¿Quién está detrás?
¿Quién está detrás de los grupos de vándalos que atacan a la Policía, queman contenedores, cortan calles y asaltan y roban comercios? Es una pregunta cuya respuesta, tras los interrogatorios a los sesenta radicales detenidos, puede que conozca ya el ministro del Interior. Pero su silencio está dando pie a todo tipo de conjeturas y atribuciones interesadas.
Por el modo de operar de los provocadores de los disturbios en la capital catalana y en Madrid, por su estética y por el equipo que algunos portaban recordaban a los grupúsculos antisistema ultraizquierdistas. En otros sitios parecía que eran radicales de extrema derecha, hooligans futboleros y también gentes que niegan la pandemia. Alguna fuente apunta a que también había individuos relacionada con los negocios de la noche, un sector particularmente perjudicado por las restricciones que impone el toque de queda. Visto el ambiente social creado por las medidas de confinamiento y no siendo descartable nuevos actos de vandalismo es urgente que queden claras las posibles conexiones políticas de los autores de los disturbios.
Ya digo que para salir de dudas y no alimentar de manera interesada la confusión como lo ha hecho el vicepresidente Pablo Iglesias (Podemos) atribuyendo, sin pruebas, la autoría de los actos vandálicos a la extrema derecha. Y, en el otro extremo, Santiago Abascal (Vox) --también sin pruebas-- acusando a la extrema izquierda de estar detrás los altercados intentando, según dice, sabotear las protestas contra el confinamiento.
¿A quién creer? En la duda, la información. De ahí la necesidad de que el ministro Fernando Grande-Marlaska aclare las cosas informando cuanto antes de las conclusiones a las que ha llegado la Policía tras interrogar a los detenidos en el transcurso de los disturbios. Es urgente saber de dónde vienen las amenazas porque tal y como están las cosas no es descartable que vuelvan a repetirse los actos de vandalismo mezclados con saqueos como los que hemos visto en Logroño o Barcelona.
O los ataques sufridos por los agentes de la Policía en Burgos, Madrid, Oviedo, Valencia, Murcia, Granada, Santander, Málaga, Vitoria o Bilbao. La pandemia está agudizando otros males de fondo que aquejan a los españoles. Una sociedad confinada que mayoritariamente respeta la ley pero que según reflejan las encuestas ha perdido la confianza en sus gobernantes.