Para los más jóvenes oír los nombres de ‘Orquesta Mondragón’ o Javier Gurruchaga les dice poco. Muy poco. O tienen alguna cultura musical o es como si les mencionaras una banda de amigos y un jugador del Athletic de Bilbao. Pero para lo que ya peinan canas es diferente. Es remontarse muchos años atrás y saber que su presencia es sinónimo de diversión, fiesta y risas.
La mítica banda española lleva desde 1976 alegrando muchos teatros, muchos recintos, muchas plazas. Como ha pasado en la Plaza Mayor de Valladolid. Porque el público vallisoletano pudo disfrutar de una orquesta en mayúsculas. Aquella que solo con una mirada sabe perfectamente lo que necesita la gente. Más cuando es Gurruchaga quien la dirige.
Con sus dos primeras canciones y el discurso previo recordando a los “caídos por el COVID”, ya se tenía ganado al público que llegó plenamente convencido que se lo iba a pasar bien. Algunos incluso rendidos a los pies del showman desde el minuto uno.
Javier Gurruchaga durante su actuación en la Plaza Mayor
Y es que aunque su voz nunca haya sido prodigiosa sí que ha tenido capacidad para llegar a dónde otros no lo hacen. Lo demostró con el ‘Stand by me’. Con el ‘Imagine’ de John Lennon. Con esas versiones muy propias que siempre lo acompañan y que sirven para poner el tono serio en sus actuaciones.
La fiesta fue con ‘Caperucita feroz’, ‘Tica tac’ o el mítico ‘Corazón de melón’. Esas melodías que todos hemos tarareado, al menos los más ‘veteranos’. en alguna ocasión y que en el escenario rompían con el romanticismo de las canciones que canta en inglés.
Una mezcla a las que poco se atreven pero que la ‘Orquesta Mondragón’ sabe hacerlo a la perfección. Sin ningún complejo. Porque Gurruchaga nunca los ha tenido ni les tendrá. Fueron pasando las canciones y el show no paró. Los aplausos no paraban al terminar cada interpretación y la gente cada vez disfrutó más. Con tranquilidad, eso sí, como no se harto de repetir el cantante vasco.
Porque, aunque las cosas vayan bien, la gente sabe que no se puede bajar la guardia. Y tampoco lo hizo en este concierto. Nuevamente todas las normas se cumplieron a rajatabla y todos los vallisoletanos que tenían su entrada, sin excepción, demostraron que, con distancia de seguridad, mascarilla y sin levantarse, también se pueden divertir. Todavían restan ocho conciertos más para seguir con ello. La Plaza Mayor les espera.