El sector del comercio en Castilla y León está compuesto por 137.000 personas. De ellos, 41.000 son autónomos, lo que equivale a una cuarta parta de los trabajadores por cuenta propia de la comunidad. Se trata de una de las industrias más grande de Castilla y León, incluso por delante de la agricultura. Ocupan 30.000 locales comerciales cuyos escaparates dan luz a nuestros barrios y nuestros pueblos. Hablamos con el presidente de La Confederación de Comercio de Castilla y León, CONFERCO, Adolfo Sainz Ruiz, que se muestra esperanzado tras los peores momentos de pandemia.
Han sufrido restricciones casi al nivel de la hostelería, pero de ustedes y las penurias que han atravesado se ha hablado menos. ¿Como lo han vivido y cómo afrontan ahora la ausencia de limitaciones?
Ellos han hecho más ruido quizás, pero nosotros también lo hemos pasado mal. Cuando hablamos de comercio hablamos de muchos tipos de comercio. Los negocios del equipamiento de la persona, textil y zapatería, somos los que más hemos vivido esta crisis. No había nadie por la calle, ni eventos, ni fiestas patronales, la gente teletrabajaba… Cuando salía Igea y decía: “que vaya todo el mundo del trabajo a casa”, yo pensaba: “¿y qué hacemos nosotros con la tienda abierta?” A mí me han condenado a no vender…
El comercio de alimentación sin embargo más o menos ha sorteado esos momentos tan duros, incluso durante la pandemia muchos hemos descubierto la tienda de barrio de debajo de casa. Las tiendas de alimentación, sobre todo las tiendas de pueblo han hecho un servicio. Luego también hay sectores que lo han podido llevar algo mejor, como el equipamiento del hogar, al estar más tiempo en casa hemos hecho más gasto de pijamas, ropa de hogar, tiendas de bricolaje… También han trabajado algo las tiendas de deporte…Todos lo hemos pasado mal, todos hemos perdido, si bien es cierto que como el sector es muy amplio ha habido grandes diferencias entre unos y otros.
Todavía lo estamos viviendo, aún no hay normalidad. Sigue habiendo gente que tiene miedo a entrar en un lugar cerrado, aunque poco a poco se está perdiendo, pero cuesta. Y ahora lo que estamos notando es que la gente empieza a salir, a viajar, pero la prioridad es consumir ocio y hostelería. Nosotros todavía lo estamos pasando mal.
De hecho, dando un paseo por los pueblos y ciudades se nota que la pandemia se ha cebado con su sector, casi en cualquier calle encontramos locales cerrados y en alquiler… ¿cuándo prevén que puedan volver a cifras de negocios anteriores e incluso superarlas?
Nosotros queremos pensar que para el 2022 volvamos a cifras anteriores. Lo que pasa que ahora vienen otros problemas: la subida de la luz y el gasóleo nos está afectando mucho, eso encarece la logística. También han subido las materias primas, debido a la alta demanda y a la escasez. El salario mínimo nos afecta, aunque en menor medida, porque el pequeño comercio no es que tenga muchos trabajadores, la mayoría somos autónomos. Pero al final todo suma.
Lo estamos pasando mal porque veníamos todavía de una crisis anterior, empezábamos a ver un poco la luz al final del túnel y la pandemia ha sido la puntilla. Por desgracia, calculaba Rafael Torres, el presidente de la Confederación Española de Comercio, que un 20% de los comercios han cerrado o van a cerrar.
Se habla de los cambios de hábitos y costumbres en los consumidores tras la pandemia. ¿Qué creen que ha pesado más: la cómoda vuelta a la tienda de barrio o la innovadora forma de compra online?
Las tiendas de alimentación de barrios y pueblos podemos decir que han sido las menos perjudicadas con todo este asunto de la pandemia…. Lógicamente el pan no lo vas a comprar por internet. No cabe duda que los establecimientos de los pueblos han dado un gran servicio… En invierno tendrían hasta que estar subvencionadas: tener la puerta abierta de 9 y media de la mañana a 8 de la tarde es casi un servicio social. Tenían razón cuando durante la pandemia hablaban de servicios esenciales: imaginemos un pueblo en el que solamente vive gente mayor que no puede coger el coche para ir a la capital, es decir, casi cualquiera de nuestra región… en Castilla y León son los comercios de pueblo y de barrio son imprescindibles y espero que a la gente le haya quedado eso, el servicio que hemos prestado.
