El Real Valladolid pierde la posibilidad del liderato en el minuto 88

El Real Valladolid ha perdido una de las balas que tenía en el tambor. Lo ha hecho de una manera cruel e inmerecida porque ante la UD Almería el equipo local, apoyado por una afición espectacular, dominó gran parte del encuentro, tuvo más ocasiones, más posesión e hizo más por conseguir los tres puntos. Una victoria que se acercó con la remontada en el inicio del segundo acto pero que quedó cercenada en el minuto 88 tras un saque de esquina.

Dueños del balón, algo que no era fácil a priori entre dos equipos que gustan de tenerlo, el Pucela desarrolló veinte primeros minutos de juego fantásticos que acabaron de una manera demoledora. Toni Villa y Plata desbordaban por las bandas, Roque Mesa manejaba el timón con Monchu e Iván Sánchez como brillantes escuderos, y de manera constante se rondaba el área andaluza. Las incorporaciones de Nacho y Luis Pérez desde los lateral dieron más profundidad al ataque y parecía que el tanto iba a llegar pronto. Sin embargo, mazazo en una carrera de Akieme quien logró sacar un centro desde la cal, un esférico que llegó a las manos de Masip y que por centímetros se escapó con la desazón de que, con mucha suerte, Ramazani llegó para mandarlo a la red.

Tocaba reponerse, y de qué manera lo hizo el cuadro castellano. Dos minutos después, en una jugada tras falta desde el lateral del área, Monchu cedió atrás y Roque Mesa hizo un golazo para devolver la igualdad y recordar el gen ambicioso, competitivo, de este Real Valladolid. Hasta el descanso hubo igualdad, con más llegada de los locales pero con los visitantes a la espera de cazar una contra y aprovechar así su velocidad. Achuchó el Almería en los minutos finales, pero se supo aguantar.

Desenlace terriblemente cruel
La alegría desbordó Zorrilla cuando en el minuto 48 se culminó la remontada. Salió de vestuarios con ímpetu el Pucela y tejió el gol en una jugada en la que Nacho centró, Weissman de espaldas controló y dejó de cara para que Toni Villa la colocase a un lateral y subiese el 2-1.

Lejos de cambiar el guion, la propuesta fue la misma aunque con nombres nuevos sobre el campo ya que el cansancio se notó en uno y otro bando. Al esfuerzo físico y al calor se añadieron los nervios y la tensión de un partido disputado a esta altura de la clasificación. Dos equipos que no pararon de correr, los almerienses para intentar ese contragolpe que les diese el empate, los pucelanos en la presión incansable y en el repliegue defensivo que tan bien funcionó este Sábado Santo. Las ocasiones se alternaban, los córners en uno y otro área se sucedían, aunque faltaba claridad para definir las acciones. La tuvo Weissman que tras un saque de esquina conectó una volea ante la que intervino Fernando, acción que venía precedida por un disparo de Aguado que interceptó la defensa.

En ese tira y afloja llegó la condena. A balón parado el Almería encontró su empate cuando restaban pocos minutos para la conclusión. Minutos, sí, donde el Pucela continuó apretando, llevando la manija y volcado en ataque. Pero insuficiente tiempo para marcar ante la defensa menos goleada del campeonato. Lo pudo hacer Hervías en el descuento, pero su centro chut lo atrapó Fernando poniendo fin a la ilusión del liderato.

Dos puntos de diferencia entre el líder Eibar y el tercero Pucela, seis partidos por disputar, una maratón de la que se descuentan los kilómetros pero que tiene todo por decidir. De momento, la perspectiva es ganar en Miranda de Ebro el próximo domingo 24 de abril, a partir de las 16.15 horas, en la visita al CD Mirandés.