Libros: lectores, autores
En el maremágnum de este inmenso mar, empecemos haciéndonos unas preguntas, según Google, en 2010 existían ciento treinta millones de libros, se supone que ahora más. Ciertamente, no conozco, al menos yo, cuánto tanto por ciento, son de literatura, y del resto de saberes.
En este concepto, el Quijote solo sería uno de esos ciento treinta millones, y todas las ediciones, miles a lo largo de los siglos, cuentan como solo un libro.
En segundo lugar, un lector, que lea un libro a la semana, decían que Unamuno leía dos a la semana, un lector con un libro a la semana, aunque sea pequeño, hay que leerlo y meditarlo y pensarlo, al final de su existencia, cincuenta años de lectura, pongamos por caso, puede leer dos mil quinientos libros, pongamos tres mil. Deduzcamos e induzcamos de estos dos presupuestos o pilares algunas cuestiones:
Entre las muchas deducciones o inducciones, es que no tenemos tiempo material, nada más que para leer dos mil o tres mil libros, y eso, si lees-piensas-reflexionas uno a la semana.
Si a eso añadimos, que cada persona, según su profesión-vocación-oficio tiene que leer, sobre una materia especial, hay que disminuir, diríamos de los libros en general.
Sin negar que algunos libros, quizás una docena o veintena, sean libros constantes, de cabecera, que se vuelve una vez y otra vez, durante años. Que esos, pueden ser leídos, por una persona, no una, sino tres o diez veces. O son libros de constante lectura, especialmente, entrarían en esta categoría los libros sagrados de cada tradición religiosa, o los grandes libros ideológicos de las diferentes ideologías.
Es obvio y evidente, que sería urgente, que en cada categoría, grupos de expertos y especialistas, nos indicasen, cuáles son los cien libros o mil libros, canon o escalas o listas de las obras maestras o más necesarias. Ya que la vida es corta, los libros son inmensos en cantidad, y el tiempo es limitado, dos mil libros o tres mil, lo menos que la racionalidad indicaría, es que los grupos de expertos del mundo, de todo el mundo, nos indicarán los cien libros más importantes en matemáticas, en filosofía, en literatura, en y en… ¡Que usted y yo deberíamos leer-pensar, porque puede suceder, que leamos, poco o mucho, pero encima, la mitad, por poner una cifra que es secundario o de quinta categoría…!
Esto sin contar ahora, diríamos “libros o acumulación de libros, de textos que formarían libros, en las redes e Internet, y los libros que están durmiendo en los cajones de madera de los escritorios o en los vientres de la ballena de los ordenadores personales, o de Internet”.
Por lo cual, debemos deducir-inducir, que los grandes críticos, lectores de editoriales, profesores universitarios, “puede que doblen la cantidad de libros que hayan leído o lean”, sin contar los que se repasan, los que se miran por encima, los que se hojean, los que se leen unas páginas o algún capítulo, los que se empiezan y se dejan en las primeras páginas o capítulos, etc.
Es decir, este grupo de lectores expertos, o que su oficio es éste, porque sean profesores, especialistas, expertos, críticos, lectores de editoriales, etc. Puede que esa cantidad se eleve al doble o al triple, es decir, se enfrenten, a dos o tres libros a la semana. Sin contar, que tienen obligación de leer otros materiales, periódicos, artículos de toda índole, informes, exámenes, etc.
¿Seamos serios, ante la eterna pregunta, que hoy no se perdería un Quijote que tantos pregonan? ¿Es decir, una obra maestra?
Debemos aceptar, dos variables esenciales, no sabemos hoy, lo que sería una obra maestra, porque si es maestra, puede traer consigo enormes cantidades de innovación y no ser aceptada, en segundo lugar, puede ser creada-diseñada-inventada en cualquier lugar del mundo, en cualquier lengua, y ser difundida por Internet, o ser enviada a mil editoriales, o a ninguna o casi ninguna, o haber tenido una edición mínima, o tan modesta que puede ser olvidada…
Dicho de otro modo, ante esta pregunta, la enorme cantidad de autores, la enorme cantidad de producción existente, la enorme cantidad de producción nueva, y los que las persona que filtran y valoran la información, críticos y expertos y lectores de editoriales, solo pueden leer o pensar, dos o tres libros a la semana, hoy tendríamos que deducir o inducir, que si se puede perder, estar perdiéndose una obra maestra o, o incluso más de una obra maestra por cada generación y, y posiblemente en cada especialidad o saber…
Ante esta enorme cantidad de material cultural, sin contar otros medios de información, diríamos audiovisuales, documentales, películas, televisión, Internet, etc. Existe una barahúnda enorme de información y datos. Lo cual, no solo puede suceder, que se pierdan obras maestras, o se escriban, incluso se realicen pequeñas ediciones, y después sean olvidadas, sino que innovaciones, preguntas, cuestiones, nuevas respuestas, que pueden dormir o estar en los senos de millones de libros, una página o una idea, también se pierdan en la enorme montaña de datos.
¿Qué hacer para que no se pierda algo que pueda ser verdadero o innovador o nuevo, sea un nuevo argumento o pregunta o dato o razonamiento…?
