Suelen decir que donde hay churros, hay alegría. Y razón no les falta porque este manjar apetece a cualquier hora y en cualquier momento. Los hay que lo prefieren a primera hora de la mañana, también hay personas que apuestan por merendarlos y, por supuesto, como cena o postre siempre son bienvenidos. Realmente nadie se atreve a decir 'no' a un buen churro.
Un alimento tradicional, sencillo y con unos ingredientes básicos que consigue conquistar a todo el mundo. Que logra convertir un mal día en bueno y que sirve como aliciente para muchas personas en una ardua jornada. Pero si alguien sabe, muy por encima del resto, de endulzar la vida de las personas es la empresa vallisoletana Industrias José Luis Blanco. Llevan desde 1958 haciendo este tesoro gastronómico y todo comenzó por casualidad.
José Luis, que ahora tiene 90 años, comenzó con un pequeño taller en el barrio de Las Delicias. En él, hacían piezas para vehículos como bombas de aceite o de agua. Pero no solo al sector del automóvil, sino a cualquier empresa. Sin embargo, lo más llamativo es que tenía un amigo con una churrería. Este padecía poliomielitis, lo que provocaba que le costara realizar trabajos como el volcado del agua hirviendo a causa de la cojera. Por ello, el empresario vallisoletano inventó un artilugio para que pudiera hacer esta función de manera más sencilla y así no tener que transportar la cazuela desde el fuego hasta el otro lado.
"Ahí apareció lo que denominó 'amasadora antecessor'. La primera de todas. Y desde ese momento no paró de crear cosas nuevas. Inventó la primera máquina automática del país, que curiosamente la transmisión estaba hecha con cadenas de bicicleta porque él había sido ciclista profesional", así recuerda su hija, y ahora gerente de la empresa, Belén Blanco los inicios de una empresa que hoy se encuentra en los cinco continentes.
Tanto en maquinaria automática como en amasadora específica de churrería fueron pioneros. Cuando Belén entró en la empresa familiar, le metió "el gusanillo" de hacer también una gama de churreras manuales, máquinas "muy tecnológicas y muy novedosas que minimizan el esfuerzo del trabajador". Tal fue su acogida que, a día de hoy, siguen siendo una de las más vendidas.
La innovación es su sello de identidad, lo que les ha ido acompañando en este proceso y les ha hecho llegar a lo más alto. Tal es así que, en 2009, cuando la tecnología estaba en pleno desarrollo, ellos ya tenían la primera máquina automática con control de pantalla táctil. Evolucionando hasta lo que tienen hoy en día, donde la conectividad está presente y pueden conectarse a alguna de las máquinas, aunque estén en la otra punta del mundo, para solucionar cualquier tipo de problema o duda que surja.
Una empresa que ha notado una grandísima evolución y es que, actualmente, están presentes en 110 mercados internacionales con países como Estados Unidos o Reino Unido como principales importadores. Un dato "curioso" dado que "no son países de tradición hispana donde el churro forma parte de su cultura". Pero también han logrado llegar a otras zonas del mundo como Guinea, Camerún, Nigeria, México o Chile, entre muchos otros.
Lo cierto es que este delicioso alimento nos ha acompañado siempre en nuestras vidas, siempre está ahí. "Están ligados a celebraciones, eventos o reuniones familiares. A momentos muy especiales", apostilla Blanco. Sin embargo, lamenta que siempre hayan tenido una connotación negativa en España: "Se habla de una forma despectiva. Como cuando dicen 'esto es un churro'. Y es una pena". Una realidad que no sucede en otros países, donde su significado es todo lo contrario, atribuido siempre a lo positivo.
Además, desde esta empresa vallisoletana experta en churros niegan que sea real el mito de que son perjudiciales para la salud. "No son tan malos como la gente piensa. En calorías están equiparados a cereales o pan de molde, incluso con menos calorías que un cruasán o galleta. No tienen aditivos, conservantes ni colorantes, se hacen en fresco. No tienen grasas saturadas y la masa, aunque no lo tengamos asociado, es salada, pese a que se vincule a lo dulce", explica.
Pero ¿cuál es el éxito de los churros? ¿qué es lo que hace que a todo el mundo le encanten? ¿hay algún truco para que salgan perfectos? Blanco confiesa que la clave es "la sencillez", un producto "muy neutro". Y para elaborarlos a la perfección no hay que hacer más que utilizar los ingredientes correctos. "Es recomendable trabajar con harinas de alta absorción de agua. Si no tienes buena harina, es difícil que salgan bien", afirma.
Además, anima a los ciudadanos a congelar los churros que compran en sus establecimientos de confianza y no a comprar los ya congelados o intentar hacerlos ellos en casa debido a su "peligrosidad".
