De Margarida aboga por explicar a la ciudadanía las decisiones económicas en base a "la seriedad y la honradez"

“Se requiere sentido común, porque se tiene que explicar muy bien a la ciudadanía qué es lo que está pasando y el porqué, dado que es el ciudadano el que sufre, al ser el que pierde el puesto de trabajo, paga mayores impuestos o disminuye su poder adquisitivo”.

Todas estas cuestiones se “sustentan en la base”, que tiene que estar cimentada en la “seriedad, honradez y sensatez” con el fin de acercar la economía a la población y combatir la desafección que existe en torno al ámbito político y financiero, plenamente unidos.

Así se mostró el presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, Juan Carlos de Margarida, quien ofreció una conferencia esta tarde organizada por el Foro de Empresarios de Castilla y León, la Fundación Schola y el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra.

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Aseguró que todo lo que se vaya a hacer tiene que ser con “lógica y muy bien explicado, y a ser posible sin ninguna cosa oscura, sino que sea lo más real”, porque cuando el ciudadano o los sectores sociales reclamen más información o explicaciones tiene que ofrecerse de “forma coherente, sencilla y entendible”, dijo.

De Margarida dejó claro que el político es gestor, ya que desde el primer momento que entra en política toma decisiones de reales decretos, leyes, cambios de normas y está gestionando la economía, el ámbito social, empresarial y sindical, inclusive.

“Está cambiando absolutamente todas las normas para adaptarlas para el bien común del ciudadano de cara a una mejor calidad de vida de las nuevas generaciones y así sostener los pilares suficientes en la actualidad para que el futuro sea, al menos, igual que lo que tenemos en estos momentos”.

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El político y gestor “no está simplemente para rellenar un espacio, sino para gestionar recursos, en muchos momentos escasos y en tiempos evidentemente muy convulsos”.

“Es muy importante que lo que los gestores políticos transmiten y aseveran lo cumplan, pese a que las realidades cambian y tenemos que adaptarnos a ellas, aunque deben de ser lo menos crudas posibles”, añadió.

“Las cosas pueden venir mal dadas y gestionarlas, pero también se pueden hacer mal y no saber gestionarlas y no reconocer el fallo. Tenemos las dos opciones y evidentemente se entremezclan en ciertos momentos cada una de ellas”, afirmó.

Señaló que todas las personas son humanas y se pueden equivocar, pero es necesario “reaccionar inmediatamente al error e intentar solventarlo”. Rechazó que se solvente haciendo una diferenciación con el resto de partidos o el resto de tendencias, sino ayudar entre todos en momentos clave para solucionar los problemas.

“No podemos ser los divinos en un momento determinado cuando realmente hay muchas cosas que sin el conjunto de los partidos políticos, de la sociedad y de los agentes sociales no se pueden lograr. Lo único que se hace es retrasar en el tiempo una solución que puede ser inmediata”.

Cambios y sentido común

El conferenciante destacó que existen muchos impactos que, de alguna forma, trastocan las decisiones, las cuales tienen que ser “muy rápidas”.

Es decir, las crisis constantes, bien sea de pandemia o económicas y financieras, así como por los conflictos bélicos y las elecciones presidenciales que existen en el mundo, que en 2024 se cifraron en unas 100 aproximadamente, puntualizó.

Entre la lógica que centró el conjunto de la conferencia, habló sobre el elevado endeudamiento que tiene tanto el Estado como las comunidades autónomas, lo que genera “alta vulnerabilidad”.

Y es que, en el caso de que “se produzcan tensiones en los mercados financieros de subida intereses en el momento determinado de la prima de riesgo, todos esos intereses que hay que pagar a mayores minorarán lo que son los presupuestos generales para prestar los servicios esenciales del Estado del bienestar.

Es por ello que “hay que maniobrar con mucho sentido común en ese tema”, remarcó.

También se refirió a la elevada fiscalidad que existe en este momento a nivel nacional y que se contradice muchas veces con el favorecimiento que tienen algunas comunidades autónomas o que pretenden hacer regiones como Castilla y León.

“Resulta que Castilla y León minora y la fiscalidad nacional incrementa. Entonces existe, podríamos decir, una falta de lógica y de sentido común en un momento determinado”, aseveró De Margarida.