Un estudio de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio invita a actuar en 88 emplazamientos con riesgo muy alto por el uso del oso pardo en contenedores de basura para alimentarse. Se trata de envases declarados de máxima prioridad o riesgo estimado, que tienen problemas “estructurales”, como la ausencia de tapa o estar dañados. Sobre ellos, se prevé intervenir a través del diseño de prototipos para cubrir contenedores y evitar que la basura sea utilizada como fuente de alimento por parte de los plantígrados que habitan en la Cordillera Cantábrica.
El análisis, realizado durante los dos últimos años, profundiza “espacialmente” el riesgo de utilización de los contenedores de basura en el área de distribución del oso pardo. Se define el nivel de riesgo para cada emplazamiento y se establece un orden de prioridad para la implementación de las actuaciones preventivas en los contenedores más conflictivos. Asimismo, este estudio establece un prototipo de contenedor con el objetivo de iniciar su implementación experimental en diferentes localidades de Castilla y León.
El resultado de la combinación de los valores de riesgo asociados al emplazamiento de los contenedores y a la presencia de oso constata que de los 617 emplazamientos estudiados en 32 municipios de León y Palencia, 88, el 14,3 por ciento, se incluyen en la categoría de riesgo-prioridad de actuación “muy alta”; 123, que se traduce en uno de cada cinco, en la categoría “alta”; 154 (el 25 por ciento) en la “media”; y 252 (40,8 por ciento,) en las categorías “baja” o “muy baja”.
Las zonas de “alta” y “muy alta” se concentraron mayoritariamente en la provincia de León, con 192, frente a las 19 de Palencia. Destaca el municipio de Villablino, con 130 emplazamientos, Palacios del Sil (20), Páramo del Sil (13) y Peranzanes (13). Fabero, San Emiliano, Boca de Huérgano y Cabrillanes suman entre todos otros nueve emplazamientos. Los 19 de Palencia se distribuyen por los municipios de La Pernía (nueve), Cervera de Pisuerga (seis), Velilla del Río Carrión (dos) y Barruelo de Santullán y Polentinos (uno).
Igualmente, en los contenedores de máxima prioridad o riesgo estimado, el 29 por ciento tienen algún problema estructural, ya sea la ausencia de tapa o estar dañados. Por el contrario, en los de “muy baja”, el 95 por ciento se encuentra en buen estado, “quizás por un menor uso o por haber sido renovados recientemente”.
Durante los dos últimos años se ha abordado el inventario y caracterización de todos los emplazamientos con presencia de contenedores en el área de distribución del oso, estableciendo previamente contacto con los diferentes ayuntamientos y mancomunidades, competentes en la gestión de los residuos sólidos urbanos. El objeto ha sido determinar el riesgo que presentan los contenedores de basura objeto de estudio de ser utilizados como fuente de alimento por parte de los osos que habitan en la Cordillera Cantábrica dentro de la comunidad de Castilla y León.
Este parámetro, según conoció Ical, se ha estimado por medio de variables intrínsecas de las ubicaciones y estado de los propios contenedores, así como variables relacionadas con la presencia y abundancia de oso en la zona de estudio. El análisis conjunto de estas variables es el que ha permitido asignar un nivel de riesgo para cada contenedor y establecer un orden de prioridad para la implementación de las actuaciones preventivas en los contenedores teóricamente más conflictivos.
Complementariamente, para cada emplazamiento se consideraron hasta siete factores de riesgo con incidencia teórica sobre su uso por parte del oso pardo (acceso directo desde el monte, zona periférica del pueblo, entorno con abundante vegetación, casas próximas deshabitadas, escasa iluminación, poco tránsito de vehículos y zona despoblada).
Para evaluar la presencia de oso en la zona de estudio se ha empleado la base de datos de observaciones de oso pardo de la Junta de Castilla y León que incluye más de 22.000 registros de oso recopilados desde 1985 hasta 2021.
A partir de estos datos se consideraron tres variables: densidad de oso (número de contactos por kilómetro cuadrado), proximidad de oso en periodo de escasez de alimento; y reincidencia, calculada como el número de años con al menos un contacto de oso en los últimos 10 años (2012-2021) en la cuadrícula. Combinando los valores de riesgo obtenidos de las variables relativas a cada contenedor y las relacionadas con la presencia de oso, se ha obtenido una puntuación global de riesgo.