¿Qué sucede antes: la despoblación de las zonas rurales en Castilla y León o la desaparición del pequeño comercio en los pueblos? ¿O es una pescadilla que se muerde la cola?
Por ejemplo, mi mujer tiene una tienda en un pueblo de 120 habitantes en el que queda solamente el bar, una pequeña peluquería que no abre todos los días, y su tiendita de alimentación. Si ellos cierran, se acaba el pueblo. Antiguamente la gente se reunía en la iglesia o el médico, pero ahora no hay ni eso, y lo que hacen los comerciantes es un auténtico servicio social: son el punto de encuentro. Es importantísimo un comercio y un bar. Cuando no los hay, el pueblo no existe. Si que es verdad que de vez en cuando van los vendedores ambulantes, pero ellos no “hacen pueblo”, pitan, la gente sale, les compra, y cada uno a su casa, no es lo mismo que tener un punto de referencia.
La Junta ha ampliado hasta 3,5 millones la cuantía inicialmente prevista para las subvenciones dirigidas a la modernización, digitalización y mejora de la gestión del comercio publicadas el pasado mes de abril. Desde CONFERCO han valorado muy positivamente el "esfuerzo" de la Consejería de Empleo e Industria. ¿Se dan por satisfechos?
Son unas ayudas que agradecemos muchísimo, porque hay que estar. Pero sabemos que nuestras armas no son Facebook ni Instagram… nuestras armas son la tienda, el escaparate, la sonrisa, la posibilidad de tocar el género, el consejo del comerciante… esa relación entre comerciante y cliente. Yo soy acérrimo defensor del comercio físico, el comercio de toda la vida, de proximidad, de estar con la gente, atención personalizada. Comprar en una tienda es una experiencia que la gente joven no conoce, pero tenemos que saber reivindicarnos.
Estamos muy contentos con la Dirección General de Comercio y Consumo. Luis del Hoyo es una persona que controla mucho de comercio, conoce perfectamente el sector, y Ana Carlota Amigo, la consejera de Empleo e Industria también es muy dialogante y accesible. Pero es cierto que necesitamos más. No es que se esté llorando, es la realidad, que un 20 por ciento de los comercios hayan cerrado o vayan a cerrar es grave. Podemos llegar al modelo de ciudad que no tengamos comercios en la calle y todos compremos por internet. Pero si no hay comercios, no hay trabajadores en los comercios, no pagamos el IBI, ni los alquileres… Si nuestras luces se apagan, si nuestras puertas están cerradas, si todos vendemos por internet, ¿al final quien hace ciudad?
No obstante, aunque ustedes sean partidarios del comercio tradicional, estas ayudas van destinadas precisamente a la modernización digital de los comercios de Castilla y León ¿Qué actuaciones concretas han acometido para aprovechar esta inyección? ¿Internet no puede ser el futuro para ustedes?
Hemos llevado a cabo varias, pero la más importante sin duda es el proyecto ComerciON, para favorecer la transformación digital de los comercios. Los comerciantes reciben una consultoría digital gratuita y se les ayuda a adaptarse a estos nuevos hábitos de consumo de los clientes. Se les enseña, según su nivel, a utilizar las herramientas básicas de internet, desde whatsapp bussines, hasta redes sociales, Instagram, Facebook, páginas web…
El otro día hablando con Ana Carlota, la consejera, me contaba que ella compraba la fruta por internet, se la pedía al frutero por Instagram… y no me extraña, porque realmente es el futuro. Hay que estar, pero también hay que estar en la calle.
El comercio somos los que damos vida a las ciudades y a los pueblos. El comercio y la hostelería somos los que animamos a la ciudad con nuestros escaparates, nuestras luces, la gente se mueve por nosotros, y creo que en ese sentido, las administraciones tienen que darse cuenta de que nos tienen que cuidar proteger mimar.
¿Es incompatible el pequeño comercio con las superficies comerciales? ¿Cómo es la convivencia y cómo querrían que fuese?
Estamos conviviendo, aunque es difícil. Cuando vas a un centro comercial ya sabes lo que hay y cuando vas a una tienda también, todo el mundo sabe el servicio añadido que damos, pero nos gustaría que se valorase más. Ahora que se habla mucho de economía circular, sostenibilidad… el pequeño comercio favorece ir andando de un sitio a otro, te evita coger el coche… este modelo nuestro es el modelo de la sostenibilidad, de producto local, de cercanía, sin despilfarro.
