El mundo del fútbol permite estas cosas. Tarde o temprano, un jugador o un entrenador regresa a la que fue su casa. Es el momento de recoger aplausos o pitos dependiendo de su actuación. Para bien o para mal, la grada tiene memoria. Mañana, Sergio González, el que fuera entrenador del Real Valladolid durante tres temporadas y media regresa al estadio José Zorrilla. Un lugar donde sus actuaciones provocaron tantas sonrisas como lágrimas.
Este viernes, 21.00 horas, es el momento que muchos aficionados estaban esperando con palomitas. Sergio llega con el Cádiz CF y lo hace en puestos de descenso y jugándose el puesto. Nadie olvida que el técnico catalán descendió al Real Valladolid a Segunda División en la temporada 2020-21: Pero en el otro bando están los que reconocen su labor durante los 122 partidos ligueros que dirigió. Está claro que el epílogo de Sergio eclipsó cualquier mérito pasado. Hay que recordar que cogió en la campaña 2017-18 a un equipo desahuciado y obró el milagro del ascenso a Primera, logrando una comunión perfecta entre grada y plantilla.
Sus dos siguientes temporada en la elite se desarrollaron sin complicaciones. Dos meritorias permanencias pero con las sensaciones de que el equipo iba de más a menos. Juego aburrido, demasiado defensivo y siempre sin saber aprovechar los recursos que tenía. Una sensación de resignación en todos los encuentros olvidando la grandeza que tiene el escudo blanquivioleta. Al final, Sergio dejó al equipo donde se lo encontró, con un sinfín de excusas para justificar las decepciones y una hinchada dividida entre amor y odio.
La grada de Zorrilla tendrá que dictar sentencia a un entrenador que tuvo la suerte que en el año del descenso no había espectadores por las medidas de restricción del covid. Está claro que con aficionados no se hubiera producido su continuidad. Los números de esa campaña lo dicen todo: el descenso con menos puntos en la historia del club, la temporada con menos victorias, doce partidos sin ganar, una victoria en toda la segunda vuelta y ser el técnico con peor porcentaje de victorias. Ahora bien, el presidente Ronaldo se fío más de las estadísticas que dicen que un cambio de entrenador a mitad de temporada no sirve para nada. Que se lo pregunten al Getafe o al Mallorca la pasada temporada. En Cádiz ya comienza a coleccionar récords, al ser la primera vez que como entrenador que cosecha cinco derrotas consecutivas en este pésimo inicio liguero. Y sin marcar un solo tanto.
A Sergio se le ha señalado por varios motivos. Un entrenador que se aferró a un estilo aburrido y conformista, dando por buenos empates pírricos que posteriormente no sirvieron para nada. Un entrenador que nunca supo exprimir el talento de los jugadores que tenía como Pedro Porro (hoy estrella en el Sporting de Portugal), Jota (Celtic), Jorge de Frutos, Lunin o Ben Arfa. Incluso Weissman llegó a ser suplente en muchos partidos. Todos ellos hoy en primera plana cuando sus apuestas como Moyano, Antoñito o Kodro han desaparecido del mapa futbolístico. Un entrenador que apostó siempre por su grupo de confianza como se ha podido comprobar con la marcha de Alcaraz o San Emeterio también a tierras gaditanas. Incapaz de cambiar el rumbo de los partidos, usando siempre los mismos argumentos, como los cambios a partir del minuto 60. O incomprensibles permutaciones en la portería para dejar a los dos porteros ‘contentos’. Y que tiraba la toalla antes de jugar sus partidos con los denominados 'equipos grandes', ya se sabe que "nuestra liga es otra". Una falta de hambre deportiva que acabó por desesperar.
Sus famosas "sinergias"
Además, sus ruedas de prensa se convirtieron en una provocación a la grada. Llego a llamar “tiquismiquis” a los aficionados cuando el equipo tenía toda la cara de Segunda División. Un descenso que solo la grada vio, ni Ronaldo Nazario, cómplice de ello, ni la dirección del club, tampoco una parte de la prensa local que siempre fue condescendiente con él, quisieron ver. Se enrocó en unos términos que ya pasaron a formar parte de su argumentario como “sinergias”, “inputs”, “vernos las caritas en el vestuario” o “clics” y que ahora se usan como memes en las redes sociales.
Y Sergio también le tiene ganas a este club. Acostumbrados a rendir alabanzas a todos sus rivales, ayer le sacó ‘peros’ a este Real Valladolid de Pacheta del que dice "le cuesta correr hacia atrás".
El estadio José Zorrilla se dividirá entre aplausos y silbidos. El resultado final será una venganza tanto para unos como para otros.