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Opinión

Carta a Mariano y a su partido

6 junio, 2018 18:52

 Llegaste en el peor momento. Tenías España en ruina por la acción del memo-solemne y te tocó empezar a aplicar recortes a los ciudadanos de forma feroz, para evitar una intervención europea aún más cruel y dolorosa.                          No lo explicaste, y la comunicación con los ciudadanos no funcionó, lo que se unió al hecho de que ni a los tuyos, ni a los demás políticos, le aplicaste la misma carga de presión, ni siquiera como un gesto de comprensión, de la que nos sometías, redujiste vuestras prebendas.   El caldo de cultivo para odiarte estaba generado y ni tú, ni los tuyos, hacíais algo que no fuera el desprecio, el menosprecio y el engreimiento, el plasma, los malos modos, la lejanía de los “perritos sin alma”.

En este “sin Dios” , ni siquiera miraste a la masa social que te votaba para darle los objetivos políticos que ellos te pedían, no tocabas el aborto, no luchabas contra la unión homosexual con posibilidad de adopción, no regenerabas la forma de elección del Poder Judicial, no buscabas la forma de unificar la educación en todas las comunidades autónomas ni implementabas políticas educativas de libertad, no reducías las subvenciones a los partidos políticos y sindicatos, no obligabas a una gestión sanitaria seria, eficaz y unificada, no hacías cumplir la Sentencias en Cataluña y permitías el crecimiento del nacionalismo, no liberalizabas los medios de comunicación y aceptabas un práctico monopolio multicanal en manos del extranjero y de la izquierda potenciadora de la canalla, y así un largo etcétera.

Nos aplicaste una química que nos permitía empezar a salir de la crisis, pero ni nos lo explicaste, ni os aplicasteis la misma medicina, ni hiciste nada para agradar a los propios y conseguías el odio de los adversos. Eso sí, cuando alguien te lo decía, te criticaba, tu contestación era sólo me queréis echar y os unís todos contra mí. Que no Mariano, que entre las críticas las hay de quienes te odian y de quienes quieren que cambies para bien, tu problema es la caterva de “putillas y chaperines” que por unos metales venderían a los suyos, pues hemos de reconocer que el señorío y la dignidad que tú tienes ya quisieran, siquiera olerla, la turbamulta que te expulsa.

El problema de tu formación es que admitiste, entre tus líneas directivas, personas que no han demostrado su valía, que no tienen nicho al que volver el día que dejen la política, que acuden a servirse y no a servir. Y, así, surge la corrupción, la ponzoña y la falta de solvencia que os atenaza y, mientras la política no tenga entre sus dirigentes lo mejor, lo más valioso, aquello que no venga a comer de la política sino a recibir el reconocimiento público, no acabaremos ni con la corrupción ni con la inconsistencia intelectual.

Te has ido, algunos creen que tú eras el problema y no quieren ver, no les interesa ver, no desean que nadie lo vea, que el problema son ellos, están en las provincias, en las comunidades y en tu en rededor, son esa lacra macular, que se ha enroscado en los partidos, y en el tuyo de forma muy clara, pues en él, junto con la ponzoña, hay verdaderos líderes a los que no dejan salir.

Ahora, para recuperar posiciones y, sobre todo, para regenerar la política, reconducir la nueva formación, es preciso un cambio profundo de cabecillas, de líneas dirigentes y de cuadros de mandos que superen lo que existe en el momento presente, que renueve desde la solvencia para limpiar, dar lustre y empoderamiento necesario para crecer.