Castilla y León

Castilla y León

Cultura

Moncorvo, tierra que flota entre Duero y naturaleza

6 junio, 2019 15:50

El reino maravilloso ya no existe. Existen, en su lugar, paisajes, laderas, montañas, profundidades junto al río más hermoso que conoce el caminante, escondijos por las colinas, bosques que resisten al paso del tiempo. Y existe la luz, la fantástica luz del Duero/Douro, la luz misteriosa de sus aguas y sus afluentes como el Sabor, y de la barca que va de un margen a otro, hablo de esa luz que siempre identificó, en su memoria, un paisaje condenado a ser admirado no sólo por su belleza monumental -creada de la nada- sino también por su historia y por el sufrimiento que evoca en quienes la viven o la contemplan.

Esa luz que el viajero encuentra cuando llega al maravilloso reino de Moncorvo. Una gran extensión de terreno lamido por el Duero en su calma luminosa, dentro de la Región Demarcada del Duero declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Un territorio vivo moldeado a partes iguales por la mano del hombre y la naturaleza. Es la viña que produce el apreciado mosto –vinos de Porto y del Douro- y deslumbra los sentidos avistadas desde los miradores naturales que confunden las distancias siempre con el viejo río en el abismo de los suaves cañones.

Un territorio vivo moldeado a partes iguales por la mano del hombre y la naturaleza

Un paisaje también coloreado por las vastas plantaciones de olivos y almendros que, al final del invierno, cautivan a los turistas con la belleza de su flor blanca y rosa. Como espacio protegido, conviven en perfecta armonía los cultivos con la naturaleza más salvaje en especies botánicas como en la fauna que puede salir al encuentro del más atrevido caminante. Aves y mamíferos que se pueden contemplar desde los miradores y en cualquiera de la docena de rutas que surcan de norte a sur y de este a oeste todo el concejo. Todo este marco es motivo más que suficiente para visitar las freguesías de Lousa, Cabeça Boa, Torre de Moncorvo, Açoreira, Urros y Peredo de Castelhanos.

Moncorvo también está ligado al último tramo del río Sabor, formando parte de ese gran atractivo turístico y natural como son los Lagos do Sabor. El Sabor es fuente de riqueza por su diversidad biológica. Tanto los cultivos como el olivar y el almendro, como por las aves que anidan en sus riberas aunque, sobre todo, por su carácter piscícola. Barbos, bogas, anguilas, carpas… que ofrecen un atractivo turístico de primera calidad culinaria con la gastronomía fluvial como referente nacional. Son poblaciones como Souto da Velha, Felgar, Larinho, Torre de Moncorvo, Cabeça Boa, Horta da Vilariça, Cardanha y Adeganha las que desde épocas inmemoriales han configurado vida al Sabor.

Vale da Vilariça, la producción hortícola

En este conjunto de cauces fluviales no podían faltar los valles. Es el Vale da Vilariça que como falla tectónica se extiende entre las suaves sierras, lleno de fertilidad por el remanso de las aguas del Sabor y de la ribera de la Vilariça cuando el Duero se desbordaba. Eran las crecidas comunes en épocas que aún no existían los embalses, eran esas crecidas/cheias que por estas tierras denominan ‘rebofas’. Es, como denomina el viajero, ‘El Valle del Nilo Portugués’. Tal aconteció su importancia que fueron famosas por todo el país las grandes producciones de lino de cáñamo, cereales y productos hortícolas, además de la alta producción de tabaco. Hoy en día, el viajero  encuentra remolacha, melón, coles, fríjoles, tomates y fresas que se pueden adquirir directamente a los productores en sus huertas.

Además, este valle es una importante ruta migratoria para las aves, debido a los cursos de agua existentes como la Ribeira da Vilariça y el Ribeiro Grande, así como sus albuferas de riego. Es un territorio para disfrutar que se extiende por los concejos de Vila Flor, Alfândega da Fé y Mogadouro.

