BBVA Research prevé que el crecimiento de Castilla y León en 2023 alcance el 1,4 por ciento, dos décimas por debajo que la media nacional, mientras que se acelerará el año próximo hasta el 2,8 por ciento, lo que supondrá dos décimas más que el conjunto del país. De cumplirse estas previsiones, la Comunidad podría crear 17.800 empleos hasta 2024, con aumentos del 0,2 por ciento en 2023 y 1,6 por ciento en 2024, que permitiría situar la tasa de paro en el 8,1 por ciento. Además, el Servicio de Estudios del banco estima que Castilla y León ha sido una de las “pocas” comunidades en recuperar en 2022 el PIB prepandemia, tras cerrar 2022 con un incremento del 3,6 por ciento, por lo que logrará superar el nivel de 2019 a lo largo de este año.
El informe ‘Situación Castilla y León 2023’, presentado hoy en Valladolid por el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y la directora de la Territorial Noroeste de BBVA, Marta Alonso, recoge los riesgos para el presente ejercicio como que la caída de la inflación continuará en los próximos trimestres aunque reducir la subyacente será “más difícil”. Hasta el punto que, según recogió la Agencia Ical, sectores afectados por el aumento en los tipos de los intereses como son la vivienda y los bienes duraderos pueden mostrar correcciones más “importantes”. No en vano, la inflación ha disminuido el poder adquisitivo del ahorro y las familias y empresas han tirado de los ahorros de la época de la pandemia para consumir con la subida de precios. “Nos hemos gastado buena parte del poder adquisitivo”, sentenció Cardoso.
El crecimiento de la economía en la Comunidad mejorará según se vayan reduciendo las incertidumbres actuales como el precio de la energía, que se ha reducido más rápidamente de lo anticipado y que, por su impacto ha limitado más la recuperación de las zonas industriales en 2022. “Esto explica que en los próximos trimestres se espere una aceleración de la actividad en las regiones con un mayor peso de la producción de manufacturas intensivas en energía. Por el contrario, las regiones con mayor peso en el sector servicios -con un consumo inferior de energía respecto a las industrias básicas- que habrían podido verse menos afectadas en 2022, tendrán ahora un menor impulso”, apuntó Cardoso.
Precisó que la industria de Castilla y León tiene un mayor peso que en el conjunto de España, pero la menor relevancia de la industria básica respecto a otras regiones del norte de España llevan a que el impacto sobre la actividad de las variaciones en el precio de los combustibles fósiles (petróleo y gas) no tengan un impacto diferenciado respecto al conjunto del país. Como consecuencia de ello, BBVA espera que en 2023 esta disminución del coste de la energía, que se está ya experimentando, “impulse” la actividad en la Comunidad en torno a 0,6 puntos del PIB.
Eso sí, el banco advierte que el crecimiento podría debilitarse porque, pese a la disminución, los precios de la energía (y de otras materias primas e insumos) se mantendrán aún elevados, y porque los efectos de este aumento de costes se están notando en el sector agroalimentario y están haciendo más persistente la elevada inflación. En concreto, en febrero de 2023, la inflación general se situó en Castilla y León en el 6,5 por ciento, cinco décimas por encima de la media nacional, pero la subyacente se elevó hasta el 8,1 por ciento, seis décimas superior a la nacional. En todo caso, el Servicio de Estudios de la entidad augura que el ahorro acumulado por los hogares castellanos y leoneses en años anteriores contribuirá a sostener el consumo y la inversión. No en vano, el volumen de los depósitos de las familias de la Comunidad se puede considerar más favorable que el del conjunto de España.
BBVA calcula que la “progresiva” mejora en los “cuellos de botella” está permitiendo a las áreas más ligadas a la industria del motor -Palencia y Valladolid- recuperarse de la crisis, aunque con retraso frente a otras regiones. Por el contrario, áreas urbanas más pequeñas -Soria, Ávila o Segovia- o zonas rurales ligadas al sector agroalimentario, y que pasaron mejor por la crisis pandémica, se ven ahora más ralentizadas en su avance, lo que se explica, al menos en parte, por el impacto de la sequía y del aumento en los costes de producción.
Industria, “mejor de lo esperado”
Cardoso destacó que la industria de Castilla y León resiste “mejor de lo esperado” porque la caída de un sector “tan importante” como la automoción, que representa el 45 por ciento del total de las exportaciones de la Comunidad, se ha visto compensado por otras industrias, que se han beneficiado de un contexto favorable, con pujanzas como las manufacturas, los alimentos, los bienes de equipos, los neumáticos y textiles.
La inflación, la incertidumbre y el menor dinamismo del mercado laboral a finales del año pasado habrían desacelerado el avance del consumo a nivel nacional. Sin embargo, en Castilla y León el crecimiento del gasto con tarjetas BBVA o en TPV de BBVA continuó aumentando en el cuarto trimestre de 2022 y se ha visto acelerado en los tres primeros meses de 2023. Tan sólo los gastos ligados al turismo y al ocio evidencian una mayor desaceleración en los dos últimos trimestres del año pasado.
“Más preparados” para la subida de tipos
Además, Cardoso consideró que los hogares y las empresas han mejorado su balance y están menos expuestos al aumento de los tipos de interés, hasta que el punto que las familias están “mejor preparadas” para enfrentarse al entorno del aumento de las cargas financieras. “Ahora, no estamos tan endeudados y la estructura de ese endeudamiento es muy diferente por que el 30 por ciento de las hipotecas están a tipo fijo y hoy se paga más por el principal que en intereses”, expuso.
También, auguró que la actividad económica de Castilla y León mejorará a medida que se acelere la ejecución de los fondos europeos. De hecho, el reparto de fondos europeos del React-UE y del Plan de Recuperación continúa avanzando y alcanza ya los 2,7 puntos del PIB nacional, pero con elevada heterogeneidad. En este sentido, la Comunidad se sitúa en un punto intermedio con un avance moderado hasta 2022 en la licitación de obra pública a través de estas ayudas. En cuanto a la inversión para la construcción de obra no residencial, en Castilla y León los visados de este tipo se han acelerado un 21 por ciento, cerca de la media nacional (23 por ciento) gracias también al impulso de los fondos europeos. Aunque todavía se sitúa lejos de la cifra prepandemia (33 por ciento).
Otros de los riesgos que puede “desafiar” a la economía regional, junto a la inflación, son el bajo dinamismo del mercado laboral y las dificultades de la oferta. De ahí que la tasa de paro solo se prevé que baje una décima este año. El BBVA también advierte del efecto que pueda tener en los próximos años la necesidad de reducir la deuda pública. La ejecución presupuestaria hasta el mes de noviembre apunta a un déficit autonómico que podría acabar en el uno del PIB regional , y por tanto, no corregiría los desequilibrios de años anteriores a pesar de los ingresos y los presupuestos de 2023 recogen un aumento del gasto con la llegada de los fondos europeos.
Por último, el economista jefe de BBVA Research se refirió, según Ical, a que la recuperación todavía se enfrenta a algunos obstáculos como la mayor volatilidad en los mercados financieros y el impacto que puede tener en los próximos meses la fuga de depósitos de los bancos regionales a los más grandes en Estados Unidos.