La ceguera no frena la incorporación de los niños a los centros educativos de Castilla y León
Desde este viernes pasado, 10 de septiembre, un total de 371 estudiantes ciegos y con discapacidad visual grave han regresado al colegio en Castilla y León. Una fecha que para muchos niños despierta su ilusión, sobre todo por reencontrarse con sus amigos, y que para los niños que sufren alguna discapacidad visual es todavía mayor.
Estos niños castellanos y leoneses son parte de los 7.366 alumnos ciegos y con discapacidad visual en toda España, de los que más del 99% se incorporan a las aulas en centros ordinarios, siguiendo el currículo oficial, en un modelo de educación inclusiva con apoyo de los servicios de atención educativa de la ONCE.
Su presencia en las aulas, junto al resto de sus compañeros, busca “una integración e inclusión educativa al ir a un colegio ordinario como el resto de los niños y que tengan la misma educación y oportunidades que el resto de los alumnos”, explicó una de las profesoras del equipo del programa, Ana Campo Hernández.
Esta presencia de los niños con problemas de visión se lleva haciendo desde 1989 y necesita de un operativo especial para que su adaptación y el seguimiento de las clases pueda hacerse sin problemas. “En los centros ordinarios somos un equipo formado por seis personas, tres somos de la ONCE y otras tres de la Junta de Castilla y León que trabajamos en todo momento coordinados. Una vez que los padres deciden en que colegio quieren escolarizar a sus hijos, nosotros nos reunimos con la familia, con la dirección y profesorado del centro y les damos ciertas orientaciones para que puedan seguir las clases sin ningún tipo de problema”.
Para ello también se está en comunicación con las administraciones educativas del Gobierno central y de las Comunidades Autónomas, así como con las diferentes editoriales de material escolar, para lograr que tanto las plataformas como los contenidos sean accesibles a todo el alumnado.
Además, “los responsables acudimos al centro como apoyo las veces que creemos necesario para que se cumplan las necesidades de cada alumno”, indicó. En función de las necesidades de cada uno, la atención varía desde el seguimiento, asesoramiento y orientación al centro donde se escolarice el estudiante hasta una intervención directa con el alumnado para garantizar su inclusión dentro y fuera del aula.
“Nosotros damos también una orientación básica a los profesores que van a tener alumnos ciegos” aunque siempre con la atención de los responsables del programa por si hubiera algún tipo de problema.
Esta integración beneficia a los alumnos, sobre todo, “en darles las mismas oportunidades que al resto de compañeros. De hecho, sus resultados académicos suelen ser muy buenos y “sacan sus carreras y desarrollan muy bien después su vida laboral”.
La tecnología es un gran apoyo para el alumnado invidente
Porque si la presencialidad es de por sí beneficiosa para todos los alumnos ya que mejora la socialización y muchos aspectos de la vida escolar, en el caso del alumnado con discapacidad visual resulta fundamental para responder de forma más eficaz a sus necesidades educativas específicas”.
Respecto a si lo centros educativos ordinarios en alguna ocasión se han negado a contar con niños ciegos entre su alumnado, la responsable del programa indicó que “con una negativa rotunda no, pero si es verdad que algunos son reacios a ello hasta que nos reunimos con ellos y les demostramos que se puede hacer sin ningún tipo de problema”.
Y lo que sí le gustaría es contar con más profesionales que se unieran a este equipo “porque toda ayuda que nos llegue sería bienvenida”.
Tramos educativos
Durante este curso 2021/22, los 7.366 alumnos y alumnas ciegos y con discapacidad visual, entre los que se incluye el alumnado con sordoceguera u otras discapacidades asociadas a la visual, se reparten, por nivel educativo, de la siguiente manera: 1.272 escolares participan en la Educación Infantil; 1.517 están escolarizados en Educación Primaria; 1.050 han llegado a la Educación Secundaria Obligatoria; 296 cursan Bachillerato; 396 se preparan en la Formación Profesional; 773 se enfrentan a la Universidad; y 2.062 están inscritos en otro tipo de enseñanzas.
Por Comunidades Autónomas, el censo se distribuye así: Andalucía, junto con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, 1.776 estudiantes; Aragón, 217; Principado de Asturias, 135; Islas Baleares, 164; Canarias, 297; Cantabria, 75; Castilla-La Mancha, 332; Castilla y León, 371; Cataluña, 1.164; Extremadura, 135; Galicia, 336; La Rioja, 42; Comunidad de Madrid, 1.124; Región de Murcia, 325; Comunidad Foral de Navarra, 88; País Vasco, 143; y Comunidad Valenciana, 649.