Tiempos de traca
La traca, en el argot popular de mi tierra, La Ribera de la Raya salmantina, es la rueda que gira y gira desprendiendo chispas de fuego y, a su vez, explosiona pequeños tacos de pólvora y dinamita, comúnmente durante las fiestas, es decir, en días de juerga. Pues eso es lo que asiste a la política de nuestros días, representada, principalmente, en el Congreso de los Diputados y las Cortes de Castilla y León donde don Luis Fuentes sigue a lo suyo en esa nave a la deriva que veremos si llega a buen puerto o se estrella antes contra las rocas.
De traca es la intervención de Pablo Casado en el pleno de comparecencia del presidente, Pedro Sánchez, para informar del estado de alarma. Para el líder de los populares, de estado de alarma, nada. Sin papeles se le ve más suelto, pero su discurso fue deshilvanado sin ningún rigor, cogiendo dinamita de un lado y otro, pero eran explosiones con fuga. Llegó hasta decir que en España, esa "república social comunista bolivariana" -parecía que hablaba Abascal-, estaban en peligro las libertades. Y se le quedó la cara tal cual. Fue a más cuando volvió con ETA -que desapareció hace 10 años, por suerte- paseando las muertes como si solo fueran suyas. Y le dio igual. Volvió a la carga con Esquerra Republicana y Bildu, como si la cosa no fuera con su gente. Y se le quedó el rostro tal cual. No es menos cierto que desde que abandonó el poder el PP, Cataluña entró en una paz social y política que necesitaba. Bajar la tensión en la calle se hacía necesario, y, al menos, los allí presentes lo atestiguan, se vive cierta calma social, aunque la política vendrá con las elecciones, pero sin esas algarabías que tanto gustarían a algunos líderes para reafirmar su acoso al poder democrático.
Un debate, en suma, en el que se hizo un recorrido por todos los fallos del Gobierno y previsiones erróneas desde el principio de la pandemia, incluida la “ocultación” del número de fallecidos, aunque sean las comunidades autónomas las que aportan los datos. El meollo de la discusión está en la historia e idiosincrasia de los socios del presidente. Comunistas, bolivarianos y filoetarras. “Una porrusalda”, según el portavoz del PNV, Aitor Esteban, por ser un guiso en el que cabe todo, similar al contenido del debate. O un “potaje canario”, a decir del portavoz de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. La mezcla de temas llevó al presidente a utilizar un par de minutos la ironía y casi la risa para ridiculizar los augurios de que España camina hacia una república comunista y bolivariana. El tono jocoso le valió la reprimenda de Casado. Por varias veces, el presidente miró a sus rivales, puso la mejor de sus sonrisas sarcásticas y parodió la letanía habitual de la derecha: “Este Gobierno socialcomunista, totalitario, bolivariano, judeomasónico, financiado por George Soros...” y, claro, levantó las iras de la bancada popular. Pero es que la sesión, si se mira desde el lado menos cruel, fue toda una parodia de malas palabras, mentiras y sandeces que no se las cree ni el alumno más retrasado de la clase de Infantil. Y Casado con el rostro como el plomo. Abascal, el líder de Vox desaparecido de la escena desde que perdió la moción de censura, llegó hasta decir "gobierno socialdelincuente", pero a este -que proviene de los gabinetes de Aguirre, desde los que se ha ganado la mamandurria toda la vida sin dar un palo al agua- no hace falta que se le quedara el rostro de plomo, nunca se le ve una sonrisa cual persona agria y cabreada todo el día.
La traca no explosiona solo en la carrera de San Jerónimo, que ya no en la Cumbre de mi pueblo, sino en las Cortes de Castilla y León, donde se conceden medallas a no se sabe qué -salvo el centenario- por lo que tendrían que dársela a todas aquellas personas trabajadoras que cumplieran 100 años, pero por servicios a la sociedad parece todo un dislate. Y el señor Fuentes, que busca seguir navegando con su barca, como Remedios Amaya en Eurovisión, que se fue a pique, decíamos que el señor Fuentes -diana en su día- bien lo sabe y sufrido qué es el servicio a la sociedad. Pues eso, que a buen entendedor, don Luis, pocas palabras bastan... ¿o no se dice así por San Pelayo de Guareña?, ay!
ÚLTIMA HORA | Por cierto, de traca es también el intento de Juan Carlos de Borbón de regresar a La Zarzuela por Navidad, no a rendir cuentas ante Hacienda y la Justicia como cualquier españolito de a pie. Pero no. El rey emérito no vendrá a España durante las fiestas navideñas. Juan Carlos I ha manifestado a varias personas de su entorno que, debido a la situación creada por la pandemia y dado que pertenece a un grupo de riesgo (tiene 82 años) ha decidido permanecer en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos, donde las libertades -señor Casado sí brillan por su ausencia-), donde se encuentra desde agosto pasado, cuando abandonó España.