Todo en uno
Lo que empezó siendo crear una máquina para hacer churros, ha terminado convirtiéndose en un todo en uno. En la actualidad, también cuentan con su propia marca donde ofrecen chocolate de cobertura, la propia harina, el aceite o, incluso, las bolsas o 'packaging'.
Una novedad que surgió de la necesidad de crear una buena imagen entre sus clientes dado que, hasta el momento, era "floja". Por ello, hace 15 años comenzaron a comercializar sus propios productos para dar un salto de calidad en el envase y poder "revalorizar" el producto.
Además, también ofrecen cursos para quienes les compran maquinaria con el fin de que sepan usarla correctamente. La gerente de Industrias José Luis Blanco asegura que se ha llegado a encontrar con personas de los cinco continentes en alguno de ellos. "Es muy enriquecedor porque recibimos a gente de todo el mundo. Trabajamos con el cliente final por lo general, hay poco distribuidor. Esto permite escuchar sus necesidades, demandas, cosas que mejorar o incorporar. Un 'feedback' que nos ayuda mucho a tener una amplia gama de máquinas o accesorios", añade.
José Luis, una mente privilegiada
José Luis fue el pionero, quien puso la primera piedra en este proyecto que ha ido creciendo hasta llegar al mundo entero. Lo cierto es que su mente es "privilegiada", como bien dice su hija. Y las pruebas lo demuestran. Fue él quien comenzó con todo, quien gracias a que su 'cabeza comenzó a maquinar' creó este imperio. Unas ideas que se han ido plasmando, siendo pioneras y que les han hecho llegar a lo más alto.
Él arrancó en 1958 y en el año 96, aproximadamente, fue cuando Belén se incorporó al negocio de manera oficial. Y es que desde bien pequeña ha "vivido en la churrería" porque su padre "siempre ha sido muy familiar" y, mientras trabajaba, estaba con ella y su madre cada día. Cuando se incorporó, eran un taller de siete personas y, actualmente, superan las 30 con una facturación que roza los tres millones, según el último ejercicio.
"Cuando entré, comencé con la idea de apostar por la publicidad y salir al exterior. Reconozco que mi padre siempre me ha dejado hacer y eso es algo que hay que valorar porque no siempre pasa. Yo le decía que había que hacer una máquina y él la inventaba. Se encargaba de plasmar mis realidades", asegura. Y es que, aunque no haya estado de acuerdo en todas las decisiones que Belén ha ido tomando, ella ha logrado demostrarle que eran acertadas.
Ahora, después de más de seis décadas, van por la tercera generación en la empresa familiar. Sus hijos se han adentrado también en este mundo tan maravilloso y sabroso. Un trabajo que, confiesa, sale adelante con éxito gracias a la "pasión e ilusión" que ponen cada día.
La primera mujer en recibir el premio Empresario del Año
Hace escasos días le concedieron el premio Especial de la 40º edición del 'Certamen Empresario' del Año de la Universidad de Valladolid. Una iniciativa de la Facultad de Comercio que rinde homenaje y destaca la labor de distintas empresas y entidades del tejido industrial y social.
Y nadie mejor que Belén Blanco para recibirlo, antigua alumna de empresariales de la UVa y primera mujer en ser galardonada con él. Un premio que se hará realidad el día 30, cuando se lo entreguen en mano. Un momento que reconoce con mucha emoción e ilusión: "Recuerdo que cuando me llamó el decano para decírmelo se me saltaron las lágrimas. Soy la primera mujer y es mi facultad. He vivido ese premio siendo alumna y ahora es para mí. Es un orgullo ser la primera mujer en tenerlo".
Y es que, tristemente, las mujeres siguen teniendo que competir por hacerse un hueco en el mundo empresarial y, sobre todo, en cuanto a industria se refiere. Recuerda que cuando su padre se jubiló, la gente creía que la empresa desaparecería porque no confiaban en que una mujer fuese capaz de sacarlo adelante. Ahora, con el increíble crecimiento que han experimentado, sonríe orgullosa recordando que su padre "siempre ha creído que las mujeres valemos igual o más que un hombre" y que ella ha demostrado "que sí podía".
En busca del emoji
Cansados de no poder encontrar su emoji favorito para comunicarse por redes sociales, han lanzado una campaña para solicitar que lo creen. Una idea que no es nueva porque hace años ya lo intentaron aunque no les salió bien del todo.
Esta vez, con la misma ilusión y ganas de sentirse representados, han vuelto a lanzar la petición para los amantes de los churros con el objetivo de poder hacer este sueño realidad.