La reactivación económica que se produjo en la segunda mitad del año pasado trajo consigo un aumento del empleo para la población joven de Castilla y León, con un descenso del paro, que se situó en el 22,9 por ciento en el cuarto trimestre de 2020, mientras que la cifra de España fue de 30,2 por ciento. La temporalidad contractual, que resultaba muy habitual durante el primer semestre (53,7 por ciento), descendió al finalizar el año hasta posicionarse en una tasa de temporalidad del 52,3 por ciento y equipararse con el promedio de comunidades autónomas. No obstante, estas cifras no fueron suficientes para evitar que un total de 2.720 personas jóvenes abandonaron la comunidad en 2020.
Estos y otros datos se extraen del Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud de Castilla y León junto con el Consejo Económico y Social y el Consejo de la Juventud de España, que se ha presentado este lunes.
Desde finales de 2017, Castilla y León ha presentado una caída sostenida de la tasa de emancipación en la población de entre 16 y 29 años, con niveles por debajo de la media española. Al finalizar el año 2020, tan sólo el 15,3 % de la población joven vivía en un hogar independiente al de su familia, alcanzando 1,5 puntos menos que antes de la crisis (16,9 por ciento en el cuatro trimestre de 2019).
En cuanto al nivel de estudios, En comparación con el año anterior, la proporción de personas jóvenes con nivel formativo en estudios superiores ha descendido en un 3,43 por ciento, situándose en el 27,5 por ciento. Aún así, la juventud de Castilla y León sigue diferenciándose del conjunto nacional, por su elevado nivel de estudios.
En relación a emancipación y nivel de estudios, entre la población joven española resulta frecuente permanecer en el hogar familiar durante la etapa formativa, instalándose de manera independiente una vez finalizados los estudios. La tasa de emancipación entre quienes no estaban formándose fue más elevada que entre aquellos que seguían formándose, en un 6,2 por ciento y un 29,1 por ciento, respectivamente. Según el nivel formativo alcanzado, el grupo formado por las personas que habían completado estudios primarios obtenía la mayor tasa de emancipación residencial (55,3 por ciento).
Otra particularidad de Castilla y León fue su saldo migratorio interautonómico negativo (-9,2 por cada 1.000 personas residentes), pues en 2020 un total de 2.720 personas jóvenes abandonaron la comunidad para trasladarse a otros lugares de España. Desde 2010, Castilla y León ha perdido población joven de manera sistemática por las emigraciones hacia otras comunidades autónomas.
A finales de 2020 la tasa de actividad fue del 48,8 por ciento tras un aumento de casi 2 puntos con respecto al primer semestre del mismo año.
En las nuevas contrataciones efectuadas entre menores de 30 años se ha detectado una predominancia en los de duración temporal, para el 93,2 por ciento. De ellos, más de la mitad (el 56,5 por ciento) ha correspondido a la tipología de eventuales y seguidamente, los contratos temporales por obra o servicio han completado algo más de una cuarta parte (el 27,4 por ciento).
El coste teórico de acceso a la vivienda libre resultó inasumible para una persona joven asalariada, ya que implicaría sobrepasar el umbral del 30 por ciento de endeudamiento máximo. Una persona joven debería destinar al finalizar 2020, el 62,3 por ciento de su salario para el pago de la renta de alquiler y un 38 por ciento para la cuota hipotecaria. Además, el importe medio que pagaban por la vivienda las personas jóvenes de Castilla y León que lograban emanciparse en alquiler era de 349,02 euros mensuales en 2019, subiendo un 19,95 por ciento en apenas un año, sin contar otro tipos de costes como el de suministros.
Tal y como ha señalado Sandra Ámez, presidenta del Consejo de la Juventud de Castilla y León, "el colectivo juvenil está inmerso en una precariedad y fragilidad laboral que repercute en las expectativas y proyecto vitales de la población joven, conteniendo nuestros procesos de emancipación residencial a la espera de alcanzar una estabilidad laboral y económica. Porque como hemos visto, tener un empleo no asegura entre el colectivo juvenil el no estar en riesgo de pobreza o exclusión social". Por otra parte, añade que "todo ello ha llevado al aumento de los problemas de salud mental entre dicho colectivo, debido esa inestabilidad e incertidumbre sobre nuestro futuro, pero, sobre todo, sobre nuestro presente".
Ámez recalca que es "fundamental desarrollar e impulsar políticas de juventud con un enfoque transversal para paliar la precariedad del colectivo juvenil de nuestra comunidad".
El Observatorio de Emancipación Juvenil es una estrategia del Consejo de la Juventud de España con el que colabora el Consejo de la Juventud de Castilla y León para monitorizar los resultados sobre la juventud de Castilla y León en cuestiones como la emancipación juvenil, la renta disponible o el mercado laboral.
Los datos presentados hacen referencia al segundo semestre de 2020 en el que se refleja cómo ha afectado la reactivación económica tras la crisis sobrevenida por la covid-19 a la juventud.