El auge y caída de Cerealto Siro, que llegó a ser la empresa galletera más importante de España, se produce 31 años después de que la Compañía echara a andar, allá por 1991 en Venta de Baños, Palencia. El Grupo pasó de facturar casi 600 millones de euros en 2019 a arrastrar pérdidas por un importe de 47 millones y una deuda de 300 millones de euros.
La gigante galletera se enfrenta al peor de los capítulos vividos en las tres décadas de su existencia. Atrás, cuatro años registrando pérdidas, inversiones sin retorno y decisiones empresariales que han lastrado la competitividad de Cerealto Siro hasta verse obligada a ser rescatada por un fondo de inversión.
Desde el pasado mes de octubre, la empresa que dirige Juan Manuel González Serna ha trabajado intensamente por llegar a un acuerdo con los comités de empresa para modificar las condiciones laborales y adecuarlas a un marco más competitivo. Pero no era suficiente. La elevada deuda exigía, además, una inmediata inyección de liquidez que permitiera al Grupo continuar en el mercado. La empresa ya no ha podido abonar la nómina de mayo a sus trabajadores.
Tras meses de reuniones y propuestas, Biscuit International se postuló como el rescatador de Cerealto Siro. Así lo anunció el pasado mes de diciembre en exclusiva EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León. La operación estaba acordada pero, finalmente, el inversor propiedad del fondo de capital riesgo Platinum Equity, no se hizo cargo de la deuda que arrastra el Grupo.
La operación fue fallida y la Compañía anunció tres meses después un nuevo caballero blanco para la empresa palentina: los fondos de capital riesgo Davidson Kempner y Afendis Capital Management se harían con una participación mayoritaria del 75% de las acciones de Cerealto Siro.
Para que la operación se cerrara era necesario cumplir los puntos del acuerdo alcanzado. Lo primero, una una auditoría externa de la empresa y conseguir que los comités de empresa de las cuatro fábricas que mantiene en España, todas ellas en Castilla y León, suscribieran un Plan de Mejora de la Competitividad. En él se incluía una rebaja de media del 1,8% en sus salarios. El 25% de acciones restantes quedarían en manos del actual presidente del Grupo, González Serna.
Pero no hubo acuerdo. Tan sólo la planta de Aguilar de Campoo dijo 'sí' a modificar sus condiciones laborales a cambio de que Davidson y Afendis entraran en Cerealto Siro con 80 millones de euros para inyectar liquidez directa y otros 100 en inversiones. Los comités de Toro y Venta de Baños dijeron 'no'.
El pasado tres de junio y tras haber expirado cuatro días antes el plazo para conseguir ese acuerdo con la plantilla, EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León recibió a media tarde una filtración en la que el CEO del grupo, Luis Ángel López, informaba de que los fondos de inversión Davidson y Afendis rompían su acuerdo para adquirir el 75% de la compañía. Saltaban todas las alarmas. Sin la inyección económica acordada, Cerealto Siro quedaba al borde del cierre.
Fracaso de las negociaciones
De nada han valido las constantes reuniones que la dirección de Cerealto Siro ha mantenido durante casi un año con los comités de empresa de las cuatro plantas del grupo, de las cuales dependen 1.700 trabajadores, todos ellos en Castilla y León. Los trabajadores de las plantas de Venta de Baños y Toro dijeron 'no' a un sólo recorte de sus condiciones laborales. Sólo el comité de empresa de Aguilar de Campoo aceptó esas modificaciones.
Un escenario que animó a su principal competidor, Gullón, a intentar hacerse con Cerealto Siro el pasado mes de noviembre cuando lanzó una oferta no vinculante tras anunciar la galletera de Venta de Baños que no podía seguir haciéndose cargo de la deuda contraída con los bancos.
Se trata de una oferta que finalmente Gullón retiró para evitar problemas con la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), dado que superaba los límites de concentración que marca este organismo.
Cerealto Siro lleva un año buscando cómo solucionar sus problemas de deuda. La compañía arrastra un negativo de 299 millones de euros y ha dejado ya de pagar las nóminas de mayo de la plantilla. Atrás quedaron los años en los que la galletera llegó a dominar el mercado español con 15 plantas en todo el territorio nacional y 4.800 trabajadores.
