El discurso del Rey
Como imaginará el lector, no me voy a referir a la espléndida película que dirigida por Tomàs Hooper se estrenó en 2010 y que algunos tuvimos el privilegio de ver en primicia en nuestra Seminci, en la que un logopeda ayuda a corregir el tartamudeo del rey Jorge VI, sino al tan esperado discurso de nuestro rey Felipe VI la pasada Nochebuena, en la que han sido muchos los que han intentado intervenir en su contenido pero no han conseguido doblegar a la Corona.
Hace una semana, mi amigo Santos Garcia Catalán me invitaba a escribir un artículo sobre la presencia del rey Felipe VI en la inauguración de la exposición-homenaje a Azaña montada en la Biblioteca Nacional. Después de pensármelo y revisar la gestión de Azaña al frente de la Segunda República, preferí declinar su oferta. Entiendo la presencia del Jefe del Estado en aquél acto, algo que fue criticado por extremistas de uno y otro signo, ignorando que la agenda del Rey está controlada por la presidencia del Gobierno ¿O es que alguien cree que Zarzuela programó los viajes del Rey a Cuba y Bolivia hace semanas, eligiendo además para acompañarle como ministro de jornada al impresentable perjuro vicepresidente segundo del Gobierno?
Sería conveniente que los críticos con las presencias o ausencias del Rey en determinados actos y entre estas últimas cabe destacar la de la “entrega de credenciales” a los nuevos jueces en Barcelona y que fue lamentada por el propio Consejo General del Poder Judicial... pero volvamos al discurso de Nochebuena.
La mayoría de los comentarios que he tenido oportunidad de revisar en esta mañana del día 25, respecto del discurso del Rey, lo consideran como un discurso impecable y moderado, como vienen siendo los discursos de este monarca en los últimos siete años. Y modestamente coincido con estos comentarios.
Centró su intervención en un análisis de la situación sanitaria, económica y social que se viene viviendo en nuestro país desde el pasado mes de marzo con ocasión de la pandemia: el virus ha traído sufrimiento, tristeza o temor” para, después de hacer un homenaje a las víctimas mortales y un reconocimiento al personal sanitario, a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Seguridad del Estado que tanto esfuerzo han venido haciendo en estos meses, afirmó que España no puede permitirse una generación perdida y que es imprescindible la unión de todos para recuperar el empleo y la reconstrucción económica que nuestro país necesita, para combatir el desempleo, la precariedad en el empleo y el cierre de negocios, y que todo ello puede y debe hacerse dentro de la Constitución, con el respaldo ciudadano y el apoyo de la Unión Europea.
Reivindicó los principios éticos, por encima de cualquier consideración familiar, que “obligan a todos sin excepción alguna, alusión que algunos quieren referir en exclusiva al rey Juan Carlos, pero que yo creo hacía extensiva al Gobierno de España, y muy especialmente a quienes desde dentro del mismo, olvidan su promesa de cumplir y hacer cumplir la Constitución con lealtad al Rey... algo que parecen haber olvidado los podemitas integrados en el Gobierno social comunista que padecemos.
Desde la política, el PP, Vox y Cs han valorado muy positivamente el discurso real, el PSOE de momento guarda silencio, aunque el visto bueno al texto real dado desde Moncloa muestra su conformidad con el mismo, aunque no lograran meter en él ni la pluma ni la tijera. Por el contrario, y como era de esperar, los socios del presimiente: ERC, Bildu, PNV, JXCAT: y Errejón, y por supuesto los podemitas de uno y otro apellido, lo han censurado duramente, lo que viene a confirmar lo acertado del mismo.
Como respuesta, Unidas-Podemos se ha apresurado a presentar en las Cortes un proyecto de ley sobre la Corona, algo innecesario porque ya está regulado en la Constitución e inoportuno por el momento político que vivimos.
¿Alguien duda del papel que se reservaría a la Corona con estos redactores de por medio?
Afortunadamente, hasta las encuestas de Tezanos confirman un incremento notable del respaldo a la Monarquía y muy particularmente al rey Felipe VI. Convendría recordar a Pablo Iglesias las palabras de Santiago Carrillo en la Transición: el dilema no es Monarquía o República, sino dictadura o libertad. Y cada vez somos más los que conocemos las preferencias de los podemitas.
Termino deseando a todos una Feliz Navidad y que los Reyes Magos nos traigan salud y vacunas para todos.