Campeón de Copa del Rey, de España, de Europa y del mundo. Se dice pronto. Suena sorprendente. Una gesta que seguro de ser otro deporte saldría en todos lados. Pero este es el hito histórico de Carlos Baeza, un segoviano de 26 años que ha logrado todo esto en tan solo un año. Todos esos campeonatos en 365 días. El año 2022 ha sido mágico para este pelotari que, junto a su compañero Imanol Ibáñez, han roto todos los esquemas y han logrado lo que nadie antes había hecho.
"Es un sueño hecho realidad", afirma con una sonrisa tras el teléfono Carlos Baeza. Sin duda, 2022 ha sido para él un "año inmejorable", donde ha sido "imposible hacerlo mejor". "Nos ha salido de cara. También hemos tenido cierta suerte, pero en esos momentos de tensión estuvimos bien. Otras veces sale mal, el deporte es así", admite el pelotari del momento en una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
Carlos procede de lo que él ha denominado como la "pequeña Galia" de la pelota, lejos del País Vasco y Navarra, lugar donde se sitúa la gran potencia de este deporte. En Vallelado, un pequeño municipio de Segovia, aún aguanta un "reducto" de pelotaris formado por familias como la de Carlos, los Baeza. Precisamente, fue su abuelo quien trajo al pueblo lo que se conoce como herramienta, la pala corta y la paleta cuero, alrededor de 1975. Fue precisamente ella, su familia, quienes introdujeron a Carlos en este deporte, al que lleva ligado desde que tiene seis años.
"En mi pueblo hay mucha tradición en el tema de la pelota, sobre todo con pala. Mi familia está muy vinculada a ese mundo. Yo también hacía atletismo, incluso en 2013 fui campeón de 5.000 metros, pero en 2014 tuve que elegir y me decidí por la pelota", recuerda el pelotari segoviano.
Sus primeros pasos se dieron, como no podía ser de otra manera, en el equipo de su pueblo, el Club de Pelota Vallelado. No fue hasta 2017 cuando decidió dar el salto a un club de la División de Honor, instigado por el seleccionador español. Fue, precisamente, en el Club de Pelota Puertas Bamar, de Íscar, a unos 10 kilómetros de su municipio. Un salto a la máxima categoría precipitado por el campeonato mundial sub22 del año anterior, el cual ganó.
Ya en el Puertas Bamar, Carlos debutó con la selección absoluta. Llegó a ir al mundial de Barcelona, donde fue suplente de Esteban Gaubeka, considerado por él como uno de sus "ídolos de pequeño". "Fue un sueño para mí ir con él", reconoce muy orgulloso. Sin embargo, todo cambiaría en 2018. Fue ese año cuando conoció a Imanol Ibáñez, quien tuvo que dejar la liga de profesionales por temas laborales y fichó por el club iscariense, donde formó pareja con Baeza, con quien ha hecho historia.
Desde entonces, campeones de España 2018, 2020, 2021 y 2022. Cuatro de los últimos cinco, con un pequeño "inpás" en 2019 en el que Carlos compitió en paleta cuero en vez de pala corta y quedó subcampeón de España. Sin lugar a dudas, una pareja indomable que este pasada temporada ha logrado un hito histórico, como es el de ganar absolutamente todo.
Además, un año en el que han tenido que remar a contracorriente, ya que, según lamenta, no han tenido suerte con las lesiones. "Hemos competido bastantes veces con lesión tanto Imanol como yo, pero al final hemos dado el nivel", admite el pelotari segoviano.
Estos dos pelotaris se han convertido en la pareja a batir y todo ello gracias a su buena sintonía en el frontón. "Nos entendemos muy bien dentro de la cancha y es una de las claves de todo. En deportes que son tan tácticos, exigentes y rápidos como no te entiendas casi sin hablar con el compañero vas mal. Desde el principio nos entendimos muy bien y cuando jugamos mal damos ese puntito de gas. Nos conocemos casi sin hablar", puntualiza Carlos Baeza.
Además de pelotari, Carlos tiene otra pasión, que es la de su profesión: veterinario. Ya lo ha ganado todo en la pelota vasca y su objetivo ahora es centrarse "mucho en el tema del trabajo". "Es un tema que me gusta muchísimo, ser veterinario de porcinos, es más, lo igualaría a la pelota e incluso un pelín más", reconoce.
Ahora bien, todo ello sin dejar de lado la pelota, por supuesto, donde intentará mantenerse y revalidar todos los títulos que ha conseguido. "Llegar es complicado, pero ahora ya todo el mundo te mira. Vamos a ser la pareja a batir y la gente sale con el cuchillo entre los dientes", sentencia.
Y así ha sido como este pelotari, nacido hace 26 años en Vallelado, Segovia, se ha convertido en un referente no solo nacional, sino mundial de la pelota vasca. Campeón de la Copa del Rey, de España, de Europa y del mundo, y todo ello aprendiendo en el lugar que ha denominado como la "pequeña Galia" de la pelota vasca.