Del cielo al infierno tras 30 años
La carrera ha sido meteórica. En 1991 nace Siro en Venta de Baños, Palencia, con la adquisición de Galletas Siro. En 2012 se constituye Cerealto para ampliar su nicho de negocio al sector de los cereales de desayuno y abre fábrica en Portugal e Italia. En 2015 la buena marcha de la compañía permite abrir plantas en Reino Unido y México.
En 2016 compran una nueva factoría en Portugal y se asientan en el país vecino en plena expansión empresarial. Ese mismo año, Siro Foods se encarga de gestionar el negocio internacional de la Compañía. Un año que el grupo cerraba con unas ventas de 544 millones de euros, lo que suponía un salto de un 10% con respecto a la facturación de 2011 con un Ebitda de 81 millones de euros.
Por entonces, Cerealto Siro se encontraba en el Top Ten de las empresas de alimentación de España hasta escalar al cuarto puesto en el ranking general de empresas de Merco.
En 2018 se fusionan Cerealto y Siro con el objetivo de centrar su negocio en galletas, cereales y pasta, y extenderlo internacionalmente. Mercadona seguiría siendo su principal cliente (firmaron el acuerdo en 1998 y llegó a destinar para la firma Hacendado casi el 90% de su producción) pero la galletera buscaba abrirse a nuevos mercados, manteniendo su buena relación con la firma valenciana pero sin depender tanto de ella.
Las ventas del grupo ese año ascendieron a 600 millones de euros, con 17 fábricas en todo el mundo (12 en España, dos en Portugal, y una en Reino Unido, Italia y Méjico) y sede principal en la palentina Venta de Baños.
Todo parece ir viento en popa para la compañía que preside Juan Manuel González Serna y el culmen del músculo empresarial de la galletera se produce cuando Grupo Siro (interproveedor de Mercadona en España) y Cerealto se integran en una sola multinacional.
Sin embargo, la Compañía comienza a registrar pérdidas en 2018 por su excesiva dependencia de la firma Hacendado cuando ésta decide dejar de expandirse y buscar nuevas fórmulas de crecimiento que no atraviesan por abrir nuevos centros.
Cerealto Siro alega, en cualquier caso, que el negocio no puede ser rentable con unos sobrecostes laborales por encima del 28% con respecto a la media de las empresas de este sector y un absentismo laboral de más de un 18%. Cifras que el comité de empresa niega rotundamente y que consideran sirven de camuflaje de las decisiones estratégicas tomadas en su día por la Compañía que tildan de "erróneas".
Ningún inversor quiere entrar si no hay acuerdo
Tras cuatro años registrando pérdidas y después de acumular un fondo de maniobra negativo de casi 300 millones de euros, Cerealto Siro encarga el pasado otoño a la consultora Alantra que busque un socio inversor que se haga cargo de esta deuda y acometa las inversiones necesarias para devolver la multinacional a los primeros puestos en fábricas de alimentación en España.
Biscuit International, propiedad del fondo de capital riesgo Platinum Equity, decidió apostar por hacerse con un paquete mayoritario de las acciones de Cerealto Siro tras descartar esta Compañía las otras 80 empresas de todo el mundo que mostraron su interés por entrar en el accionariado del Grupo palentino. Una operación que contaba con el visto bueno de Mercadona, dado que Biscuit también es proveedor de Juan Roig.
Sin embargo, la operación no llegó a cerrarse y Cerealto Siro anunció el pasado 11 de marzo un nuevo socio inversor, en este caso el formado por Davidson Kempner y Afendis Capital Management.
Desde el primer momento dejaron claro que el rescate a Siro pasaba porque la empresa fuera capaz de llegar a un acuerdo con los representantes de la plantilla para implantar un Plan de Mejora de la Competitividad con el que reposicionar a Siro en el mercado. Ningún inversor iba a entrar con 180 millones de euros a reflotar una compañía cuyas condiciones le sitúan fuera del marco competitivo con el que recuperar esa inversión con beneficios.