Yo pese a que defiendo al pequeño comercio como es lógico, creo que podemos vivir los dos. No en vano, en ocasiones las grandes superficies recogen pequeño comercio. En estos casos el pequeño comercio se especializa, la idea es buscar cada uno su nicho de mercado.
En relación a las grandes superficies, ¿cómo se gestiona su apertura y en qué medida afecta al pequeño comercio?
Todos los años el Consejo de Comercio de la Junta de Castilla y León nos reúne para poner las diez fechas festivas que se puede abrir e intentamos consensuarlo. Nosotros no tenemos ningún problema porque el pequeño comercio, establecimientos de menos de 500 metros cuadrados, no tenemos restricciones horarias, podemos abrir cuando queramos. Pero si yo no abro los domingos por la tarde es porque no me compensa, sé que, aunque abriese no iba a vender nada. Las grandes superficies solamente pueden abrir esos 10 domingos que negociamos todos los años de forma que nos venga bien a todos. La capacidad que tiene el pequeño comercio es la de adaptarse a sus clientes, si prevemos que va a haber gente, abrimos.
CONFERCO calificó de "irregular" la campaña de rebajas de verano, y afirmaron que se cerró con "sensación agridulce". Después de esto, ¿cómo han afrontado las ventas de nueva temporada?
Las rebajas están desvirtuadas. Desde que la Ley de Comercio de 2012 permite las rebajas en cualquier momento, ya no hay periodo de invierno y de verano. Lo que pasa que el pequeño comercio sigue intentando mantener esas costumbres porque no podemos estar todo el año de rebajas, nosotros vamos con unos márgenes muy ajustados. Ellos juegan con otros márgenes y nosotros intentamos mantener lo que siempre ha sido. Este año se empezó bien porque parecía que se veía algo de luz al final del túnel. Pero a mediados o finales de julio llegó la quinta ola… los turistas no vinieron, volvió el miedo, las restricciones… En agosto según los sectores y las ciudades se ha podido trabajar algo más. Cada ciudad es diferente, pero en líneas generales fue buen agosto. Lo que pasa es que, haciendo el balance general, te das cuenta de que ha sido muy irregular. El inicio de temporada lo hemos tenido que afrontar con muchas ofertas y descuentos, que, si bien no es nuestro estilo, no nos queda más remedio. Por ejemplo, en breve tenemos el Black Friday. A los pequeños comerciantes no nos gusta, pero la gente lo pide y hay que asumirlo. Y al final las rebajas que antiguamente se hacían después de navidades pues ya empiezas a hacerlas antes con este tipo de promociones. Esto a nosotros nos fastidia porque jugamos con unos márgenes muy pequeños. Y al final las grandes superficies que juegan con márgenes más grandes, por economía de escala, son los que más rebajas pueden hacer.
La campaña de Navidad cada año empieza antes… ¿Cómo se presenta la campaña navideña? ¿Son optimistas?
Este último trimestre que tenía que ser el mejor del año. Nos queda esa esperanza, que la gente se anime a comprar en las tiendas otra vez, que pierdan el miedo y se empiece a recuperar la normalidad.
Yo personalmente veo a la gente con miedo e indecisión. Ahora las preocupaciones son la subida de la luz, de los transportes, de la materia prima… esto provoca incertidumbre en la sociedad. Y la gente se retiene y el consumo se retrae.
Además, tenemos un concepto de lo caro y lo barato un poco distorsionado: nos parece cara una manta de 50 euros, por poner un ejemplo, pero no nos parece caro ir a comer a un restaurante y pagar lo mismo, cuando la manta te va a durar toda la vida y lo que has comido en el restaurante se te va a olvidar al día siguiente. Pero la gente me da la sensación de que en ocio no mira el precio.
En cuanto a la campaña navideña, yo espero que, por ejemplo, haya cotillón de nochevieja, la “normalidad” hace que se mueva mucho dinero. No es lo mismo cenar una familia o una pareja en su casa, que cenas cualquier cosa y puede que no haya ni regalos, que reunirse con más familiares, poner una mesa llena de comida, arreglarse, regalos para toda la familia…. Eso lo hará quien pueda, obviamente, pero de una cosa a la otra, para el pequeño comercio va un abismo. Yo quiero ser optimista, con casi el 90 por ciento de población vacunada, y parece que los índices bajan, yo quiero pensar que va a ser una navidad lo más cercana a la normalidad.