Ya lo advirtió el año pasado José Vicente de los Mozos, CEO de Renault España: la crisis de los semiconductores podría alargarse hasta 2023 tras el cuello de botella producido por un mercado internacional que no pudo absorber, de golpe, la demanda mundial desencadenada cuando reabrieron los mercados tras los primeros meses de pandemia.
Un escenario que mantiene al sector de la automoción en vilo con una caída en las ventas durante el año pasado del 13,77% en Castilla y León con respecto al año anterior, la peor cifra de los últimos 30 años.
Una tendencia acorde con los datos del grupo a nivel mundial, que han registrado un retroceso en las ventas de un 6,7% en 2021 con respecto a 2020, según informa la Agencia Ical, y que obliga a las grandes marcas a tomar decisiones rápidas que mejoren sus resultados a la espera de que el mercado se normalice.
Una crisis, la de los semiconductores o microchips, a la que se le unen otras variables que afectan directamente a las ventas, como la inflación, que cerró 2021 en el 6,5% (la tasa más alta de los últimos 29 años), los costes de la energía un 72% más caros, o los de los combustibles que crecieron un 24%.
Desde una perspectiva regional, esta industria tiene con un peso especialmente relevante en Castilla y León, donde da empleo a 28.000 trabajadores y representa el 25% del PIB.
A todo ello se le une, además, la carrera que esta industria debe acometer para adaptar sus procesos de producción a la nueva automoción eléctrica, dado que la UE ha marcado 2035 como el año en el que ya no podrán venderse coches propulsados por gasolina o diésel, que ya no podrán fabricarse a partir de 2030.
En este sentido, Renault ya ha anunciado que sus plantas de Europa fabricarán sólo coches eléctricos a partir de 2030, lo cual incluye a sus plantas de Castilla y León.
Renault se adapta a la situación
El actual escenario en el que se encuentra la industria del automóvil obliga a los grandes fabricantes a tomar decisiones que mejoren las perspectivas en sus cuentas de resultados a corto y medio plazo.
Así, Renault ha asegurado que desde 2021 la compañía aplica una política de ventas selectiva a través de la cual optimizar su combinación de canales y sus precios, tal y como recoge la Agencia Ical.
Una estrategia que le ha permitido a la firma del rombo crecer en el mercado eléctrico con la gama de vehículos E-Teach (coches eléctricos e híbridos) que ha conseguido una cuota del 30% de las ventas de turismos de la francesa en Europa durante el año pasado, lo que supone 13 puntos más que en 2020.
Además, Renault se ha concentrado en la progresión de su mix de canales, basada en una estrategia de "valor frente a volumen". Los ingresos netos por vehículo, que aumentan, se benefician de dos de los puntos fuertes de la marca: las ventas del mix de tecnología E-TECH y los pedidos de niveles de acabado alto.
Este año será un ejercicio clave para poner las bases de lo que será la industria del motor en un futuro que pasa por la carrera hacia la electrificación.