Los comités de empresa de Venta de Baños y Toro dijeron 'no' a este plan y de poco valió que la planta de Aguilar de Campoo aceptara esas nuevas condiciones. El pasado 3 de junio este periódico informaba apenas unos minutos después de que sucedieran los hechos, de que el propio CEO de la compañía comunicaba vía interna al Grupo, que los fondos de inversión se retiraban de la operación. El límite para tener firmado ese acuerdo había expirado el pasado 31 de mayo.
La situación obligó al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, a tomar cartas en el asunto y convocar el pasado jueves una reunión a tres bandas (Administración, comité de empresa y Compañía) para intentar llegar a una solución que evitara el cierre de Siro.
Tras más de hora y media de tensa reunión, los representantes de los trabajadores abandonaron la Consejería de Economía y Hacienda al grito de "sinvergüenzas" y "nos han engañado", para marchar a Madrid a reunirse con la ministra de Industria, la vallisoletana Reyes Maroto, como último cartucho que gastar para salvar el cierre de la empresa.
El Gobierno de Pedro Sánchez guardaba un as debajo de la manga: la ministra Maroto ya disponía de una nueva oferta por parte de Davidson y Afendis que podría recuperar la senda del acuerdo entre el fondo de capital riesgo y los trabajadores. La delegación del Gobierno tenía ya preparados en la sede de la Consejería de Economía de Valladolid los autobuses para llevar a los representantes de los trabajadores al Ministerio.
Pasadas las tres de la madrugada del viernes, la ministra consiguió templar los ánimos entre los trabajadores tras trasladarles una nueva oferta de Davidson Kempner y Afendis.
En ella se contempla mantener abierta la fábrica de Venta de Baños dos años más buscando devolverle a resultados competitivos, además de mejoras en las condiciones laborales que se habían fijado en un primer momento. Además, el principio de acuerdo contempla mantener la subida salarial del 2% hasta 2026.
Un éxito del Gobierno central que abre la puerta a que Cerealto Siro recupere la oferta de los fondos de inversión para dar oxígeno a sus cuentas y continuar en el mercado.
En busca de inversión privada, no pública
Fuentes a las que ha tenido acceso este periódico indican que la empresa no busca que la Junta de Castilla y León auxilie económicamente al Grupo sino que medie para que sea posible un acuerdo que permita a Davidson Kempner y Afendis Capital Management volver a apostar por la adquisición del 75% de la empresa palentina. En un último intento por cerrar el acuerdo, el fondo anunció a última hora de ayer una suma adicional de otros 12 millones de euros para reflotar la compañía, según informó la agencia Ical.
La cerealista puso encima de la mesa la condición de cerrar una de sus dos fábricas ubicadas en Venta de Baños por "falta de competitividad" tras lo cual ofreció al comité de empresa la recolocación del 100% de la plantilla en el resto de plantas de la multinacional. Las últimas negociaciones dirigidas por la ministra de Industria, Reyes Maroto, apuntan a que la fábrica podría mantenerse activa durante, al menos, dos años más.
Según ha podido confirmar este periódico, la Compañía no ha solicitado en ningún momento un concurso de acreedores y esperan poder salvar la situación hasta el último momento. De hecho, el presidente del Grupo, González Serna, llegó el pasado jueves a anunciar que estaba dispuesto a poner encima de la mesa su patrimonio personal para salvar la viabilidad de Cerealto Siro.
Proveedores (entre ellos Mercadona) y clientes se encuentran en una tensa espera hasta conocer si la Administración podrá reconducir una situación que, de no haber acuerdo, supondría el cierre de Cerealto Siro tras 31 años de actividad y liderazgo en España.
Davidson Kempner y Afendis exigen, de volver a la negociación para hacerse con la mayor parte del accionariado de la Compañía, que los números les garanticen la posibilidad de que el negocio vuelva a ser viable y haya un retorno de inversión. Y esa garantía atraviesa por el acuerdo con los comités de empresa de las plantas castellano y leonesas.
El futuro de Cerealto Siro depende ahora de que los trabajadores voten a favor de la nueva propuesta que consiguió arrancar in extremis la ministra Reyes Maroto tras el fallido intento de la Junta de Castilla y León por reconducir el conflicto.