La situación que vive Castilla y León, España, Europa y el mundo global no es de chiste. Por mucha gracia que puedan hacer algunos 'fakes', bulos o bromas de mal gusto, estamos en emergencia sanitaria y, también, como no podía ser de otra manera en este orbe de la globalización, económica. Es más, la propia Junta de Castilla y León solicita al Gobierno de España la declaración de Estado de Alarma. Todos los gobiernos están tomándose el asunto del Covid-19 -es decir, el coronavirus- de otra manera totalmente diferente a los primeros días cuando se creían que era un tema chino. Es ese dicho de 'mientras a mí no me toque'... pero nos ha tocado a todos y de lleno.

Es momento de la civilidad, de la responsabilidad ciudadana, de pensar en uno y en los demás, en los demás y en uno. El virus no conoce de edades, estratos, famas, ricos o pobres. Todos somos más que vulnerables a contagiarnos y, lo peor, a contagiar. Por eso debemos apelar y tomarmos con total responsabilidad las consignas realizadas por las autoridades, sin importar los colores, las fobias ni las filias. Es cuestión de todos.

Esta guerra contra el virus que llegó de China, considerado ya una pandemia por la OMS porque afecta a casi toda la totalidad de los países, solo se ganará si hacemos caso a las más elementales normas de sociabilidad. Así, la primera y más importante, en estos días quedarnos en casa a no ser de urgente necesidad tener que salir a la calle. Por eso el tag #QuedateEnCasa que están promoviendo los servicios médicos y administraciones sanitarias. Así ni nos contagiamos ni, en caso contrario, contagiar. Cómo no, lavarse las manos con jabón asiduamente -ya decía un amigo, "lavarse las manos ha salvado más vidas que la penicilina"-. Y de ahí para abajo, otras muchas normas que todos conocemos, como no acudir a centros hospitalarios salvo excepciones de necesidad.

Es de verdadero escándalo la psicosis de miles de personas aprovisionándose de alimentos y útiles caseros como si con ello fuera el fin de los tiempos en las calles. Se están desabasteciendo los supermercados a marchas forzadas, sin necesidad alguna. Eso sí, qué negocio más redondo para las grandes superficies. Cierran por las noches vacíos, y a la mañana siguienten están llenos a rebosar. Ni una indicación, ni una medida... es bochornoso este asunto. Menos mal que el Gobierno ha tomado medidas y figará precios máximos en productos de necesidad. La voracidad de las grandes superficies no tiene límites, aprovechándose de una psicosis que, ellas mismas saben, no es más que custión de uno o dos meses.

La Sanidad Pública, la joya de la corona



Quién lo iba a decir, allá por los años 2000-20015, quienes defenestraban, liquidaban y echaban todas sus bilis contra la Sanidad Pública, hoy se erigen como baluartes de la misma. En estos días de emergencia sanitaria se dan cuenta del incalculable valor que tiene un servicio público de sanidad digno, eficiente, completo, solvente y bien financiado y gestionado. ¿Dónde está la sanidad privada en estos momentos? Incluso, advierte la Comisión Nacional del Mercado de Valores, tomará medidas contra la subida de los seguros privados... La Sanidad Pública está cargando sobres sus denostadas espaldas todo el trabajo y el coste -altísimo- de lucha contra esta pandemia. Y lo hace como siempre lo ha hecho, con responsabilidad, eficacia, trabajo, esmero, educación y muchas dosis de tranquilidad. Ellos sí son los verdaderos héroes, incluso, como sabemos, exponiéndose más que nadie al contagio.

Ahora toca cumplir con las recomendaciones de las autoridades y servicios sanitarios -no los bulos ni los chismes que circulan por internet-. Toca hacer país -señor Casado-, y caminar hombro con hombro, porque de esta saldremos, no lo duden, y en un periodo más corto -si todos compluminos con nuestras obligaciones de ciudadanos- antes de lo previsto. Llegarán días para hacer balance, pedir responsabilidades, hacer crítica, aprender, aprender mucho de lo que se hizo mal y quedarnos con la eseñanza de lo bueno para el futuro. Sí, responsabilidades, pero primero empezamos, en su momento, por los que destrozaron la Sanidad Pública, ay!