La sanidad en España, ese juguete roto
La sanidad en España es como ese juguete que apacigua la necesidad de ocio de unos niños y que todos se echan la culpa por estropearlo.
Algunos políticos actúan como esos niños malcriados, contestones, irrespetuosos, mal encarados, para nada solidarios y en absoluto responsables. Buscan solo, a ver de qué manera, se quitan la culpa de encima....
No, yo no fui, fue Illa.
¡No, no! yo tampoco lo he roto, fue Iglesias.
¡No, no! fue el PP con sus recortes.
¡No, no! fue el PSOE que ordeno hacer recortes en sanidad en el verano pasado.
¡No, no! seguro que fue la Ayuso.
Algunos son incluso mucho más atrevidos…No fuimos nosotros, ha sido el propio juguete, él solito se ha roto.
Esta respuesta desesperada -por infantil- es la que algunos políticos regionales -tan lejos y tan cerca- se han atrevido a verbalizar, movimiento de bífidas y venenosas lenguas:
¿Por qué se han infectado tantos sanitarios?
“Habrán sido ellos en sus casas o en sus viajes o en su ocio”.
Esto dicho en boca de unos niños puede resultar gracioso, una respuesta a la desesperada cuando no, defensa imposible, en todo caso insultante, que indica su culpabilidad y dicho en boca de un responsable político, es además ruin y miserable; debería haber supuesto el cese inmediato, no esperar a la dimisión como la que se produjo en Aragón. Su consejera: (para los sanitarios era un "estímulo" fabricar sus propios EPIS). No, no era un estímulo, era fabricar a la desesperada y en precario con sus conocimientos los EPIS que no llegaban para protegerse y seguir salvando vidas.
Es que ha sido tan variopinta la indumentaria que hemos pasado del carnaval a la feria de abril y durante este periodo unas fallas permanentes donde se ha quemado todo, incluso la dignidad del ser humano.
Pero mucho más allá de dimes y diretes, acusaciones veladas y no tan veladas y estupideces varias, lo que ha demostrado esta crisis pandémica es que el sistema de salud es algo tan importante para la existencia misma del estado del bienestar y por consiguiente la existencia de la figura jurídica y política del mismo Estado, el “ESTADO” así, con mayúsculas.
¡Que no!, no se puede dejar en manos de los políticos, al menos de sus exclusivas manos.
Al final, como se ha demostrado, la sanidad pública (y esto mismo pienso del sistema educativo) ambos dos, son utilizados como un trasto para tirárselo a la cabeza del adversario político en sus rencillas y trifulcas, al fin y al cabo, argumento para tratar de alcanzar el poder.
Visto con la lógica eficiencia y atendiendo a la realidad, la ejecución, la traslación a la sociedad de esos derechos, repito…no debería ser exclusiva de la acción política, su ejecución debe estar supeditada a la supervisión y actuación de todo el conjunto de la sociedad por medio de un organismo que la gestione con criterios técnicos y no políticos, pero, sobre todo, que se gestione con responsabilidad.
¿dejarían, ahora mismo, la gestión de la sanidad pública a los políticos actuales y, visto lo visto, a los políticos que están por venir?
Yo, rotundamente no.
Lo que ayer fue una simple observación, en un artículo anterior los hechos acaecidos, las actitudes que los políticos en general tienen, a la hora de tratar el sistema sanitario en esta pandemia, me han llevado a exigir que la gestión de la sanidad tiene que estar lo más alejada de las manos de los políticos y esa labor tiene que nacer primero, de una exigencia de los ciudadanos y de un partido valiente que lo proponga. Hasta ese momento que dios nos coja confesados porque esto no para de hincharse.
Hemos conocido estos días que la Fundación Príncipe de Asturias ha concedido a los sanitarios el premio a la concordia por su labor en esta pandemia. Yo desde aquí voy a rectificar a esta Fundación para reconocer la labor importante y principal, pero no única, de los sanitarios.
Este premio se le debería conceder al mundo hospitalario en general, desde el centro de salud más pequeño (aquí hago mención, por lo que me toca, a la labor realizada por los profesionales del Centro de Salud de Calzada de Valdunciel) hasta el hospital más grande; pero el reconocimiento debería ir para todos aquellos que, dentro de sus labores y competencias, han sostenido la atención sanitaria, todos: médicos, enfermeras, celadores, limpiadoras, administradores, electricistas, fontaneros, lavanderos, cocineros y otros servicios, todos de alguna u otra forma, unos más que otros, han estado expuestos al riesgo sanitario de enfermar. Sirva esto como reconocimiento sincero de vuestra labor un recuerdo de los profesionales fallecidos, y consuelo y condolencia sincera para familiares y compañeros. Gracias a todos.