Ribeira de Mós

Ribeira de Mos

Merece destacar este curso de agua afluente del río Duero, que funciona como centro de desova para los peces. Su belleza es impresionante, encontrándose calificativos como Paraíso y Cielo. Uniendo los grandes macizos montañosos, se pueden descubrir grabados rupestres, los pequeños rincones con construcciones tradicionales (granjas y molinos de agua), o el largo camino medieval –calzada de Mós- con la belleza que produce la naturaleza más salvaje, particularmente el corredor ribereño, donde se aprecia un cuadro inolvidable que produce la sensación de regresar con frecuencia.

Playas fluviales

Foz do Sabor con su playa fluvial

El viajero sigue su camino por las riberas de los ríos hasta llegar a la playa fluvial  de la Foz do Sabor, un paradisíaco paraje que reúne unas condiciones óptimas para la práctica de deportes náuticos y de ocio. Lugar donde el río Foz desemboca en el Duero, originando un inmenso lago de agua, donde el Duero se ensancha y asciende por el extenso valle de la Vilariça, posibilitando un paisaje rico de contrastes.

El lugar, conocido como Foz do Sabor, posee un espacio llano y pavimentado para maniobrar los vehículos de remolque y las embarcaciones, un apeadero fluvial, incluyendo otros servicios para el disfrute, como un bar, sanitarios y barbacoas, una zona con árboles que ofrecen una fresca sombra, y, sobre todo, el baño en aguas limpias viendo surcar el Duero los ferris que cubren el trayecto Porto a Barca d’Alva. También esas pequeñas embarcaciones, que sin ser rabelos, impregnan de colorido fluvial la desembocadura del Sabor y, de mañana, surcan los ríos a tirar las redes para la abundante pesca fluvial.

Localización: Foz do Sabor

Coordenadas GPS: 41.17752 – 7.11204

Los grandes miradores/miradouros del Duero

“Y es, en el mapa de la pequeñez que nos cubre, la única evidencia inconmensurable con que podemos asombrar al mundo!“. (M. Torga)

Al igual que el maestro de São Martinho de Anta, el viajero muchas veces tiene la impresión de que nació para testimoniar, alto y claro al mundo entero, de Portugal a media voz y del Duero, en murmullo de confesión. Es la impresión del Duero sublimado, el prodigio de un paisaje que no es una panorámica a los ojos que la contemplan, es un exceso de naturaleza. Son los miradores/miradouros del Duero –o Doiro como lo llamaba Torga- de los que Moncorvo tiene varios y de creciente interés.

Miradouro de Santa Leocádia

El recorrido se inicia en el Miradouro de Santa Leocádia, en Torre de Moncorvo-, situado en la Mata del Concejo, desde donde se aprecia un majestuoso paisaje que se abre al Vale da Vilariça y la imponente Serra do Reboredo. A modo de barandilla sobre la villa, el mirador transmite toda la belleza de los horizontes y del centro urbano de la villa donde estaca, exultante y firme, la vetusta iglesia parroquial. En el lugar se realiza todos los años, los días 9 y 10 de junio, una fiesta en honor de S. Bento y Santa Leocádia.

Con vistas al Valle de la Vilariça, el viajero llega al segundo mirador, llamado de S. Gregorio, rodeado de colinas y peñascales ciclópicos, en un terreno empinado y agreste, donde el enebro es de los pocos árboles que sobreviven en el lugar. Un mirador de enorme interés panorámico, desde el que se divisa una gran extensión del Vale da Vilariça, la vista de la Lousa y al sur, la desembocadura del río Sabor y el río Duero cuando circunda al Monte Meão. Cerca del lugar se encuentra el paraje arqueológico del Baldoeiro.

