La sequía prolongada y las constantes advertencias de los profesionales del sector pecuario sobre el escenario que se cierne sobre las cosechas, ha obligado a la Conferencia Hidrográfica del Duero a adelantar en dos semanas las Juntas de Explotación ordinarias de inicio de campaña para los sistemas de Pisuerga y Bajo Duero.
En estas Juntas de Explotación se analizará la situación de los embalses de cada sistema y en función de las reservas de agua existentes se determinarán las dotaciones de referencia, así como la propuesta de volúmenes mínimos de embalse a conservar al final de la campaña, que se elevará después a la Comisión de Desembalse.
Al igual que lo ocurrido en años anteriores, en aquellos sistemas cuyos embalses se encuentran en situaciones más comprometidas, dichas dotaciones podrán revisarse durante la primavera en función de la climatología.
Asimismo, siguiendo con la línea habitual de las últimas campañas y siempre que se encuentre justificado, el Organismo tratará de flexibilizar el inicio de la campaña de riego antes de la fecha oficial del 1 de abril.
Los embalses del sistema Pisuerga, al 37,6%
En estos momentos, los embalses gestionados por la CHD se encuentran próximos al 63% de su capacidad total, con 1.808 hectómetros cúbicos de agua almacenados, lejos de los 2.381 hectómetros cúbicos que se almacenaban hace un año (83%), y casi cien hectómetros cúbicos por debajo de la media de los diez últimos años (1.911 hm3).
La situación en la cuenca del Duero es muy desigual, por lo que es necesario discernir por sistemas de explotación: la mejor situación se encuentra en los embalses leoneses de Porma y Riaño, así como en Ávila (Castro de las Cogotas), embalses que se encuentran en niveles superiores a la media de los últimos diez años.
En el otro extremo se sitúan los embalses de la provincia de Palencia, donde el sistema Carrión sólo llega al 46,9% y el Pisuerga se sitúa al 37,6%, un valor crítico que supone la mitad que hace justo un año (121 hm3 frente a 243 hm3).
En este escenario, resulta fundamental un cambio de tendencia de la climatología en la primavera para poder mejorar las expectativas de una campaña de riego que se encuentra lejos de estar garantizada en varios de los sistemas de la cuenca.