C. Tabernero / ICAL
Los ganaderos del sur de Castilla y León, principalmente de la provincia de Salamanca, advierten de un aumento de los ataques de meloncillo en el último lustro, lo que está causando cada vez mayores trastornos en las explotaciones, que a la presencia del lobo y al crecimiento de los ataques de buitre suma la cada vez mayor población de este tipo de mangosta procedente del sur de España.
El meloncillo es un mamífero carnívoro, que principalmente se alimenta de otros pequeños mamíferos y de reptiles, cuyo origen se sitúa en la zona sur del Sahel, en el continente africano, pero que lleva varios siglos en la Península Ibérica, concretamente en la región suroccidental, si bien en los últimos años su presencia, que se circunscribía a Andalucía y al sur de Extremadura y Castilla-La Mancha, ha empezado a detectarse en el norte de estas dos últimas comunidades y en el sur de Castilla y León.
Así, tal y como explica a Ical el presidente de Asaja Salamanca, Juan Luis Delgado, su proliferación en las provincias del sur de Castilla y León, principalmente Salamanca y la zona suroccidental de Ávila, se ha dado “en los últimos cinco años”, en que los ganaderos han tenido “más constancia” de estas poblaciones por lo que la organización profesional agraria denuncia como ataques a la cabaña ganadera, en manada y principalmente cuando las vacas parturientas se encuentran dando a luz a los terneros.
“Ataca a los animales cuando están más débiles, sobre todo durante el parto, porque al estar inmóviles, no pueden escapar ni defenderse”, señala Delgado, explicando que las mordeduras “crean muchas pequeñas heridas que causan la muerte” tanto a la vaca como, principalmente, al ternero.
Dos de los ganaderos afectados, Ángel José Calderero y Javier Velázquez, explican con más detalle los ataques. Calderero, que cuenta con varias explotaciones en las localidades de Aldea del Obispo y Villar del Ciervo, en el oeste de la provincia salmantina, señala que el primero tuvo lugar sobre un ternero que “apareció sin cola” y que inicialmente pensó que era “culpa de los zorros”.
Sin embargo, en conversaciones con otros ganaderos de los municipios adyacentes a esta zona de Ciudad Rodrigo, comenzó a advertir la presencia del meloncillo y, desde entonces, durante los últimos seis años, afirma haber tenido ocho ataques de este animal que “actúa en manadas que se han adaptado a la zona y a atacar a los terneros recién nacidos y las vacas parturientas, cuando se acalostran, sobre todo en invierno y de día”.
Por su parte, Javier Velázquez revela que, en los dos años que lleva siendo titular de una explotación en San Pedro de Rozados, sus animales ya han recibido “dos ataques en esta última paridera” de un grupo “bastante grande” de meloncillos que “se reproducen rápido y son muy agresivos con los animales que ven indefensos”.
De hecho, Velázquez señala que en los dos ataques recibidos por este animal “le comieron el hocico, la lengua y las orejas al ternero nada más salir de la madre”, una vaca a la que esta manada de meloncillos también comió “la parte exterior de la vulva y las ubres”, provocando que “se tenga que sacrificar”, en un tipo de ataque que, como revela este ganadero salmantino, “los ganaderos de la zona comentan que cada vez tienen más”.
Gestión o indemnización
En la misma línea se expresa Calderero, que revela que “hace diez años era anecdótico tener un ataque de meloncillo, y ahora comienza a ser un problema serio para la ganadería de bravo, donde empieza a hacer daño”, dado que la zona del oeste salmantino es una de las regiones que más tipo de este ganado tiene en todo el país.
Y es que el meloncillo, como especie “superviviente, que se adapta a comer todo”, ha pasado de alimentarse, según estos ganaderos, de pequeños mamíferos como el conejo a terneros recién nacidos, por lo que “no solo hace daño a la ganadería sino a toda la fauna local”. No obstante, como explica Calderero, “el número de perdices y conejos ha bajado desde que apareció el meloncillo”, por lo que se muestra partidario de “permitir su caza” porque mientras que el lobo “es una especie autóctona y patrimonio de todos”, este tipo de mangosta “es una especie invasora y no pinta nada aquí”.
En este sentido, desde Asaja llevan varios meses denunciando la situación ante la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta para que “se actúe sobre esta especie”, dado que, al ser considerada invasora y no estar catalogada como cinegética, no se puede gestionar, dejando a los ganaderos “indefensos”.
“Las especies invasoras desplazan a las autóctonas y no entendemos que no haya gestión o control por parte de la Administración ante el repunte considerable de los ataques”, defiende el presidente de Asaja Salamanca, Juan Luis Delgado, que pide que si no la Junta “asuma los costes que supone al ganadero”, cifrados en el entorno de 300 euros por animal más el lucro cesante, dada la proliferación y la “presión” del meloncillo “durante los cuatro últimos años” en el sur de Castilla y León, concretamente en Salamanca y Ávila, puesto que como explica Delgado, “es donde mejor se están adaptando estos animales por las características de la dehesa”.
Denuncias para elaborar un censo
Sin embargo, el propio Delgado reconoce que, para que la Junta intervenga y asuma el control y la gestión del meloncillo, o la indemnización por los daños que causa, necesitan “datos” y, al no haber apenas denuncias, “es muy difícil que haya una compensación o que se permita la caza del meloncillo”, que Delgado circunscribiría a los cotos porque “por hobby, los cazadores pueden solucionar un problema que para otros es una desgracia”.
Al respecto, desde Asaja se comprometieron con la Consejería de Fomento y Medio Ambiente a tomar la iniciativa estadística y elaborar un censo de ataques tanto de buitre como de meloncillo, pero Delgado lamenta que “hay poca mentalidad por parte del ganadero” para denunciar ataques con fecha, fotos, la titularidad de la explotación y los animales atacados porque “de momento, aunque denuncie, no va a tener compensación”.
Es por ello que el presidente de Asaja Salamanca hace un llamamiento a los ganaderos que sufran este tipo de ataques para comunicarlo a la organización profesional agraria aunque no reciban compensación, porque la elaboración de ese censo permitirá “que haya conciencia de este problema por parte de la Administración” ante una situación que Delgado, como presidente de Asaja Salamanca pero también como ganadero de extensivo, califica como “cada vez más común” en las explotaciones ganaderas del sur de Castilla y León.