lo que el espectador se podía esperar, en la temporada 6, y también luego en la 12, las reinas entraron en dos veces, y luego unieron su concurso. Pero en el fondo, la dinámica del formato seguía siendo la misma. Hasta este 2021, con su temporada 13.
En los dos episodios que llevamos hasta la fecha, mama Ru ha reescrito las normas tal y como creíamos conocerlas. Así, el programa comenzó con una batalla de sincronización de labios de dos en dos; las mejores drags pasaron el corte (en un juego de palabras que hace referencia a la primera eliminada del programa, Victoria Porkchop Parker) y siguieron en el programa. Las otras fueron apartadas momentáneamente, creyendo que se iban a casa nada más llegar, sin tiempo siquiera para desempacar sus equipajes.
Tras dos episodios, no se sabe exactamente cuál será la dinámica del programa
Tanto se ha sacado los pies del tiesto esta temporada que el segundo episodio comenzó con lo que parecía una eliminación al más puro estilo de All Stars. Las reinas que no pasaron el corte decidiendo a cuál querían fuera de la competición eligiendo su nombre con una barra de labios.
En un nuevo giro, esa elegida para irse, Elliott with 2 ts, se sumó al equipo de las ganadoras, a las que vimos competir en una prueba de coreografía y un lipsync que no era eliminatorio, sino que permitía a su ganadora embolsarse una propina de 5.000 dólares. Del grupo de perdedoras supimos poco más, de momento.
Con estas breves pinceladas, el programa ha conseguido sacar a sus espectadores de la zona de confort, y ha hecho que no sepamos cuál será el siguiente paso que darán. Ahora mismo hay ganas de ver el programa, pero no para ver quién se va, sino para ver qué pasará, literalmente. Se entiende que en el capítulo que se emita en la madrugada del viernes al sábado, hora española, veremos a una primera drag recibir el temido “sashay away”, y que a partir del cuarto la competición volverá a ser la de siempre. O no.
Los productores han conseguido agitar con inteligencia un formato tan sólido y arraigado, tan encorsetado en algunas ocasiones. No ha sido como en algunas ediciones de All Stars en la que en el primer capítulo RuPaul explica cuáles serán las reglas de la temporada. Aquí el espectador y las participantes descubren las mismas a la vez, casi cogidos de la mano, expectantes.
Un éxito internacional
Surgido en 2009, RuPaul’s Drag Race se convirtió poco a poco en un fenómeno internacional. En 2019 se estrenó Drag Race UK, que este mismo jueves lanza su segunda temporada (que se retrasó por la crisis sanitaria del coronavirus), y en 2020 llegaron las versiones de Canadá y de Holanda. Según ciertos rumores en los tabloides británicos, en Drag Race UK habrá una pequeña revolución y veremos a una reina montar un espectáculo cuando la nominen para irse, aunque de momento no hay una versión oficial al respecto.
España se sumará en breve a la selecta lista de países que cuenta con su propia versión con licencia Drag Race. El pasado mes de noviembre Atresmedia anunciaba que el formato llegará a su plataforma ATRESPlayer Premium, y en diciembre se abría el casting para encontrar a las primeras participantes.
ATRESPlayer Premium ya ha abierto el casting para 'Drag Race España'
Como ya valoramos en estas páginas, el programa llega a nuestro país quizá en el momento más necesario para este colectivo de artistas, que pasan por un momento muy delicado, al igual que todo el mundo del espectáculo en general.
El drag y el transformismo ha sido siempre un sector profesional un tanto underground, cuyo principal mercado está en el mundo de la noche, y con salarios y condiciones no son habitualmente halagüeñas (y más si tenemos en cuenta que requiere de una importante inversión en maquillaje, peluquería y vestuario). Un sector que ahora mismo tiene las puertas cerradas, y que se desconoce cuándo volverán a abrir.
Gracias al programa, las drags patrias podrán hacer visible su talento y su disciplina en una ventan audiovisual que cada vez gana más adeptos, y de tener una plataforma promocional en un momento tan complicado para el espectáculo en general. Para ganar tal título las participantes deben demostrar su talento cantando, haciendo playback, bailando, diseñando trajes o defendiéndose como actrices (y mientras, de manera transversal, seguro que nos dan auténticas lecciones de vida y de tolerancia).