Valladolid: un premio Gordo y dos Óscar
La popularidad que logren Óscar Puente y Ana Redondo como ministros podría tener consecuencias en futuras elecciones municipales y autonómicas
20 noviembre, 2023 13:56Noticias relacionadas
Valladolid es la gran agraciada en la lotería de carteras ministeriales de Pedro Sánchez. Un premio Gordo inesperado, con Óscar Puente Santiago y Ana Redondo García sentados en la nueva mesa del Consejo de Ministros.
Lo de Óscar Puente se veía venir. No solo porque se trata de un sanchista acérrimo desde los inicios, desde que Pedro Sánchez se puso al volante de su utilitario para recorrer España en busca de apoyos a su candidatura a la secretaría general del PSOE. También como reconocimiento a la mayoría simple que cosechó en las últimas elecciones municipales en el Ayuntamiento de Valladolid, aunque luego un pacto entre PP y Vox lo dejara sin la Alcaldía, y, por supuesto, a su papel estelar en la investidura fracasada de Alberto Núñez Feijóo.
Sánchez premia a Puente convirtiéndolo en ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, una cartera que encaja a la perfección en el trabajo que desarrolló durante sus ocho años como alcalde de Valladolid, en los que trató con ahínco de liberar la ciudad de la contaminación causada por el tráfico urbano.
Fueron muchos los conductores cabreados con él por su cruzada radical contra la polución, que le llevó a acelerar las restricciones del tráfico contaminante en las calles del centro, a reducir aparcamientos, cambiar los sentidos de circulación en diversas calles y a regar la ciudad de carriles para bicicletas.
Lejana queda ya la imagen de Puente acudiendo a su despacho del Ayuntamiento, en la plaza Mayor, a lomos de una bicicleta y con los bajos de los pantalones sujetos con pinzas para no entiznarlos con la cadena. Una práctica que le duró unas cuantas semanas, las suficientes para que en las retinas de los vallisoletanos quedara asociada su imagen a la de su política de movilidad sostenible. Luego, las obligaciones del cargo le llevaron a ser práctico, de modo que cambió la bicicleta por un coche eléctrico que él mismo conducía.
La sorpresa ha estado, desde luego, en el nombramiento de Ana Redondo, que arrebata el cargo de ministra de Igualdad a la podemita Irene Montero. El nombramiento parece, a priori, un gran acierto, pues a su brillante curriculum profesional, bastante más cualificado que el de Irene Montero (es doctora en Derecho Constitucional), Redondo suma una trayectoria política dilatada y una lealtad a las siglas del socialismo vallisoletano y de Castilla y León que no deja lugar dudas.
Saltó a la primera línea de la política regional en la etapa en la que Óscar López Águeda, hasta ahora director de gabinete de Pedro Sánchez, se alzó con la secretaría regional del PSOE de Castilla y León.
La agitada vida política de López Águeda, a caballo entre Madrid y Valladolid, convirtió a Ana Redondo en la cara visible del Grupo Parlamentario Socialista en el día a día de las Cortes de Castilla y León.
Uno recuerda aún las vehementes intervenciones parlamentarias de Redondo, tratando de rellenar sin éxito las ausencias y carencias parlamentarias de Óscar López y sufriendo en sus carnes los dardos mordaces del entonces presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera (PP).
Aquella etapa concluyó en junio de 2015. Luis Tudanca, sanchista incondicional asimismo, resultó elegido secretario regional del PSOE, y Ana Redondo dejó las Cortes para formar parte de la corporación municipal de Valladolid, donde se convirtió en la mano derecha de Óscar Puente, hasta que el PSOE perdió la alcaldía en las últimas elecciones municipales.
Así pues, Ana Redondo García llega al cargo ministerial avalada por dos pesos pesados del PSOE nacional, es decir, por los Óscar, Puente Santiago y López Águeda, o a la inversa.
El PSOE de Castilla y León tendrá a partir de ahora dos caras habituales en los telediarios. Ya veremos si la popularidad de ambos tendrá consecuencias en futuras elecciones municipales y autonómicas, de acuerdo a esa costumbre de Pedro Sánchez de enviar ministros a pelear en los territorios, como sucedió con Salvador Illa o Reyes Maroto, también vallisoletana por cierto.
Sea lo que fuere, parece que esta vez al PSOE de Valladolid y al de Castilla y León les ha tocado el Gordo. Un premio y dos Óscar.