No hay mejor forma de celebrar el día de Todos los Santos, o la ya famosa noche de Halloween, que en torno a unos relatos asombrosos y fantásticos. Y sí es con la Tierra de Campos como contexto, mucho mejor. Esta es la propuesta que nos ofrece José María Atienza (Palencia 1977, pero residente en Valladolid) en su último libro Relatos Asombrosos en Tierra de Campos. 17 relatos en los que ´lo asombroso` transita desde el terror clásico hasta el misterio más actual y contemporáneo, sin olvidar la potencial asombroso que contienen el realismo mágico e incluso de la fantasía, el humor o la ciencia ficción.
Castilla y León ha sido fuente de inspiración literaria para muchas de las leyendas más sobrecogedoras y reconocidas de nuestra literatura es un hecho constatable que ya nadie ignora. A su juicio, José Zorrilla, por ejemplo, manejó con maestría los amores terrenales y lo ultraterreno en Don Juan Tenorio, Antonio Machado la escabrosidad de las pasiones humanas en La Tierra de Alvargonzález o Gustavo Adolfo Bécquer la romántica y truculenta melancolía de las soledades sorianas en El Monte de las Ánimas. Sin embargo, él ha querido ir más allá en la búsqueda de lo asombroso en su último libro y explora no solo el terror de los clásicos, del que constata haberse inspirado en relatos como El Horla de Guy de Maupassant (1887) o La Ajorca de Oro de Bécquer (1861) , sino también el misterio que nace de lo cotidiano y lo rutinario y que incluso, en algunos relatos, se ha atrevido a abordar desde la fantasía, el humor o incluso el realismo mágico.
Atienza lo ha ambientado en Tierra de Campos, una comarca de cerca de 5.000 kilómetros cuadrados que comparten las provincias de Valladolid, Palencia, León y Zamora, además de en sus cuatro capitales. Lugares como las lagunas de Villafáfila o de la Nava, el castillo de Urueña, las inmediaciones de las villas de Medina de Rioseco, Sahagún o Paredes de Nava, ermitas solitarias cercanas a Villada y Cisneros o pasadizos subterráneos en las profundidades de Villalón de Campos y Mayorga son escenario de las más increíbles historias.
El sacristán de Cisneros y la ermita del Cristo del Amparo
Una de ellas, por ejemplo, es el relato titulado “1918”. En él se narran dos historias paralelas: la de un sacristán de Cisneros que en 1918 es asediado por presencias nocturnas y que él mismo relaciona con un macabro hallazgo realizado en la ermita del Cristo del Amparo (antiquísima ermita que sigue en pie realmente) y la historia de un médico oriundo de Aguilar de Campoo que regresa en 1834 desde tierras zamoranas hasta la Montaña Palentina, urgido por un violento rebrote de cólera. Cómo ambas historias, la del sacristán y la del médico, se entrelazan entre sí no es algo que deba describir aquí, pues desvelaría el hechizo que envuelve toda la historia, pero sí puedo adelantar que el itinerario de los hechos narrados se desarrolla desde Benavente hasta Cisneros, pasando por Medina de Rioseco, Villalón de Campos y Villada, y que desencadenará fuerzas imposibles de controlar.
Otra de estas historias es “Corre, Jezabel, Corre”, una trepidante historia de persecución que conducirá a su protagonista desde un remoto paraje de Tierra de Campos hasta las calles y avenidas de Valladolid, ciudad en la que deberá sortear peligros inimaginables, algunos de ellos que escapan a toda comprensión humana. ¿Le ofrecerá la ciudad de Valladolid las claves para salir del inminente peligro que la amenaza?
“Yo crecí escuchando historias de misterio. En el seno de los hogares de hace unas décadas, en los que el móvil aún no existía y la televisión no acaparaba toda la atención, las tertulias al calor de la estufa todavía tenían lugar durante las sobremesas y en ellas se era testigo, de tanto en cuando, de anécdotas mágicas, sobrenaturales y sin explicación aparente que se transmitían de generación en generación y en las que el protagonista era el bisabuelo, la tía ya fallecida o el vecino que habitaba en el caserón más solitario del pueblo”, asegura el autor de la obra, que recuerda escuchar aquellas historias con el “pecho encogido y el corazón en un puño”, imberbe aún y crédulo ante todo tipo de criaturas mágicas, desde el tío Camuñas hasta el Hombre del Saco. Los sucesos, narrados casi siempre al caer la noche, tenían que ver con velas que se sofocaban repentinamente o que eran mordidas en mitad de la madrugada, con velatorios en los que el cuerpo del difunto parecía moverse bajo el titilar de las llamas o con puertas que se abrían y cerraban sin explicación, siempre a la misma hora, y por las que parecía colarse alguna presencia incorpórea. “Deleitarse y estremecerse ante lo desconocido está en nuestro ADN como castellanos y leoneses; es parte de nuestra intrahistoria, como diría Unamuno”, afirma a El ESPAÑOL Noticias Castilla y León.
Cualquiera que desee pasar una velada asombrosa este día de Halloween, puede acercarse a librerías de Valladolid (Margen, Maxtor, Moiras, Oletvm, Sueño de Pepa), Palencia (Amarilla, delBurgo, Iglesias y JM), así como otras repartidas por Tierra de Campos y hacerse con un ejemplar de Relatos Asombrosos en Tierra de Campos.