La presencia de la inmigración musulmana en la fisonomía urbana de las ciudades de Castilla y León cada vez es más frecuente. Los hiyab ffemeninos forman parte de las estampas cotidianas y la población castellano y leonesa se ha acostumbrado poco a poco a esta presencia foránea y cosmopolita, fruto de la inmigración. Sin embargo y pese a esta normalidad imperante, la comunidad musulmana se enfrenta a una serie de importantes carencias y necesidades.
La marabunta estadística indica que actualmente Castilla y León ocupa el duodécimo peldaño en la lista de comunidades autonomas en lo que a población musulmana se refiere. Segun los datos que maneja la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), en la región castellano y leonesa están afincados un total de 44.222 musulmanes a fecha 31 de diciembre de 2020 (son los últimos datos que tiene recopilados). Se trata de una cifra muy lejana en comparación con las comunidades con mayor presencia de fieles del Islam, como son Cataluña (607.000 musulmanes) y Andalucía con 360.000. De estos 44.222 musulmanes, 28.537 son extranjeros y los 15.865 restantes son ciudadanos españoles, es decir, foráneos que han adquirido la nacionalidad española o hijos de inmigrantes que han nacido en territorio español. De los extranjeros, el grupo humano predominante son los marroquíes (casi 23.000), seguidos de los españoles que tienen DNI (unos 15.600), aunque también hay inmigrantes de otro variado elenco de países, como son Argelia, Bangladesh, Gambia, Guinea, Mali, Nigeria, Pakistán y Senegal.
De los 44.222 musulmanes, 6.462 son menores y está cursando estudios tanto en Primaria como en Secundaria en colegios e institutos. Y es aquí donde surge la primera gran carencia, dado que el credo de Mahoma apenas se imparte en las aulas de los centros educativos de Castilla y León, pese a que, conforme a la normativa vigente, todas aquellas familias que estén interesadas tienen pleno derecho a que sus hijos se familiaricen con las enseñanzas del Islam en el sistema educativo, tanto en centros públicos como en concertados. Los datos de UCIDE relevan un indicador absolutamente sorprendente, como es que en Castilla y León solo hay seis profesores que imparten la asignatura de Religión Islámica, una cifra irrisoria se si compara con el volumen total de posibles destinatarios (más de 6.600).
La introducción de la doctrina del Islam en las aulas adquirió formato legal en España en el año 1996, cuando se aprobó y publicó el contenido y el curriculum de las clases de la asignatura denominada genéricamente como 'Enseñanza Religiosa Islámica', así como el convenio para la contratación de los profesores que deberían impartir esta materia. Previamente, en el año 1992 se firmó el correspondiente acuerdo entre el Estado español y la Comisión Islámica, que establece que estos niños pueden estudiar la asignatura de Religión Islámica, siempre que los padres lo soliciten en los centros educativos y haya un número mínimo de alumnos por centro. Es decir, el marco legal está perfectamente definido y, sin embargo, la presencia de estos estudios en mínima. ¿A qué se debe?.
Para ejemplificar y entender las razones de esta escasa presencia de docentes de Religión Islámica, basta ubicarse, por ejemplo, en el caso que se está viviendo en los últimos cursos en la provincia de Salamanca, con centros educativos que tramitaron las correspondientes solicitudes para impartir estos estudios a los alumnos cuyos padres así lo habían solicitado.
Sin embargo, el hecho de que haya alumnos que soliciten estudiar la doctrina de Mahoma no garantiza que las clases de Religión Islámica vayan a impartirse, dado que resulta obligatorio encontrar profesor. Y no se trata de una tarea sencilla, porque durante los tres últimos cursos hubo solicitudes procedentes del colegio Beatriz Galindo, pero al final no pudieron impartirse las clases porque no se consiguió ningun docente.
Nivel formativo
La Junta de Castilla y León recuerda que su cometido en estos casos consiste en trasladar las peticiones a la autoridad eclesiástica correspondiente, que es quien debe facilitar el profesorado con la titulación pertinente. En el caso del credo islámico, el acuerdo rubricado entre la comunidad musulmana y el Estado español establece que la enseñanza religiosa islámica será impartida por profesores designados por la Comisión Islámica de España, que es la que propone a los docentes, que además de poseer una titulación en Educación Primaria o Secundaria, deberán formarse posteriormente en cursos propios de la citada comisión. Se trata de una situación similar a la que se origina, por ejemplo, cuando resulta preciso contratar nuevos profesores especializados en la religión católica para un determinado colegio e instituto, dado que en esos casos la solicitud para seleccionar un docente especializado en la materia se remite al Obispado de la Diócesis católica correspondiente. Además, hay que tener en cuenta que el futuro docente especializado en el credo del Corán debe reunir un perfil perfectamente definido, como un buen dominio del español para impartir las clases y que tenga un determinado nivel formativo.
