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Opinión

Transversalidad de la violencia

6 junio, 2019 13:19

Cuando te enfrentas ante situaciones de violencia ejercida por un varón sobre una mujer, no alcanzas a comprender qué defecto mental se puede producir en ese hombre y sientes la máxima repulsión, no solo por el hecho de que un ser humano infrinja daño a otro, sino por la prevalencia de la superioridad física que pueda existir y el sentimiento de propiedad que subyace en esa acción.           Los que ya calzamos unos añitos, recordamos cómo en el colegio, en la familia, en la sociedad machista en la que vivíamos, se tildaba de cobarde al que no defendía a una mujer y de canalla al que levantaba la mano a estas.

Curiosamente, en un momento social de repulsa a la agresión del varón y en el que se ha desarrollado una legislación de género, amén de gastar miles de millones de euros, nuestros jóvenes son cada día más agresivos y ellas mucho más sumisas a situaciones de intromisión que lo eran nuestras mujeres e incluso nuestras madres.

No menos repulsivo resulta el hecho, no infrecuente, de que la mujer agreda o dé muerte a su pareja como medio o forma de librarse de ella y/o de acabar una relación.

Por más que nos empeñemos, la violencia en el seno de la familia está incrementándose de forma exponencial fruto de la falta de preparación de las parejas para asumir responsabilidades, el cada día más incrementado sistema de deconstrucción familiar, que deja secuelas que sufren la situación y la mala gestión que de ella se deriva y que son los niños, los menores fruto de esas relaciones y que son utilizados como instrumento de lucha y no como seres humanos independientes de las circunstancias que sólo las viven, pero no ocasionan en ningún caso.

de un tiempo a esta parte se están descubriendo asesinatos o acciones violentas de padres y madres a los menores que padecen la misma sin intervención o con una intervención mínima por parte de la sociedad, que intenta ocultarlas con el visillo del trastorno mental en el caso de ser las madres o fruto de la violencia de género; pero, espeluznados, no somos conscientes de evaluar que el riesgo y la violencia no es una acción genuina de un género, ni de una edad, ni de una circunstancia concreta, sino que es el fruto de una educación que ha quedado fuera de la esfera familiar  y  que, el nivel de violencia social y hedonismo personal, impiden un desarrollo efectivo y óptimo.

No menos oculto, ni por ello menos grave, se encuentra el caso de los ancianos a los que se abandona, agrede, maltrata, perjudica o se aprovechan de ellos y su debilidad, sin que sean más que meras reseñas en un triste informativo.

Los sistemas efectuados para la protección de las víctimas de violencia de género, en una lucha inexistente de sexos, no deben de retirarse, ni de bajar la guardia, ni de acabar con la labor realizada, sino que deben de reorientarse, fortalecerse y redirigirse a la violencia, la sumisión, el abandono o perjuicio del débil, a cubrir las necesidades de protección en el seno de la familia, sea de donde sea la proveniencia.         El hecho de que la legislación de género, en una fórmula inconstitucional -por más que aceptada por el TC-, provoque una discriminación en contra del varón, que es considerado culpable por el sólo hecho de serlo, no debe combatirse con la derogación de la norma, sino por medio de una reorientación por la que se impida bajar la guardia y ampliar su objeto a la violencia en el seno de la familia o de la pareja, implementando sistemas de gestión que amparen a las víctimas, independientemente de la situación, sexo, edad o circunstancia. La violencia es violencia, independientemente de lo que tenga entre las piernas el violento o la edad de la víctima.

Existen factores psicológicos que generan el suicidio del agresor, factores propios del alcohol y las drogas en muchos de los casos de violencia, la defectuosa regulación de las separaciones y el uso de los menores y/o ancianos, faltas graves en el sistema educativo y otros factores endógenos y exógenos de cada situación; pero, lo cierto es que la preocupación debe de ser extrema.