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Opinión

La ciudadanía en manos de la irresponsabilidad atrevida

1 marzo, 2017 10:43

En los últimos días he venido padeciendo la difamación que personas que tienen demasiado que callar realizan sobre mi persona, la cual, por supuesto, cuenta con defectos, virtudes, aciertos y errores, no se pretende ser perfecta, sería muy aburrido.

Hay personas que inventan mentiras sobre otras, y os preguntaréis, ¿por qué? La respuesta viene de la mano de mi querido George Orwell, que decía: “Para hacer cumplir las mentiras del presente, es necesario borrar las verdades del pasado”, y cuando se pretende eliminar el acceso a la goma de borrar esas verdades, pero quien la tiene es quien no pretende usarla, comienzan las difamaciones para ver si suelta la goma de borrar a la fuerza.

No todo el mundo está capacitado para ejercer como cargo público, ya que muchos confunden términos. Unos confunden la vocación con el esclavismo, otros el ostentar el poder con utilizarle para fines propios y lucrativos, la negociación con el chantaje, y hay quienes, por confundir, se confunden a ellos mismos.

Mi familia, mis profesores y todas las buenas personas que han ocupado parte de mi vida, me han inculcado unos fuertes valores, no claudicar ante la injusticia, no permitir que nadie pise a nadie, pero mucho menos, y de esto tiene bastante culpa el ser socialista, permitir que si alguien con un ápice de poder pretende aprovecharse de quienes no lo tienen, eso hay que evitarlo y combatirlo.

Pues bien, en esa segunda parte me encuentro ahora mismo, en defender la verdad, la del pasado, y la del presente. En no dejar que nadie se aproveche de las personas que necesitan ayuda, que aún conservan un ápice de esperanza.

La demagogia barata sobre los salarios que se perciben por parte de las personas que nos dedicamos a la política, genera titulares, pero ¿qué titulares genera la mejora de la educación? ¿De la cultura? ¿De la inversión en educación? Ya os lo digo yo, pocos o casi ninguno, ya que lo social no vende, pero lo importante es que atiende y da salida a muchas personas que no tienen voz, y a quienes estamos al frente de las instituciones, y de forma modesta, pretendemos dársela.

La ciudadanía es quien “paga el pato” de los errores, los revanchismos, personalismos e intenciones de “borrar las verdades del pasado”, la única consecuencia que generan quienes son los abanderados del altruismo, la entrega, dedicación y el “todo por mi pueblo”, es que aquellas personas que necesitan ayuda no puedan obtenerla.

Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento, y sin duda los irresponsables que evitan el desarrollo social, teniendo en sus manos el poder para generarlo, son realmente atrevidos.