Sin embargo, la experiencia vivida en los últimos cursos ha sido que la Comisión Islámica, pese a las solicitudes tramitadas por las autoridades educativas de la Junta, no propuso ni seleccionó ningún profesor para la provincia salmantina, por lo que las clases no pudieron impartirse.
Desconocimiento adolescente
Amira es una chica de 14 años que estudia el segundo curso de la ESO en un céntrico instituto de la capital salmantina. Es española de pleno derecho, porque nació en Salamanca y es hija de un matrimonio marroquí que emigó hace casi dos décadas buscando un futuro esperanzador en España. "Soy española de nacimiento, pero me siento al mismo tiempo marroquí, pero jamás he tenido una clase sobre el Islam, ni cuando estaba en Primaria ni ahora en la ESO". Afirma que "jamás me han dicho que podía estudiar la religión de mis padres en España y eso que me habría gustado, porque mis padres son creyentes, pero nadie nos ha dicho que podíamos solicitarla... Es una pena".
El caso de Amira es similar al de otros muchos niños y adolescentes cuyos padres son musulmanes y que su práctica religiosa se limita solo el ámbito familiar. "Nunca he tenido ningún problema por ser musulmana, aunque tampoco he presumido de ello con mis amigas en el instituto, porque a ellas eso les da igual... Yo todo esto lo veo con mucha naturalidad, pero estaría bien que hubiera algún profesor que enseñara nuestra religión y no creo que hubiera ningún problema por eso", comenta Amira mientras consume de forma apresurada una lata de bebida energética en compañía de sus amigas tras salir del instituto.
Sin imanes
La Unión de Comunidades Islámicas de España también ha detectado otras importantes carencias de los musulmanes que residen en Castilla y León y que también son extensibles a otras comunidades autónomas. En su último informe pone de relieve que las prisiones y hospitales de Castilla y León no cuentan con ningún imán asignado que pueda prestar asesoramiento o ayuda religiosa a los presos que cumplen condena en centros penitenciarios o a pacientes seguidores de la doctrina del Corán ingresados en hospitales de la región. Y lo mismo sucede con los musulmanes que han optado por el Ejército como opción laboral: para ellos no hay imanes castrenses a los que acudir para poder pedir consejo u orientación religiosa.
La UCIDE recuerda que en el año 2006 se aprobó y se publicó el decreto que regula la asistencia religiosa, en centros penitenciarios, de las confesiones minoritarias que tienen suscritos acuerdos con el Estado. En el año 2007 se firmó el convenio económico para los asistentes religiosos islámicos, rubricándose en 2008 el convenio específico para Cataluña con competencias penitenciarias transferidas. Además, en 2015 se suscribió el convenio para la asistencia religiosa en los centros de internamiento de extranjeros. La UCIDE rememora también que en 2007 se firmó el decreto del Servicio de Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas (SARFAS) para sus miembros católicos y se publicó la Ley de la carrera militar que continuó confirmando su catolicidad, "mientras sigue sin ser contratado ningún imán castrense, aun existiendo alguna unidad de mayoría musulmana, como son las Unidades de Regulares, las cuales llegaron a contar en el pasado con imam castrense y alfaquí".
Por si fuera poco, sigue sin haber ningún imán que preste asistencia religiosa en estos momentos a los pacientes musulmanes que son ingresados en hospitales de Castilla y León, pese a que el acuerdo de cooperación suscrito en el año 1992 por el Estado con la Comisión Islámica de España incorporaba una claúsula relativa específicamente a la asistencia religiosa islámica en los centros hospitalarios.
Profesores en paro
Actualmente los musulmanes representan aproximadamente el 4% de la población de España. De ellos, el 58% son inmigrantes y el 42% restantes son ciudadanos españoles, es decir, extranjeros que han adquirido la nacionalidad española o bien son hijos de inmigrantes nacidos en territorio nacional. De ese 58% mencionado anteriormente, los marroquíes conforman el bloque más numeroso, dado que representan el 38%.
Los fríos y objetivos estadísticos hablan por sí solos. Por ejemplo, el 90% del alumnado musulmán carece de clases de la asignatura de Religión Islámica en el conjunto del territorio nacional y el 90% del profesorado de esta materia se encuentra desempleado. Estos llamativos datos son los que ha hecho públicos la UCIDE, una organización religiosa con sede central en Madrid, fundada en el año 1980 aprovechando los vientos religiosos de tolerancia emanados por la Constitución de 1978. Se trata, además, de una entidad cofundadora de la Comisión Islámica de España, representante ante el Estado español, y del Consejo Musulmán de Cooperación en Europa, órgano representativo ante la Comisión de Europa.