Desde Castilla y León saldrán al mundo vehículos o medios de transporte perfectamente preparados para afrontar los retos que plantea el cambio climático, tanto en unidades completas, como en lo que respecta a los elementos que los conforman.
Si hace unas semanas conocíamos la inversión de más de cien millones de euros que la angloindia Switch Mobility va a acometer para fabricar desde su próxima planta de Valladolid los autobuses eléctricos que se exportarán a la Unión Europea y a Latinoamérica, hoy es la burgalesa Aciturri, una de las principales firmas de ingeniería aeronáutica de España, la que trabaja para que de sus plantas salgan las piezas necesarias para que las principales compañías aéreas utilicen aviones sostenibles.
El tsunami provocado por la Agenda 2030 impulsada por la ONU en 2015 para luchar contra el cambio climático, está transformando a velocidades de vértigo el sistema productivo y los modelos de consumo.
La industria no tiene tiempo para alegaciones y lleva ya años preparándose para esa necesaria e impuesta reconversión a través de la investigación en nuevos diseños de ingeniería para máquinas más sostenibles. Las máquinas del futuro.
Por ejemplo, la firma Rolls-Royce, segundo mayor proveedor de motores de defensa aeronáutica del mundo y cliente de Aciturri, trabaja en el desarrollo de aeronaves respetuosas con el medioambiente desde hace más de diez años.
La británica prevé tener en el aire los primeros aviones 100% eléctricos en 2026, si bien aún es pronto para hablar de aeronaves comerciales de gran tamaño. Aún queda mucho por hacer hasta conseguir viajar como lo hacemos ahora, pero en aviones totalmente respetuosos con el medioambiente.
Airbus, por su parte, ya ha anunciado su primer vuelo comercial libre de emisiones contaminantes para el año 2035, con aeronaves propulsadas por hidrógeno.
En este sentido, ha sido la Unión Europea la que se ha comprometido y ha empujado así a toda la industria en consecuencia, a que para 2050 ya haya aviones preparados para volar en las mismas condiciones que lo hacen hoy, pero con emisiones neutras en carbono.
Una hoja de ruta que marca el camino del resto de gobiernos, como el de Pedro Sánchez, que, según adelantó EL ESPAÑOL ayer mismo a través de sus páginas de Invertia, prepara un PERTE aeronáutico para el próximo año con el objetivo de impulsar la I+D+i en este campo, por lo que se prevé mucho movimiento económico en esta industria en los próximos años.
Aciturri, junto a Airbus, GKN o Lufthansa
La compañía que preside Ginés Clemente, se ha incorporado recientemente al grupo de organizaciones fundadoresas de Clean Aviation. Una iniciativa público-privada europea con un presupuesto de 4.100 millones de euros, que pretende desarrollar nuevas tecnologías para que el transporte aéreo se adapte a la nueva normativa de la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo.
Aciturri compartirá clúster con Airbus, Dassault, Lufthansa o la sueca GKN Aeroespace, entre otras grandes primeras firmas de la industria aeroespacial.
Con dos centros operativos en Castilla y León, uno en Miranda de Ebro (Burgos), que da empleo a 300 personas, y otro en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid) en el que trabajan aproximadamente 400 personas, Aciturri ya tiene asignada la fabricación de materiales compuestos, fuselaje y alas en esta última planta, sin embargo, según fuentes consultadas por este periódico, "aún nos encontramos en el desarrollo de la parte de ingeniería".
Se prevé que estos aviones propulsados por hidrógeno reduzcan las emisiones netas de efecto invernadero (GEI) hasta de al menos un 30%.
Aciturri trabaja en la actualidad en el desarrollo de nuevas tecnologías para poder acometer estos nuevos desafíos productivos, tras dos años especialmente preocupantes por el impacto de la pandemia sobre el mercado de las aerolíneas, a pesar de los cuales mantiene sus dos núcleos de fabricación y una facturación de cerca de 330 millones de euros.
En este sentido, la empresa ya deja en la sostenibilidad uno de los pilares sobre la que asentar su estrategia de negocio, para la descarbonización de un sector que parecía imposible dadas las dimensiones y el peso de las máquinas (aviones o barcos) y la necesidad de gran cantidad de queroseno que todavía hoy se necesita para moverlas.
Esta Tier1 de aeroestructuras, que da empleo a 1.200 personas en toda España, prevé recuperar la cifra de negocio y de producción prepandemia para los años 2025-2026, con un panorama aérero muy diferente al que conocemos ahora, a través del trabajo de sus centros en Valladolid, Miranda de Ebro (Burgos), País Vasco y Madrid.