Lo he indicado ya muchas veces, es absolutamente necesario, para dar un salto cualitativo en la información y en la memoria humana, y en el saber humano, que se creen grupos de expertos, que según materias, ante toda pregunta, recopilen todas las razones y argumentos, a favor y en contra, de occidente y oriente. Y así de ese modo, no se pierda, en un libro de doscientas hojas, una nueva razón. Así cambie la estructura del conocimiento, de la recogida y de la presentación…
O dicho de otro modo, en pocas obras, unas docenas por saber, se acumule lo esencial de todos los conocimientos. Y cualquier lector, acercándose a cada uno de ellos, según materias, entienda, lo esencial y lo accidental de cada pregunta o cuestión…
En cuanto a los autores, si son honestos y serios y profundos, deben aspirar, aunque no lo consigan, a realizar, una obra, que pueda estar entre las mil más importantes, una de las mil obras maestras, en su especialidad, sea literatura o sea poesía o sea teatro o sea filosofía o sea lo que sea.
Digo, debe intentar o aspirar, otra cosa es que lo consiga, incluso quizás consiguiéndolo, no se reconozca. Porque es la única manera, de intentar crear o encontrar nuevas verdades y bondades y bellezas y racionalidades y utilidades… ¡Ahora, si no lo consigue, que eso será lo normal, no debe desesperarse, él o ella ha intentado realizar un producto serio y profundo, pero, pero el valor de lo producido ya tendrán que decirlo los demás, coetáneos, y si sobrevive la obra, los que continúan o vendrán en el tiempo, en las próximas generaciones…!
Google, ya que ha hecho el cálculo de averiguar cuántos libros existen en el mundo, hagan lo mismo con todos los parámetros y vectores culturales, cuántas obras de arte, cuántas pinturas, cuántos libros según especialidades o saberes distintos, cuántos artículos periodísticos, cuánto de cada factor cultural… ¡Y por tanto, lo mismo es aplicable a todo saber o arte o actividad humana cultural…!
De todo lo anterior, para terminar, porque un artículo periodístico es un producto limitado en cantidad de palabras, de todo lo anterior se deducen e inducen, docenas de aspectos, de nuevas preguntas y nuevas respuestas, nuevos datos… ¡Quizás, sea esa una de sus obligaciones, ante si mismo, ante los demás, es decir, seguir haciéndose preguntas y recoger observaciones y percepciones y datos ante este tema, porque este es esencial para entender su mundo…!
Pero, pero una de ellas, que puede ser dramática, es que en el fondo, nosotros somos hijos o abuelos de cien libros o cien obras, o de cien grandes citas o ideas y, y durante toda la existencia, repetimos esas cien máximas, contenidas en cien libros o en cien documentos culturales (películas, datos, hechos) que se entremezclan con nuestras vivencias y experiencias, con la endoculturación cultural y ambiental y familiar dónde hayamos empezado a respirar, espacio y tiempo y sociedad y cultura y época e ideologías predominantes…
Y, y si eres autor, y sientes la frustración del fracaso, debes pensar, que son muchos los llamados y pocos los escogidos, que tu obligación termina cuándo lo difundes-publicas, sea en una edición de diez ejemplares o de un millón o sea en Internet, ya depende de los demás, si recogen ese guante o no, si es que pueden hacerlo, con la enorme cantidad de producción cultural, a y en todos los saberse, a y en todos los medios y formatos… Millones de granos de arroz, y unos cientos son de oro o de platino o de plata y el resto de cereal o de arena o de piedra o…
Por último, como conclusión, deberíamos plantearnos, que la gestión cultural, tanto de la producción o de la difusión, quizás sea muy primitiva, y por tanto muy deficiente, y por consecuencia, quizás se pierda mucha información, preguntas y datos y argumentos, en multitud de saberes, por lo cual, deberíamos plantearnos, primero, que no se pierda nada de lo que se fabrica, sea tenido ese producto de alta o baja calidad, segundo, buscar sistemas mundiales para la recogida de datos, e información más racionales, más empíricos, y más extensivos…
Porque la información es esencial, para que el conocimiento avance, hacia una cultura más profunda y seria y verdadera y bondadosa y útil, y, por otro lado, esto es determinante, para que la civilización y la especie humana sobreviva… ¡Y esto, si es esencial y determinante! ¡Y quizás, estemos en un sueño de la dimensión irracional del ser humano, adornada con un poco de racionalidad cultural, que a su vez, es enormemente limitada, es decir, una cantidad limitada de información de la totalidad existente, y quizás, también, una limitación de limitación de la verdadera…!
¿Somos como seres que dormimos o medio dormimos, como Calderón nos indicó, en un mar enorme de datos y de hechos y de emociones y de percepciones, estamos casi dormidos y soñamos y durmientes y perdidos en el mundo de dentro-interior y de fuera-exterior…? ¡De todas formas, como usted posiblemente, haya leído muy deprisa este artículo, y no lo volverá a leer, me temo, que solo deducirá un diez o veinte por ciento de todas las consecuencias…! ¡Paz y paz y pan y bien!