Prototipo de cubre-contenedores
Como segunda parte del estudio, se ha avanzado en el diseño de prototipos para cubrir contenedores en municipios de Castilla y León y evitar que la basura sea utilizada como fuente de alimento por parte de los osos que habitan en la Cordillera Cantábrica.
En el presente estudio se han contemplado dos posiciones para colocar los contenedores: paralelos o perpendiculares a la vía pública. También se contemplan dos situaciones: contenedor individual y dos contenedores agrupados.
Para cada tipología se han definido los características y costes de los mismos, aportando planos con el alzado lateral, alzado trasero, alzado frontal y planta.
A partir de ahora, la Junta inicia una nueva fase donde se pretende instalar de forma experimental, de la mano de los ayuntamientos y mancomunidades, los prototipos diseñados para su instalación en los emplazamientos prioritarios resultantes del presente estudio. El objetivo de esta fase piloto es mejorar los prototipos de cubre-contenedores, recibir sugerencias de vecinos y servicios de recogida de residuos municipales para mejorar dichos prototipos y financiar su implantación final en los emplazamientos de riesgo alto y muy alto.
Coexistencia con el oso pardo
La basura funciona como un recurso de elevado valor para el oso ya que, dado que se trata de una especie con elevada adaptabilidad en cuanto a recursos tróficos se refiere, según la Junta, es una fuente de alimento “de fácil acceso”. Además, dado que es un recurso casi ilimitado, ya que a los pocos días de su recogida se repone, no presenta una variabilidad estacional o espacial (siempre se encuentran en la misma ubicación y se recogen a las mismas horas aproximadamente) y muchas localizaciones presentan varios contenedores, lo que facilita el desplazamiento entre zonas con posibles fuentes de alimento disponibles, hace que el valor de este recurso sea aún mayor si cabe.
Esta fácil obtención y disponibilidad de alimento genera modificaciones de comportamiento que favorecen la presencia en torno a zonas urbanas donde se encuentran los puntos de almacenamiento y recogida de basuras y, por consiguiente, una mayor probabilidad de encuentros con humanos. “Esto se traduce, a su vez, en una mayor probabilidad de ataques accidentales, destrozos a mobiliario urbano o una distribución de las poblaciones de oso más próxima a núcleos urbanos”, prosigue el estudio.
La conflictividad generada relacionada con la basura y los osos y la gestión empleada para reducirla se trata de un hecho estudiado en las zonas de elevada densidad de esta especie, como por ejemplo Estados Unidos, donde la problemática ha sido ampliamente tratada y se han puesto los cimientos para la gestión de esta especie, pasando por proyectos europeos donde se aplican las medidas de gestión relativas a las buenas prácticas en cuanto a la gestión de basuras.
La correcta gestión y almacenamiento de residuos en zonas donde se han observado incidencias relacionadas con oso pardo puede funcionar como un primer paso hacia la disminución de la presencia de esta especie en zonas urbanas. Por medio del correcto almacenamiento de residuos urbanos, “dificultando el acceso a esta fuente de alimento para los osos, la conflictividad para con esta especie puede verse reducida en gran medida”.
Para ello, es necesario el conocimiento tanto de la tipología de contenedores ya distribuidos en las zonas de afección, así como un inventario de la ubicación de los mismos, con el fin de evaluar la problemática de manera individual y establecer una jerarquización para la implantación de medidas en aquellas zonas consideradas como de mayor riesgo.
Por ello, la “correcta gestión” y almacenamiento de los residuos en zonas de alta densidad de oso funciona como una medida que hace disminuir la conflictividad de esta especie para con las poblaciones humanas. Esta medida junto con el resto de líneas de trabajo desarrolladas por la Junta de Castilla y León “está permitiendo avanzar en la coexistencia del oso con las actividades humanas en un momento de mejora de las poblaciones de oso pardo y de incremento de sus ejemplares en la cordillera”.
Esta medida irá acompañada de una campaña de sensibilización hacia los vecinos de estos territorios informando de la importancia de adoptar medidas como esta, así como la necesidad de no dejar restos orgánicos en los entornos urbanos así como el correcto uso de los contenedores.