Miradouro de Sao Gregorio

Deja atrás Moncorvo y se adentra en territorio agreste de una belleza endiablada hasta llegar a Urros, una freguesía llena de encanto arquitectónico, que guarda el sabor de mejores épocas en las que, a tenor de sus construcciones, tuvo cierta importancia. Es la piedra y las dos alturas en construcciones típicas de las colinas del Duero efervescentes de color con tiestos que llegan a cubrir las balconadas. Deja atrás el núcleo poblacional y por un camino cercado por viñas –unas nuevas otras en plantación- asciende hasta el Miradouro da Senhora do Castelo. Un paraje ubicado en una alta cumbre con declives verticales  con panorámicas espectaculares al Duero. Son las vistas a las laderas cultivadas, donde la geometría de las viñas produce puzles de colores y formas a cada cual más llamativa. Existe una capilla consagrada a Nossa Senhora do Castelo, cuya romería es el último domingo de agosto. En este lugar existió un poblado fortificado, con ocupación desde la Prehistoria hasta la Edad Media, que aún conserva restos de lo que pudo ser la muralla.

Miradouro de Nossa Senhora do Castelo en Urros

Ya cuando la tarde cae, con el sol rojo de sangre en el horizonte y las calimas de calor que se expanden por el valle del Duero con siluetas fantasmales, el viajero llega al Mirador del Río Sabor, en la carretera que conduce de Moncorvo a la presa del Sabor. Un lugar que impresiona en las distancias, que encoge el espíritu y llena de hermosura las visiones del corazón. El inmenso lago del Sabor, que se pierde entre sierras y puentes de equilibrio geométrico, se confunde con el Duero cuando llega a la Foz. Varias rapaces surcan los berruecos cercanos que se yerguen como monstruos en medio de la inmensidad. Verdes valles de regadío, colinas apuntaladas por terrazas paralelas de viñedos y, como un minúsculo insecto, avanza un ferri por el Duero.

Miradouro sobre el río Sabor

Un universo virgen –estos miradores de Moncorvo- que parece acaba de nacer, pero ya es eterno por la armonía, por la serenidad, por el silencio que ni el río se atreve a romper. ‘Un poema geológico’. La belleza absoluta.

Coordenadas GPS

Mirador de Santa Leócadia / Torre de Moncorvo

GPS: 41.16658 – 7.05878

Mirador de San Gregorio / Estevais (Adeganha)

GPS: 41.22220 -7.08573

Mirador Senhora do Castelo / Urros

GPS: 41.07702 – 7.04059

Las Rutas del Hierro de Moncorvo

El concejo de Torre de Moncorvo, todo él pleno de naturaleza distinta y autóctona, está surcado por una importante red de rutas naturales que suman hasta un total de 15, entre senderos y ecopistas. La mayoría de ellas anexas de lo que en su día fue uno de los principales territorios de extracción de hierro, de ahí surgen muchos de sus nombres.

El viajero empieza el camino en la Gran Ruta del Duero Internacional y Duero VinateroRuta do Douro Internacional e Douro Vinhateiro-, que atraviesa los concejos de Miranda do Douro, Mogadouro, Frexio de Espada à Cinta y Torre de Moncorvo. Es como decir que une los Arribes con los viñedos del Duero Superior. Dentro del concejo de Torre de Moncorvo tiene una extensión de 22, 6 kilómetros, recorriendo la aldea de Maçores, la villa de Torre de Moncorvo y termina junto al Río Duero.

Este tramo de Torre de Moncorvo está muy considerado, tanto por su elevada riqueza paisajística toda vez que el concejo en una gran extensión incluida en la Región Demarcada del Duero, como por  una pequeña franja anexa al río, clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Además, existen otras rutas como de las Fallas en Maçores, con 9,98 kms; Ruta de los Almendros, en Açoreria, con 11,10 kms; Ruta de los Cereros, en Felgueiras, con 8,49 kms; Rota dos Sobreiros, en Lousa, con 10,20 kms; Rota dos Maias, en Cabeça Boa, con 10 kms; Rota do Caldeirão, en Castedo, con 4,92 kms; Rota do Lobo, en Torre de Moncorvo, con 13,20 kms; Rota do Corço, en Torre de Moncorvo, con 12,5 kms; Rotas das Arribas do Sabor, en Larinho, con 6 kms; Rota da Cigadonha, en Carviçais, con 6,86 kms; Rota da Fonte do Gil, en Carviçais, con 3,96 kms; y Rota da Capela dos Anjos, en Carviçais, con 16,90 kms.

