Historia. Tres sílabas, ocho letras y una vida inmortal. Sencilla, pero llena de fuerza, única e inolvidable. Escribir una página en la historia es complicado, pero no para Pablo Sanz. Este joven de 17 años y natural de Cigales se ha convertido en el primer vallisoletano en ser convocado con la selección española sub-17 de fútbol sala. Nunca antes un jugador masculino lo había conseguido, ni en la absoluta ni en ninguna categoría.
Valladolid ha logrado, después de tantos años, conquistar las páginas de los libros del fútbol sala español, y lo ha hecho de la mano de Pablo, historia, desde hace unos días, del deporte pucelano. Ahora bien, la aventura del jugador del Valladolid Tierno Galván no empieza aquí.
Y es que la temporada 2021-2022 se podría considerar la campaña en la que Pablo puso su nombre y apellidos sobre el panorama nacional. Todo comenzó en octubre, cuando el entrenador del Universidad de Valladolid, José Luis Plaza, le dio la oportunidad de debutar en 2B a su corta edad. Desde ese momento, siempre que no le han coincidido con sus partidos del Juvenil División de Honor del Valladolid Tierno Galván, se ha convertido en un habitual de la categoría de bronce del fútbol sala español. Cabe recordar que tan solo tiene 17 años.
"El salto físico y mental de categoría se nota mucho, la gente tiene muchísima más experiencia, se sabe colocar, sabe jugar y sabe movimientos que cuestan adquirirlos, pero me voy acostumbrando poco a poco", señala el vallisoletano a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
Sus habituales presencias en 2B y en las selecciones autonómicas de Castilla y León y, por supuesto, su talento, le han llevado a recibir hace escasos días la noticia que le ha colocado en los libros de historia del deporte vallisoletano.
"Yo no lo entendía, no sabía nada"
Pablo estaba en clase como una mañana cualquiera cuando, de repente, recibió un mensaje del hijo José Luis Plaza, que es su amigo, en el que le daba la "enhorabuena". "Mi primera reacción fue decir: '¿Qué ha pasado?', yo no lo entendía, no sabía nada", recuerda el joven futbolista.
Ante su insistencia, su amigo le dijo que volviese a mirar el móvil a las 12:00 horas. Momento en el que volvió a abrir el teléfono y todo lo que vino después es historia. "Me vi en la convocatoria de la selección en Instagram y empecé a recibir mensajes de todo el mundo que me lo reenviaba. En mi vida me esperaba esto", explica ilusionado.
Y es que la noticia, aunque pudiera parecer mentira, fue totalmente inesperada para Pablo Sanz. Él no había sido consciente nunca de que el seleccionador, Albert Canillas, o cualquier miembro de su cuerpo técnico le hubiese estado observando. "No tenía ni la menor idea. Me tomo esto como un premio que ha llegado gracias a los compañeros y entrenadores que he tenido a lo largo de mi vida y que me han aportado cada uno lo suyo", asevera.
Una noticia de la que tienen también mucha culpa su familia, que son sus grandes valedores. "Esto es gracias a mi hermano, que es mi referente, mis padres, que siempre están al pie del cañón y me llevan a todos lados, y mi padrino, que es una de las personas más importantes", añade.
"Tengo que ir a hacer lo que yo sé hacer"
Un premio que podría dar vértigo, pero que para Pablo, con la cabeza bien asentada, es una oportunidad para disfrutar de ello. "Yo tengo que ir a disfrutar del momento, pero también tengo que ir a hacer lo que yo sé hacer que es por lo que me han convocado. Tengo que adaptarme al equipo, al entrenador y hacer lo que me pida y trabajar, trabajar y trabajar. Estoy nervioso, pero son nervios de los buenos, no de los malos", bromea.
Sergio Toral, su entrenador en el Juvenil División de Honor del Valladolid Tierno Galván, destaca por encima de todo su "actitud". "Tiene una capacidad de esfuerzo, trabajo y adaptación que es lo que le hace diferencial. Y hará que cualquier reto que vaya teniendo en los siguientes años lo vaya sacando", relata a este periódico.
Por otro lado, otro aspecto que diferencia a Pablo Sanz es su calidad como persona. "Conociendo a sus padres y familia te das cuenta de porque es así. Es una persona que contagia alegría y entusiasmo dentro del vestuario y es un jugador 10 para ser entrenado. Las cualidades que tiene como persona simplemente demuestran lo que hace como jugador", añade.
"El trabajo del club no está tan lejos del máximo nivel nacional"
Al final, una grandísima noticia que ha sido también un premio para Sergio Toral y todo el club. "Pablito es uno de los jugadores que ha ido pasando por varios entrenadores. Muchos de nosotros y el club en general está muy orgulloso de que un jugador pueda llegar a estos niveles y sirve para que nos demos cuenta de que el trabajo en general del club y de los diferentes equipos que tenemos no está tan lejos del máximo nivel nacional", finaliza.
En definitiva, una página para la historia del deporte vallisoletano que escribe Pablo Sanz, que con tan solo 17 años ha alcanzado el Olimpo del fútbol sala de la ciudad.