El campo vive su peor época. Los altos costes están siendo el quebradero de cabeza de los agricultores y ganaderos de Castilla y León. Las manifestaciones al grito de 'Si el campo no puede producir, la ciudad no podrá comer' se están convirtiendo en la única alternativa para que se les escuche. Un momento de gran preocupación para el sector.
El presidente de COAG Salamanca, José Manuel Cortés, ha hablado con EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León para contar en primera persona cuál es la situación en la que se encuentra como agricultor. "Es una gran incertidumbre porque no tenemos la certeza de que de lo que produzcamos, vayamos a ser capaces de obtener beneficios. Nos hundimos en la miseria", afirma Cortés.
La mirada se va a la guerra de Ucrania, que está siendo el objeto de muchos problemas. Sin embargo, “sí que hay una guerra, pero antes ya había unos costes de las materias primas altos. Se han disparado y no hay manera de sujetar una explotación con estos costes de producción”.
Uno de los factores que más está afectando al campo es la subida del precio de los carburantes. José Manuel Cortés asegura que antes hacía la campaña entre 0,7-0,8 euros el litro y ahora está en 1,4: "Nuestras máquinas tienen una media de consumo de 25 a 60 litros la hora; es decir, nos podemos gastar unos 90 euros por hora por tener el tractor, la cosechadora y toda la maquinaria necesaria".
El abono es vital, el elemento más importante para poder producir, y la subida del precio está dificultando a muchos agricultores el poder subsistir. Una materia que supone un coste de “700- 800 euros”. El año pasado, asegura que invirtió casi 20.000 euros en el abono, este año, está en 65.000 euros “habiendo recortado la dosis”. Sin embargo, aún queda el de primavera del que ya han visto que “los nitrogenados están a 1.000 euros la tonelada”. Una situación caótica para los agricultores de Castilla y León.
“En el contexto en el que nos movemos, la producción ha sido escasa”, afirma el agricultor. En las manifestaciones comienzan a mostrar su preocupación por el posible desabastecimiento de productos básicos. Ante la pregunta de: ¿cree que nos quedaremos sin algún producto? Cortés responde: “Veo difícil un desabastecimiento, pero los bancos de alimentos están escaseando. Esto va subiendo. Ha empezado el escalón más débil que son las familias vulnerables. Los siguientes serán los que solo trabaje un miembro de la familia, luego los dos, luego los de ingresos superiores, esto es una cadena de abajo hacia arriba. La voz de alarma ya la hemos dado. A la gente no le sobra nada y la comida menos porque lo primero es comer”.
Este agricultor lleva con la explotación desde el año 98, pero anteriormente su familia ya se dedicaba a ello. Toda una vida entregada al campo y confiesa que “no he visto un año donde tantos sectores estuvieran mal. No solo los de los cereales, sino que todos están pasando por una situación crítica”.
“Vamos a tratar de quedarnos como estamos. Yo normalmente tengo 150.000 kilos de trigo, este año se quedará en 50.000 kilos, porque no me puedo permitir gastar sin saber si voy a recuperar el dinero. Esto va a ser una economía de guerra y a ver cómo subsistimos. Trataremos de coger todas las ayudas que podamos y gastar lo menos posible”, afirma Cortés.
La sequía y los ataques del lobo
Un escenario “dantesco”. La sequía está causando estragos en las cosechas, causando una “crisis gravísima en el sector”. La primavera la tildan de “nefasta”. A todo ello, se suma el coste de la electricidad: “Se ha cuadruplicado. A la oficina llegan facturas de 26.000-30.000 euros; está siendo descomunal, horroroso”.
Los ataques del lobo a las explotaciones siguen siendo un gran problema: “Creo que no se nos tiene nada en cuenta. Hay ministerios que demuestran desprecio por el sector. El problema de la ganadería es la sequía, pero también vemos el absoluto desprecio que muestra la ministra Teresa Ribera con el lobo. En Salamanca tenemos 2-3 ataques de lobos todas las semanas, con ataques de hasta 25 ovejas en algún momento”.
Además de todo eso, “la indefensión que tenemos” puesto que cree que “se prioriza a los animales frente al bienestar de las personas”. Los profesionales del campo están al límite y a Cortés le consta que “habrá ganaderos que cuando llegue final de año, cerrarán la puerta”.
Falta de relevo
La falta de relevo en el campo es una realidad. Cada vez son menos los jóvenes que quieren dedicar su vida a un sector que, antiguamente, era uno de los más demandados. Pocas personas están dispuestas a adentrarse en la agricultura y ganadería.
Cortés asevera que llevan un año sin relevo, se encuentran en “un punto de pesimismo, de no retorno”. El resultado de esto augura que será que “las empresas de servicios se harán cargo de las explotaciones”.
“El capital que necesita un joven para arrancar en un proyecto es terrible. Este año empiezan a subir los tipos de interés, el financiarse. Veo muy difícil que, en este contexto en el que estamos, se pueda producir el relevo tan necesario y las promesas de Mañueco de incorporar a 5.000 jóvenes cada año. Nunca lo he visto tan complicado”, lamenta el agricultor.