Pero destacan, en primer lugar, la Rota dos Moinhos – Ruta de los Molinos-, con 10,3 kilómetros de distancia, convirtiéndose en una ruta pedestre que se encuentra en Martim Tirado, freguesía de Carviçais, por caminos de herradura, antiguamente utilizados por los molineros para ir de un molino a otro, por los pastores y por la población local para el cultivo de las huertas situadas junto a la ribera.

Ruta dos Mohinos o Molinos

En esta Ruta destacan los diversos molinos de agua e infraestructuras de apoyo todavía existentes, acompañados por varias especies vegetales como alisos, fresnos, chopos y saúces, así como diversas especies animales como mirlos, guardarríos, ginetas, tejones y corzos.

Ecopista del Sabor

Ecopista del Sabor

La Ecopista del Sabor se ha convertido en un espacio de verdadera belleza, que cada día atrae mayor número de caminantes, senderistas y deportistas, resultado de la conversión de la antigua línea ferroviaria Línea do Sabor, en el tramo Torre de Moncorvo y Carviçais, con un total de 34 kilómetros, en un camino verde de indudable valor natural.

Caminando por la ecopista se vislumbra un paisaje maravilloso sobre el río Duero, el Valle del Sabor y la Sierra del Reboredo, pudiendo visitarse también el Convento del Carmelo de la Sagrada Familia y la aldea de Larinho, donde hacer una parada en la cafetería de la antigua estación de tren, reconstruida para este recurso, es un placer. Siguiendo en dirección a Carviçais, en la aldea de Carvalhal, pueden observarse las antiguas minas de hierro y a los pies del Cabeço da Mua se observan las aldeas de Felgar y Souto da Velha. Magnífico y necesario es también el paisaje sobre la Albufera del Valle de los Herreros –Albufeira de Vale de Ferreiros- ya cerca de la llegada a Carviçais, la mayor freguesía del concejo después de la villa de Moncorvo.

Ecopista do Sabor

Este Camino Natural se erige como una infraestructura destinada al ocio y al deporte, pero también es un camino para descubrir paisajes de auténtica belleza, olvidados desde el cierre del transporte ferroviario. Además, se complacen los sentidos con la mezcla de olores silvestres. Si se tamizan los detalles de este cuadro natural, se puede poner en valor el patrimonio interior de la persona, después de una fabulosa caminada.

Esta vía verde proporciona una estupenda oportunidad a todas las personas para establecer una privilegiada relación con la naturaleza y los paisajes que lo envuelven, y permite a todos los usuarios y visitantes una experiencia de verdadera intensidad con los diversos colores verdes y castaños que la Serra do Roberedo presta, dependiendo de las estaciones del año. Finalmente, permite a los más jóvenes la posibilidad de desarrollar la comprensión y la responsabilidad de conservación de este recurso propio recalificado, mezclando la práctica del deporte al aire libre, la convivencia y el verdadero entretenimiento.

Coordenadas GPS:

41.17011 - 7.05735 (Torre de Moncorvo)

41.18506 - 687634 (Carviçais)

Finaliza el caminante este viaje de belleza entre el Duero y el Sabor, entre el Vale da Vilariça y las serranías del Reboredo, recordando a Miguel Torga cuando escribe, “Beleza não falta em qualquer tempo, porque donde haja uma vela de barco e uma escadaria de Olimpo el existe. Mas a propia beleza debe ser entendida…”. Ya decía Albert Einstein que “La belleza no mira, sólo es mirada” y el viajero mira fascinado estos parajes de ríos, lagos, valles y montes emergidos de la nada para contemplar la belleza, ay!